Adrenalina pura. Horacio Turner no tenía miedo. Saltaba en moto para dar show, en la década del "60.

Horacio Guillermo Turner tiene 53 años, es el hijo de Willy y trabaja en la administración de una fábrica de calzados. Desde su casa de San Isidro, Buenos Aires, habló con DIARIO DE CUYO y recordó aquel doloroso 30 de abril de 1984. "Había salido de la escuela y cuando llegué a casa vi la cara de mi mamá. Sabía que había pasado algo malo. Me dijo que papá había tenido un accidente en la filmación, como para suavizar, pero al rato ya me dijo que había muerto. Nunca viajamos a San Juan. El 2 de mayo lo velamos y empezaron los años más terribles de nuestras vidas. A mi mamá le sigue doliendo pese a tanto tiempo; yo de a poco fui curando las heridas: me quedé sin papá tal vez en los años que más lo hubiese disfrutado", se lamentó Horacio.

"La vida nos cambió para siempre. Éramos una familia feliz, que vivía bien pero sin lujos. Y de repente nos quedamos sin papá, yo estaba terminando la secundaria y al tiempo debí abandonar la facultad, ambos empezamos a trabajar. Eso sí, Casares nos ayudó siempre, jamás nos dejó solos", apuntó.

Con Los Rompecoches. En los espectáculos que daba antes de trabajar en publicidad, Turner ponía los autos en dos ruedas.

Horacio recuerda a su padre no sólo por las locuras que hacía en las publicidades: "Tenía una sensibilidad especial para manejar, puro talento y pura audacia. Por eso en los shows con Los Rompecoches hasta atravesaba aros de fuegos en moto o en el taller era capaz de entrar por el portón, cruzar el auto y encajarlo perfectamente en la fosa. Yo lo acompañé a varias filmaciones, incluida la del Hércules. Como era natural en mi familia que mi papá hiciera comerciales, a otros no iba porque podían ser muchas horas y me aburría. Hoy lo veo a la distancia y me digo: pero cómo me perdí todo eso".

"Por entonces mi viejo hacía dos o tres comerciales por año. Era una época en la que los anuncios de ese tipo generaban mucha expectativa, se pasaban en los cines y en la tele eran muy esperados. Fue una etapa hermosa de la publicidad argentina. Es más, en mis cumpleaños, la diversión era que mi viejo armara el proyector y pasara los comerciales de autos en los que había estado, porque si bien la del avión era la más popular, hizo para muchos autos y modelos antes de la exclusividad con Ford", apuntó Horacio.

Turner y su mamá no conocen la Pampa del Leoncito ni San Juan. "Dicen que San Juan es una provincia muy bonita y quizás algún día la visite. No asocio San Juan con el dolor porque lo que pasó tenía que pasar, para mí una cosa no tiene que ver con la otra. Como mi papá creo que no hubo ningún otro en el rubro, era único. Después de su muerte ya no se hicieron más las publicidades de ese tipo con autos. ¡Mi viejo atravesó un tren de cargas con un Taunus! Eso ya no se ve o lo hacen con efectos especiales. Murió como le gustaba y me consuela saber que se estaba divirtiendo mientras manejaba aquella Sierra", confesó.