Los baches laborales en la producción calera de Los Berros, Sarmiento, hizo que gente que quedó sin emplea ahora esté abocada a la tarea agrícola en los diferimientos, según contó a CUYO MINERO el sindicalista oriundo de la zona. La esperanza está puesta en el repunte de la construcción y en el inicio de Pascua Lama, para que vuelva la actividad a sus niveles normales.
–En términos generales, ¿cómo viene este 2009 para la minería metalífera y no metalífera?
-Por el momento sabemos la crisis que está viviendo la minería no metalífera –me refiero a la cal y piedra- que está pasando un momento malo. Algunas empresas con despidos en Los Berros.
Además del problema de las caleras llamadas chicas, que siguen allá abajo y no consiguen levantarse. Esperamos que en lo que queda de este año podamos componernos un poco y volver a la normalidad, como hemos estado estos años atrás.
–¿Y de qué depende volver a la normalidad?
-Yo me imagino que esto ha ocurrido por la crisis mundial. Más allá, no conozco. Sé que volviendo la construcción, vuelve la no metalífera, las cales y las piedras, a ponerse en el lugar que corresponde. Yo diría que es eso: la crisis ha afectado a todo y nosotros no estamos al margen de esto.
–¿Cómo se vive el día a día en Los Berros?
-Preocupados, preocupados. Acá han llegado algunas empresas extranjeras –usted sabe que La Buena Esperanza y TEA han sido vendidas a una empresa belga- y en acuerdo con algunos trabajadores que tenían mucha antigüedad, la empresa les ha pagado el 100 por ciento de lo que ellos querían. Estoy hablando de unos 15 empleados que tenían entre 20 y 30 años de antigüedad. He hablado con un gerente que me ha explicado que era porque el legajo “no va más”. Pero es preocupante.
–¿Y esa gente despedida no tiene inserción en ningún otro lado o sí?
-Difícil, por la edad. En este momento tenemos en Los Berros siete mineros despedidos con 30 años de trabajo, otros 25… han sido indemnizados con el 100 por ciento como corresponde, con fondo de desempleo para cobrarlo, con certificación de servicios de haberes a disposición, pero nos preocupa porque no sabemos qué medidas van a tomar las otras empresas.
–Si comienza Pascua Lama, ¿esto cambia en algo la situación de las caleras?
-Yo diría que sí. Porque nosotros en este momento tenemos Unemin, ex La Buena Esperanza, que tiene que haber bajado un poco las ventas pero se mantiene en un 60, un 50 por ciento. Y ahí el personal sigue trabajando. Yo creo que dejando de lado estos despidos que están habiendo en Unemin, el resto de las empresas nacionales creo que están aguantando el cimbronazo y mantienen a sus trabajadores.
–¿De aumento de salarios, ni hablar?
-Bueno, eso es muy posible que a partir de los primeros días de mayo se abran las paritarias y empecemos a discutir los salarios porque eso nos tiene bastante preocupados también.
–¿El movimiento económico en general en Los Berros se ha resentido un poco?
-Sí, por supuesto. Pero por suerte mucha gente que ha quedado sin trabajo, que son las empresas llamadas medianas y chicas, han encontrado trabajo en los diferimientos. Eso realmente nos ha venido muy bien, porque si no fuera por los diferimientos no sé que estaría pasando en estos momentos en Los Berros con todos esos obreros que fueron despedidos.
–Pero están cambiando de oficio…
-Y no queda otra, ¿eh? Mineros trabajando en lo agrícola… ha habido un cambio pero esto lo lleva a uno a hacer cualquier cosa.
–¿Las nuevas generaciones que van cumpliendo la edad de insertarse laboralmente, tienen perspectivas de trabajar en minería en Los Berros?
-Mire, acá hay un cambio totalmente. Yo creo que a partir de ahora los chicos van a tener que estudiar. Uno que viene de la pala, del pico, de la vagoneta, ve que tienen que estudiar porque hoy está todo computarizado y el que no tiene estudios de alto nivel se les va a poner más difícil. Se acabaron los trabajos de esa época. Los Berros está creciendo mucho y acá todos vivimos de la minería. La nueva generación va a tener que estudiar, si no va a quedar afuera de todo esto.
–¿Las caleras familiares se van a ir extinguiendo con el paso del tiempo?
-Yo diría que sí.
–Están condenadas a la muerte…
-Yo diría que sí. Porque si dentro de muy poco la empresa Cefa va a poner en funcionamiento estos hornos que van a procesar 600 toneladas diarias, imagínese cuántos llamados chicos van a quedar sin trabajo. Y en esas empresas llamadas chicas siempre tres o cuatro trabajadores hay. Estamos hablando de unos 100 hornos chicos parados, así que calculamos que hay unos 400 trabajadores de estos que están parados y que se han ido a los diferimientos.
–¿Puede repuntar la situación en este 2009?
-Nosotros dependemos mucho de la construcción, que se pueda comprar mucho la cal desde otras provincias; y usted está hablando de Pascua Lama, que si se pone en funcionamiento también existe la posibilidad de que se compre cal de Los Berros, Albardón y porqué no de Jáchal. Eso es lo que nos queda a nosotros. Que se reactive y que vuelvan los trabajadores que están en los diferimientos.
–Tener esperanza en eso…
-No queda otra.