Foto: Federico Levato 
  

No hace falta verla en un escenario para identificarla como bailarina. Aún sentada. O sencillamente de pie, o desplazándose como cualquier persona en la calle, uno detecta en ella una forma diferente en sus movimientos y en sus actitudes. Gema Fernández Yuste es etérea, liviana, tiene un "no sé qué'' que parece que vuela. 


Claro que ella quiere llegar más alto. Sueña con bailar de la mano de los mejores maestros. Propuestas no le faltan. 


Una vez que pase toda la emoción de haber sido una de las figuras del "Cascanueces'' (la puesta en escena en el Teatro del Bicentenario dirigida por Lidia Segni que la tuvo como solita en dos actos, uno como Muñeca y otro en la Danza Arabe) y que ahora despliegue todo su potencial en la gala de la Fundación, podrá poner la cabeza a funcionar en su próximo desafío: poder llegar a la escuela neyorkina de Andrei Vassiliev -un famoso bailarín clásico que desde Rusia hizo carrera en escenarios del mundo, dirigido por los mejores coreógrafos y como parte de prestigiosas compañías de danza, tanto en Europa como en Estados Unidos, su actual lugar de residencia- y así desplegar todas sus ganas y sus condiciones para alcanzar nuevos y desconocidos escenarios. 


Para ella no es sencillo. Por sus propios medios no tiene cómo financiarlo. Aunque vive con sus padres, ella no quiere ni ellos pueden ayudarla a solventar los semejantes montos de viajar, mantenerse en el exterior y pagar el valor real de lo que significa tomar clases en estas escuelas de renombre. Ni siquiera trabajando en la fábrica de alimentos como hizo hasta ahora a tiempo completo lo lograría, tampoco llenando su agenda con clases en el Instituto Bellart (donde estudió, se recibió el año pasado y donde es parte del staff profesional). Lo cierto es que hace unos días, después de tomar un curso en Mendoza, fue la única sanjuanina en ganarse la beca 2017 -hay otra persona postulada pero para el año próximo- para capacitarse con este verdadero exponente de la danza clásica en Nueva York. 


Sucede que la beca en cuestión es una ínfima ayuda ya que costea tan solo un 30% de la estadía y el mismo porcentaje, para cubrir las clases. El resto corre por cuenta del interesado, en este caso Gema que tiene tiempo hasta antes de septiembre para empezar a cumplimentar los requisitos y armar las valijas. En el municipio de la Capital ya desplegaron una serie de acciones para conseguir ayuda por medio del Programa de Responsabilidad Social Empresaria que lanzaron hace unas semanas -y que entre otros objetivos tiene un ítem destinado a la ayuda a artistas y deportistas destacados- pero nada esta dicho. Mientras tanto, Gema sueña como cuando era pequeña y andaba revoloteando, saltando y haciendo poses frente al espejo. 


Porque una vez mas la cuestión económica fue la que retrasó su ingreso al mundo de la danza. Recién lo pudo hacer cuando su mamá ganó unos pesos extra con su trabajo como artesana que sirvieron para pagar la inscripción al instituto, el mes de clases y la indumentaria propia de alguien que quiera bailar. Entonces con 10 años (ahora tiene 21) Gema sintió que tocaba el cielo con las manos. 


Eso le implicó incorporar mucha disciplina en su vida, aprender un lenguaje nuevo y fundamentalmente agregar a sus rutinas 3 horas y media de danza 3 veces por semana y algunas horas extras de ensayos por su cuenta. "Me cambió la vida y la manera del ver el mundo para siempre. Como dice Gabriela Pucci (NdR: la maestra que va a dirigir el espectáculo de la Fundación de San Juan- la danza clásica enseña a hacerse cargo de uno mismo: si yo me caigo no puedo culpar al piso, si llego tarde a un ensayo no es culpa del reloj ni del semáforo, si me equivoco, el resto no es el que está bailando, soy yo, ese concepto para mí es fundamental. Es uno de los que rige mi mundo'', dice la joven que siempre ha sido muy independiente para sus cosas. Incluso para las que les cuesta alcanzar. 


En este camino recibió muchas becas y ayudas, aprendió a diseñar su ropa de bailarína y su mamá a coserla y fue sorteando dificultades sin perder las esperanzas de algún día bailar en los mejores escenarios. Aprendió Neoclásico, Contemporáneo, Jazz en todo sus estilos, un poco de Folclore. A esta altura ya ha participado en más de 21 talleres y espacios de capacitación. Fue solista en las últimas presentaciones de ballet en la provincia, también bailó en la última Fiesta Nacional del Sol. Pero quizás sus logros son la invitación especial que tuvo de Paloma Herrera -para ella y otras 3 chicas de diferentes provincias- para tomar clases preparatorias de Ballet con la compañía estable del Teatro Colón (en febrero pasado) y audicionar en el Ballet Nacional Sodre de Uruguay, dirigido por Julio Bocca. Además de haber ido tres veces a tomar clases a la Fundación de Julio Bocca en Buenos Aires. Sin contar que ya ganó una beca para ir a Estados Unidos pero desistió. Ahora quiere la revancha. Tiene todas las intenciones para que se le cumpla el deseo.