Lugo, un ex obispo católico, hizo historia en Paraguay al llegar a la presidencia cambiando el signo político del país tras seis décadas. El mandatario de ideas socialistas desafió al Vaticano al dejar los hábitos para sumergirse en la política. Ahora es acusado por un conflicto mortal entre campesinos y fuerzas de seguridad. Su presidencia estuvo lejos de navegar aguas calmas: debió batallar contra su cáncer, acusaciones de paternidad que terminaron con el reconocimiento de dos hijos y contra un Congreso donde su coalición siempre actuó en minoría.