Sin abejas, no hay vida. Están involucradas en una gran cantidad de fenómenos directa o indirectamente. Un caso es la polinización de ciruelos, almendros, semillas hortícolas y cucurbitáceas, la elaboración de miel, polen, cera y un sinnúmero de subproductos de real importancia. 

Un trabajo de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) descubrió 4 especies del subgénero Chrysosarus, perteneciente al género Megachile. En Argentina, recordemos existen casi 1.200 especies de abejas. 

En concreto, pertenecen al subgénero Chrysosarus, perteneciente al género Megachile y se distinguen por tener bordes filosos en las mandíbulas, una característica muy poco frecuente en ese subgénero. "El estudio amplía el conocimiento sobre las abejas en nuestro país y destaca la importancia de conservar y fomentar las poblaciones silvestres de estos insectos como polinizadores de cultivos", señalaron los investigadores. 

Juan Pablo Torretta, docente de la cátedra de Botánica General de la Fauba, explicó que un detalle característico de las hembras de esta subespecie de abejas argentinas es que no poseen filos cortantes entre algunos dientes de sus mandíbulas. "Analizando distintas especies de la Argentina, encontramos ocho que sí tenían esos filos. Las estudiamos y descubrimos que 4 de ellas son nuevas para la ciencia", comentó. 

Esta semana, lote de semillas con colmenas para polinizar.
Foto: Alejandro Acosta

LOS NOMBRES

Las nuevas especies fueron denominadas Megachile basimacula, M. platensis, M. simpliciclypeata y M. sancticlaudii. Además todas comparten rasgos como ser solitarias y construir sus nidos con pétalos y barro. "A cada celdilla de cría le dan forma de ‘barrilito’, y para eso, las hembras recortan trocitos ovalados y redondeados de pétalos usando esos bordes filosos en las mandíbulas", señaló el investigador. 

La descripción de estas abejas fue publicada en la Revista del Museo Argentino de Ciencias Naturales, en coautoría con Arturo Roig-Alsina, profesional de esa institución. Torreta recordó en qué se basó para denominar a una de las cuatro especies que descubrió. "Hace como 20 años que con mi grupo llevamos adelante proyectos de investigación en la Estancia San Claudio, un campo de la Facultad ubicado en Carlos Casares, en la provincia de Buenos Aires. Como agradecimiento a esta estancia, a una de las especies nuevas la llamamos Megachile sancticlaudii", explicó. 

El grupo de trabajo en donde participa Torreta estudia a las abejas en agroecosistemas. De este modo, buscan determinar cuáles hay, cómo son sus ciclos de vida, qué comen y con qué alimentan a sus crías. "En esta línea, una idea que tenemos es encontrar o manejar especies silvestres que sirvan como polinizadoras de algún cultivo o de plantas en general", remarcó.

Y agregó: "En general, los cultivos de la Región Pampeana no dependen de polinizadores, y si dependen de alguno, es de abejas manejadas, como la abeja de la miel. Sin embargo, en San Claudio encontramos otra especie de Megachile que utiliza principalmente polen de leguminosas. La estamos estudiando y creemos que podría llegar a ser una buena polinizadora de alfalfa".

El especialista destacó que en Argentina, históricamente, se usó a Megachile rotundata con este fin, pero al tratarse de una especie exótica, está prohibido importarla. "A mi entender, esta prohibición es correcta ya que introducir abejas exóticas es una de las causas por las que disminuye la diversidad de abejas nativas en distintas partes del mundo", dijo. 

En este sentido, recomendó que se debe favorecer el crecimiento en tamaño de las poblaciones silvestres de abejas. Con este fin, se debe cambiar la forma de hacer agricultura: implementar rotaciones diversas, enriquecer la flora de los bordes de cultivos -especialmente la nativa- y usar menos pesticidas, entre otras cosas. 

Es bueno saber que en la provincia de San Juan se utilizan muchas abejas para estos meses de polinización, por ejemplo, de lotes de semillas de cebolla, tanto para mercados nacionales como para exportación a países del Hemisferio Norte. Más de 700 hectáreas indica Asprosem (Asociación Sanjuanina de Productores de Semillas) agrupan esta actividad y en el caso de las zanahorias, hinojos, alfalfas y cebollas por ejemplo, utilizan 10 colmenas por hectárea para la tarea de transportar polen de una flor a la otra. Los apicultores trabajan organizadamente con los productores para coordinar distribuciones y manejos.