La última tanda de ‘Calvados extra añejo de Calingasta’ que salieron de San Juan, lo hicieron por remate público y ocurrió en el 2000. Se trató de 4.500 botellas que fueron compradas por un sola persona y por la irrisoria cifra de 1,80 pesos por botella (en góndola podía valer en esa época unos 25 pesos). Según da cuenta la edición del 4 de marzo de ese año de DIARIO DE CUYO, el vendedor fue un viejo empleado de la destilería -Gregorio Daniel Allende- que se quedó con las botellas para cobrarse una vieja deuda. En el remate hubo 4 interesados y quedó en manos de Néstor Fabián Robles, un hombre desconocido que, según explicaron en su momento, representaba los intereses de un acaudalado empresario porteño que prefirió resguardar su identidad.

En la actualidad, en el reconocido sitio web ‘De Remate.com’, una persona de Capital Federal ofrece un puñado de botellas (no especifica cuántas), que fueron envasadas en 1983 y con etiqueta de legitimidad, en el fabuloso valor de 500 pesos la unidad.