Un sector de la población ayer se manifestó, con el nuevo presidente a la cabeza, en contra del regreso de Zelaya a Honduras y para reiterar su posición de que no ha habido un golpe de Estado en ese país centroamericano. En un país polarizado como lo está Honduras, los simpatizantes de Zelaya reunieron ayer una buena cantidad de manifestantes en una espontánea marcha, en coincidencia con la llegada de Insulza, el titular del organismo interamericano. A diferencia de la marcha de la que participaron los adherentes al golpe, en la de apoyo a Zelaya la seguridad fue muy fuerte: se dispusieron dos vallados entre policías y militares.