Se acostó a las 5 de la madrugada. Pero a las 10.30 horas ya estaba lista para recibir a la prensa. Simpática y cordial como siempre. Y sin hacer alarde por haber sido la segunda más votada por el jurado. Cosa que, según sus propias palabras, nunca imaginó que sucediera. Es María Cecilia Yáñez Rodríguez, quien fue coronada Virreina Nacional del Sol 2011. Y que en una charla con este diario habló sobre sus expectativas reales.

"Esta fiesta me enseñó que los sueños se pueden cumplir", fue su primera conclusión. Luego confesó que siempre quiso lucir una corona, pero sólo para hacer sentir orgullosos a sus padres. Sostuvo que ellos, María y Andrés, siempre le inculcaron que se debe luchar para concretar las metas, aunque las mismas parezcan inalcanzables.

"Recién cuando me senté en el palco, después de la coronación, me di cuenta de lo que estaba pasando -contó esta joven de 18 años-. Es por eso que no me saqué la capa ni la corona hasta antes de ir a la cama".

María Cecilia pertenece a una familia de clase media, que vive en Villa Paolini, y que siempre profesó la cultura de trabajo. Por eso sostuvo que, el vestir una corona, no será impedimento para seguir trabajando en el corralón de su papá.

En cuanto a sus expectativas durante el virreinado, dijo que le gustaría poder concretar proyectos para mejorar la situación de los jóvenes sin recursos, y para "mejorar aún más el turismo en la provincia".

"Ojalá pueda tener posibilidad y espacio para hacer cosas por la comunidad -sostuvo-. Sobre todo, porque quiero ser recordada como una chica que supo representar a San Juan con responsabilidad y compromiso".

La Virreina 2011 aprovechó la entrevista para dar un consejo a las chicas que aún no se animan a candidatearse. Dijo que, más allá de ser una experiencia inolvidable, participar en este evento te deja un premio más valioso que la corona: 18 nuevas amigas. Las otras candidatas.