En el ajedrez, el alfil es considerado una pieza menor, pero nunca débil. Básicamente, su función es salvaguardar las casillas del color en el cual está. Ésta es una definición que le calzaría a la perfección a José Ignacio de la Roza, el primer Teniente Gobernador que tuvo la provincia y que fue colocado en ese puesto por José de San Martín, según el historiador Rubén Guzmán. La designación no fue azarosa. El Libertador lo escogió para que, lejos del campo de batalla, cuidara la retaguardia de la ciudad y desde allí gestionara desde cañones hasta la construcción de hospitales. Esto es lo que dejó al descubierto una carta que Guzmán guarda dentro de su colección epistolar.

La misiva tiene fecha del 26 de noviembre de 1816 y está firmada por Ignacio de la Roza. Lo que pidió a través de esa carta fue, entre otras cosas, madera para construir los ejes de los cañones. Pero por entonces, a la cordillera San Martín no había dispuesto llevar esa clase de armamento. Entonces, ¿por qué de la Roza quería armar esos cañones? La respuesta la dio Guzmán. “El Teniente Gobernador tuvo una misión específica y que fue cubrir la retaguardia del Libertador. Ese pedido se hizo en noviembre y San Martín comenzó su travesía a la cordillera en enero del año siguiente”, dijo el historiador. De la Roza escribió en esa carta que era indispensable contar con madera de lapacho para fabricar los ejes de las ruedas de los cañones. Lo que hizo fue comenzar a custodiar a la ciudad luego de que San Martín cruzara Los Andes para cumplir su propósito final que fue vencer al ejército Realista, según contó Guzmán.

De la Roza se entregó por entero a la tarea de colaborar con los planes de San Juan. Para el ejército de Los Andes dio gran parte de su cuantiosa fortuna e impuso contribuciones al vecindario para colaborar con San Martín. Las dos oportunidades en que San Martín estuvo en San Juan fueron propicias para mantener con él conversaciones y planteos referentes a la campaña en preparación. De la Roza pudo realizar el único gobierno estable por aquella época, un tiempo conmovido por los estruendos de la guerra emancipadora. A él se le debe además que San Juan tuviese en el Congreso de Tucumán a Fray Justo Santa María de Oro y Narciso Lapida.

Este hombre nació en una familia de abolengo colonial. Estudió en Córdoba y en Chile para luego regresar a San Juan, su tierra natal. En 1815 asumió como Teniente Gobernador de esta provincia. A pesar de que su contribución a la formación del Ejército de los Andes fue sumamente importante, fue destituido y enviado al destierro. Como muchos próceres argentinos, murió pobre en otro país.

Estrategia sanmartiniana

San Martín fue un líder estratégico. No dejó nada al azar. La designación de Ignacio de la Roza como Teniente Gobernador de San Juan, tuvo su finalidad. El Libertador lo conocía bien y sabía hasta dónde ese hombre era capaz de dar todo por defender su patria. Pero también era consciente que por su formación, lo ideal era que se desempeñara en un puesto clave lejos del campo de batalla. Así fue que de la Roza le cubrió la retaguardia. Esto sucedió a la vez que San Martín puso en práctica una de las estrategias bélicas más perfectas.

Lo que hizo fue llevar a cabo 6 cruces distintos a través de la cordillera de Los Andes para distraer y dispersar al ejército Realista. Así logró su triunfo en la batalla de Chacabuco en febrero de 1817, el puntapié para continuar con la liberación hasta Perú.