Para que un caso sea considerado autóctono, la infección debió haber sido adquirida localmente, sin haber estado en otras zonas de contagio, ni en contacto con infectados. 

Domingo "Chueco" Ibiza (76) no es transportista, ni fue repatriado. Supuestamente tampoco estuvo en contacto con algún contagiado. Por eso, además de ser el infectado con coronavirus número 23 de San Juan, se lo considera el primer caso autóctono en la provincia.

La detección de su contagio disparó por primera vez el Plan de Seguridad ante la Posible Circulación Viral, cuya medida inicial fue el bloqueo de su barrio, el Justo P. Castro 1 de Caucete.

Luego se aisló otro barrio caucetero, después uno en Santa Lucía y todos los que siguieron: un brote de casos (ya se superó la barrera de los 160) que obligó al Gobierno de Uñac a tomar la decisión de regresar a Fase 1, la de aislamiento más estricto, con más de 5.000 policías en las calles.

Ahora bien, ¿qué pasó? ¿Cómo fue posible que de la noche a la mañana se echara a perder el privilegiado estatus sanitario que ostentaba la provincia? En la conferencia de prensa del pasado viernes, Uñac apuntó a que todo probablemente es consecuencia de una persona que ingresó a San Juan burlando los corredores sanitarios oficiales. "El no apego a las normas de alguno o algunos, ha determinado que una persona que haya ingresado a la provincia, generó un contagio que motivó a que los casi 800 mil sanjuaninos pasemos a Fase 1", dijo puntualmente el gobernador.

Es por eso que la familia de Domingo Ibiza quedó en el ojo de la tormenta, en medio de versiones que los acusan de "haber traído el virus". En Caucete, tierra donde las hipótesis no oficiales corren como reguero de pólvora, se dijo por ejemplo que habían visto por la zona a una hija del anciano, que reside en Salta. También se rumoreó que su hijo José había ido a buscar leña a otra provincia (algunos dijeron a San Luis, otros a La Rioja).

Lo concreto es que a la fecha en Salud Pública no sabe a ciencia cierta el nexo epidemiológico.

Ahora, en una charla a fondo con este diario, José Ibiza, hijo del caso 23, repasó con detalles la enfermedad de su padre, brindó sus hipótesis y dio muestras de esperanza.

 UN "RESFRÍO" 

Domingo Ibiza, más conocido como "Chueco", hasta antes del 9 de agosto pasado andaba bien. Llevaba una vida normal, sin sobresaltos, con los achaques obvios de sus 76 años, con el inevitable desgaste físico de trabajar toda su vida. Dedicó gran parte de la misma a la venta de leña, con un corralón bien parado sobre la Ruta 270, frente al Barrio Justo Castro 1. En diciembre último, la edad, un problema en las rodillas que lo obligaba a caminar con bastón y algunas cuentas que no cerraban lo llevaron a despedirse del local, del que se hizo cargo un muchacho que lo ayudaba. Pero Domingo no se desligó del todo, pues sus ganas de seguir activo -como le pasa a muchos ancianos, pese a que cobran la jubilación- lo pujaron a que en el arreglo que hizo con el empleado acordara llevarse a su casa algo de leña para continuar vendiendo en ese lugar.

El negocio le duró desde diciembre hasta este mes, cuando su salud se deterioró. Su hijo José especuló que el episodio en el que comenzó todo fue una mañana muy fría de la primera semana de agosto en la que Domingo salió tapado con un toallón a cambiar la garrafa. "Yo calculo que ahí se engripó, desde ahí empezó mal", dijo.

Esa semana estuvo regular y el domingo 9 se vino abajo. "Se empezó a sentir muy mal, estaba medio descompensado, deshidratado, le faltaba el aire. Fue la primera vez que lo llevé al Hospital de Caucete", afirmó el hijo.

Amor. Domingo Ibiza rodeado de afecto. Hoy está internado, en grave estado.

Aquel día, Domingo ingresó a eso de las 19 por el sector de Urgencias. Le hicieron placas, le sacaron sangre y lo dejaron internado, con suero y conectado a un tubo de oxígeno. A la madrugada siguiente, el lunes a eso de las 4, le dieron el alta. "Me lo traje. Me dijeron que era un resfrío, que estaba deshidratado. Me recetaron una medicina y un expectorante", señaló José.

Los días posteriores el anciano no mostró mejoría. "Empezó con que no se quería parar, comenzó a usar silla de ruedas, estaba más o menos. Yo le preguntaba 'papá, ¿estás bien?' y me decía que estaba mejor, pero yo no lo veía bien", comentó.

El fin de semana siguiente "ya hablaba poco" y "lo veía con los ojitos caídos". "El lunes (17 de agosto) lo ví feo y llamé a la ambulancia", recordó el hijo.

A la casa llegó una movilidad del Hospital de Caucete, con un camillero y una enfermera. Dijeron que el hombre estaba bien y que no era necesario trasladarlo. "Ahí me saqué. Les dije '¿cómo que va a estar bien? Yo lo conozco, eso no es estar bien'. Yo estaba de los pelos, encima después no sabían cómo cargarlo a la ambulancia, tuve que hacerlo yo, una barbaridad", se quejó.

Ese día, Domingo ingresó por segunda vez al Hospital de Caucete. Eran aproximadamente las 19 cuando lo internaron y le conectaron una vía con suero. Recién a la medianoche fue a verlo un médico, según su hijo.

