Ese día Sergio se levantó más temprano de lo habitual. Eran las 5.30 y en su casa se respiraba angustia. Priscila, su hija de 1 año y 6 meses, continuaba internada y los pronósticos no eran buenos.

El hombre recuerda que un delirio lo sacó de la cama. Que se fue al comedor a rezar. Que para alumbrarse encendió una vela. Y que lo que pasó después hasta el día de hoy le moviliza hasta las fibras.

"Me puse a pedirle a Dios por Priscila. Abrí la Biblia y me puse a rezar por ella a la luz de la vela", cuenta hoy Sergio Schiany (36).

Habían pasado unos minutos cuando el momento íntimo se rompió a causa de un sorprendente detalle. Hoy el hombre lo cuenta con tono naturalizador, pero ese día no podía creer lo que estaba viendo. Era creer o reventar.

En proceso. El momento en que se formaba el ángel de cera en la vela.

"En vez de caer la cera hacia abajo se deslizaba hacia el costado. En un momento se formó esa figura hasta que se cayó. Cuando lo vi en detenimiento me dí cuenta que era un ángel, un pequeño angelito. Eso me marcó, fue como una señal, como que mi bebé ya era un angelito", dice. Increíblemente Priscila murió a las pocas horas.

Creer o reventar. La cera formó la figura de un ángel.

Además de fotos, videos y las cositas de ella que aún hay en la casa, el ángel de cera se ha convertido para la familia en una especie de reliquia. Con eso la recuerdan, sienten que los acompaña. Sergio hasta le colocó un nombre: "El angelito de Priscila".

Reliquia. Sergio Schiany, padre de Priscila, junto a la figura.

"Lo conservo con mucho cuidado y con mucho amor, es una señal, es un mimo, es un detalle muy lindo de ese día", cuenta.

La figura está guardada en una caja plástica en la que venían unos auriculares y ahora una vecina les regaló una almohadilla roja para que repose en una superficia acolchonada. Sergio tiene pensado mandar a hacer un cofre de vidrio o algo por el estilo, e idear algún sistema para que la figura mantenga su forma y no se distorsione con el calor. Por el momento un viejo ropero bastante grande cumple la función y la mantiene fresca.

"Tengo al ángel guardado en mi habitación, en el ropero, por el momento allí se conserva bien. A veces viene gente a querer verlo y lo muestro. Es increíble, es una imgean muy perfecta", concluye el hombre, que día a día hace todo lo posible superar la partida de la pequeña.

 EL ACCIDENTE 

Priscila Schiany Fragapane (1 año y 6 meses) había quedado al borde de la muerte alrededor de las 14 del domingo 16 de agosto pasado, a causa de un accidente en el frente de su casa en el 299 de la calle San Lorenzo, en la Villa Alcira, Albardón, en el que estuvo involucrado Sergio, su padre. En un principio se dijo que el hombre la había atropellado sin querer con la camioneta de su trabajo, pero luego él mismo lo desmintió. "Yo no atropellé a mi hija. Ella se apoyó en el portón de atrás de la camioneta y cuando salí ella cayó de espalda al piso y se golpeó la cabecita", había explicado.

La versión que habían dado los familiares indicaba que durante la semana había sido el cumpleaños de Anabella Fragapane, madre de Priscila, y que ese domingo se juntaban a festejar.

Dolor. La partida de Priscila generó mucho dolor en la comunidad albardonera y en toda la provincia.

La desgracia ocurrió cuando Sergio fue a la casa a dejar la torta. El hombre trabaja en una carnicería y había ido en una camioneta Fiat Qubo de la firma a hacer eso y luego se iba a dejar el vehículo a la casa de su patrón. "Le pasó la torta por la ventanilla a Anabella. Parece que la bebé salió detrás de ella y ninguno de los dos la vio", había relatado a este diario Silvia Díaz, abuela de la pequeña y suegra de Sergio.

Una vez que el hombre puso primera, a los metros lo detuvieron los gritos de su mujer. Priscila estaba tendida en la calle y perdía sangre por la cabeza. El día del hecho y en los posteriores, entre los vecinos circularon muchas versiones. Nadie se explicaba cómo la criatura había terminado tan grave. El padre luego brindó su versión: "Yo no atropellé a mi hija. Ella se apoyó en el portón de atrás de la camioneta y cuando salí ella cayó de espalda al piso y se golpeó la cabecita".

Lo concreto es que Sergio de inmediato se bajó y, en medio de la desesperación, cargó a Priscila en la misma Qubo y partió con una vecina al hospital departamental, desde donde la derivaron en ambulancia al Rawson.

El parte médico cuando ingresó Priscila indicó que presentaba traumatismo encéfalo craneano grave, con herida cortante en el cuero cabelludo, y politraumatismo. A las horas fue operada de la cabeza.

El 1 de septiembre, horas después de que se formara el ángel de cera, falleció.