"Como a las 2 de la madrugada lo pasaron a la parte 'sucia' del hospital, a la parte de Covid. Y recién en la mañana de ese martes lo hisoparon", afirmó. José reconoció que en ese sector su padre "fue atendido de 10": "Le hicieron placas, le sacaron sangre, le hicieron de todo. Fueron muy humanos, de ese sector no me puedo quejar, los del personal lo atendieron como si fuera el padre de ellos, quedé admirado".

Ese mediodía a Domingo lo trasladaron al Hospital Rawson, donde ahora se encuentra internado. "Desde ese día no lo vi más a mi viejo", dijo su hijo, con la voz cargada de angustia.

 SUPUESTAS FALLAS 

El hijo del primer caso autóctono en San Juan planteó un supuesto error que cometió el personal del Hospital César Aguilar de Caucete. ¿Por qué no hisoparon a Domingo la primera vez que fue internado? "Por los síntomas que tenía le tendrían que haber hecho un hisopado y no lo hicieron", arremetió José.

Y fue por más, pues sugirió que su padre pudo haberse contagiado en ese nosocomio. "Para mí es así, tengo esa sospecha porque de otro lado no pudo haber sido".

José recordó que, días antes del ingreso de su padre, al Hospital de Caucete entró un transportista que luego se descubrió que estaba infectado. Se trata de un camionero jujeño de 36 años que llegó en ambulancia con lesiones tras un choque en el distrito de Bermejo. El accidente sucedió en la mañana del jueves 30 de julio, un kilómetro al Oeste del control policial, cuando el Scania conducido por el jujeño, que trasladaba tomates, chocó de frente con otro camión de la misma marca que trasladaba una carga con jabón.

Juntos. Domingo junto a su esposa, pasándola bien. Viejos tiempos.

El transportista pasó primero por el Hospital de Caucete y luego lo derivaron al Rawson, donde lo dejaron internado en el Área Covid-19.

Las supuestas irregularidades en el procedimiento habían encendido las alarmas en Caucete, pues aquella vez el jujeño infectado supuestamente ingresó por el sector de Urgencias, donde por ejemplo puede estar un niño quebrado o una embarazada con algún problema.

Por otro lado, José se mostró enojado con aquellos que lo señalan de ser quien trajo el virus a la provincia. "Se han dicho muchas cosas. El muchacho que se quedó con el corralón estaba trayendo leña de parral, de los parrales de acá que desarman. Es una leña que no tiene desperdicio y que a los cauceteros les gusta. No sé como era el arreglo que ellos tenían, pero a mi papá por ahí le decía "che, tengo 300 kilos para darte" y los traía a mi casa", señaló, echando por tierra la hipótesis de viajes ilegales para traer leña.

Y agregó: "Yo estoy re caliente, han manchado mi nombre, mi honor, sin tener nada contundente. Acá han venido dos veces de Epidemiología a que les dé mi testimonio y se los he dado fehacientemente. Yo soy muy consciente, sé que hay que decir todo porque mientras más pronto podamos frenar el brote es mejor. Ahora estoy saliendo a defenderme, a decir mi verdad porque es un atropello lo que han hecho conmigo".

En la otra vereda, a los investigadores de Epidemiología les hace ruido que a José le dio positivo el test rápido que le realizaron la semana pasada. "El resultado de su PCR (hisopado) fue negativo. Sin embargo, posteriormente, se le realizó un test rápido en el cual apareció levemente elevada la inmunoglobulina G. Lo que indica que él tuvo el virus y se curó", recalcó Alejandra Venerando en conferencia de prensa.

Lo cierto es que, hasta el momento, la trazabilidad no arrojó resultados concretos. Es más, este martes en la mañana Mónica Jofré dijo que "estamos enfocados en el control del brote, luego volveremos a tratar de dar con el caso 0".

"Yo no he salido ni del departamento. Lo único que he hecho es salir a comprar mercadería y pañales para mi mamá, no me he movido a otro lado, no me cierra para nada que me busquen a mí como el caso 0", aseveró José.

 ESPERANZA   

Domingo Ibiza actualmente ocupa una cama de la Terapia Intensiva del Área Covid-19 del Hospital Rawson. Su estado es grave.

Complicados. Domingo y su esposa tienen coronavirus. Ella está aislada en su casa.

"Está cursando una neumonía, es jodido, no es fácil de recuperarse y menos a esa edad", dijo su hijo, que todos los días sobre el mediodía recibe el parte médico.

El último informe indicó que el anciano tuvo una desmejora y no le pueden sacar la respiración asistida. Sin embargo, dicen que la esperanza es lo último que se pierde y eso José lo sabe muy bien.

"A mi viejo lo conozco, es un toro y tengo toda la fe de que se va a recuperar. Es un loco que la ha peleado siempre, siempre 'pum' para arriba. No quiero ser exagerado, pero creo que hasta lo he visto en peores", cerró.

Tanto él como su madre se encuentran aislados en su casa. La mujer, de 74 años, también tiene el virus, pero está asintomática. Eso sí, su salud está deteriorada por otras patologías. Se moviliza en silla de ruedas, casi no come alimentos sólidos, utiliza pañales y, quizás lo peor, tiene a su compañero lejos, peleando por su vida.