La fachada está caracterizada por el Torreón en el extremo oeste, que servía como lugar de vigía de toda la hacienda y además de noche poder observar las estrellas con un telescopio, una de sus exquisitas afinidades. 

Fuente: Mgtr. Arq. Jorge Cocinero Raed - Profesor Universitario U.N.S.J. - Presidente Accodepas (Asociación Civil para la Conservación y Defensa del Patrimonio Sanjuanino).

Fotografía: Sr. Pepe España
Agradecimientos: Arq. Raúl Polentarutti ex Presidente de Ausonia

Recorriendo la zona oeste de la capital y marchando por Ignacio de la Roza, apenas llegamos a calle Del Bono, convive un chalet con el desarrollo urbano de una ciudad. Hablamos del Chalet Del Bono, más conocido como el "Chalet Ausonia", que vislumbra a través de sus rejas, de más de 90 m de largo, el estilo Art deco sobre un escenario compuesto por jardines especialmente creados.


El chalet, que data de la primera década del siglo XX, se caracteriza por tener espacios de transición entre los jardines y la casa por medio de galerías al norte y al oeste. Tanto las columnas, barandas y vigas metálicas tienen un trabajo artesanal de herrería forjada que deja a la vista el apogeo del Art Noveau. El proyecto original también contemplaba una galería al sur que Don Bartolomé decidió cerrarla para encontrarse con un espacio de invierno.

Nos atrevemos a entrar y un oasis totalmente cuidado muestra una historia que no deja de sorprender. Sus primeros dueños Bartolomé Del Bono y Enriqueta Lanteri crearon este sitio minuciosamente, con senderos de diseño libre e irregular, cuentan las anécdotas que cuando se plantaba un árbol se destacaba dicho acto con el canto del Himno Nacional. 


¿Pero cómo se hacía en esa época para regar ese enorme parque? Para ello Bartolomé realizó en la esquina de Hermógenes Ruiz una gran pileta decantadora tomando el agua que venía por el canal de riego "Valdivia". Hizo construir unas cañerías de gres enterrados, para llevar el agua a todas partes de los jardines; de esta manera por diferencia de presión, llegaba a los distintos puntos y podía regar por mantos toda la extensión del mismo o colocaba unas tapas de bronce a rosca, que se encontraban perforadas y producía de esta manera una lluvia en los jardines. Todo un sistema innovador para la época generando un microclima insuperable. Hoy podemos disfrutar de los árboles centenarios. 

  • Se destaca en su frente las molduras de remate del edificio y de los grandes ventanales enmarcados, sus ricos diseños en sobrerelieves de los dinteles, como así también, los postigones metálicos, y las barandas con un rico diseño.
  • La gran galería sobreelevada rodea al chalet produciendo un espacio de transición, muy usado tanto en invierno como en verano, desde donde contemplaban el entorno creado y disfrutaban de la temperatura especial que creaba. La galería conserva en sus columnas como en las barandas, un trabajo de herrería forjada muy propio del Art Noveau, que se encontraba en pleno apogeo en nuestro país.
  • Al chalet se ingresa por la galería norte donde una puerta de doble hoja jerarquizada por su altura, el tipo y color de la madera, nos invita a pasar. Resalta en el frente de acceso las ventanas con sus rejas forjadas. 
  • Al traspasar el portal nos incorporarnos al vestidor que invade mi sorpresa al ver las mayólicas esmaltadas, las puertas talladas con sus dinteles labrados en madera y los vidrios biselados con la inscripción de las iniciales de Bartolomé Del Bono dejando traslucir lo impactante de los detalles. 


 

  • Los pisos calcáreos con dibujos florentinos ayudan a sostener mi admiración. Desde el vestidor se puede acceder en forma directa al escritorio, a la Antesala y Sala principal del Chalet.


 

  • Pero mi sorpresa crece aún más cuando ingresamos al Patio central donde la iluminación cenital invade el espacio. Los vitró vislumbran con su poder de colores dotando al lugar de una franca calidez. El lugar se carga de emociones cuando se observa, en el centro, una fuente octogonal con características romanas en mármol con una estatua donde el agua otorga la sensación de frescura. Nuestros sentidos se ven más agudizados al observar lo grandilocuente del espacio y los pormenores de las paredes con su gran zócalo en mármol de carrara y detalles en bronce. 


 

  • El cielorraso de chapas prensadas, las cornisas, las puertas con marcos cajón y labrados de maderas en los dinteles, como también el papel importado utilizado en los revestimientos de las paredes, conforman un diseño majestuoso.


 

  • El proyecto arquitectónico dispone de un formato cuadrado cuyo corazón está ocupado por el patio o sala central que distribuye hacia el ala norte un dormitorio y el escritorio, en el ala oeste otro dormitorio, los sanitarios y los dormitorios principales y personales que ocupaban la pareja, que además estaban comunicados interiormente. Hacia el sur del patio central un dormitorio más y el comedor diario y hacia el ala este donde transcurría la vida social, la antesala, la sala, el comedor principal, el área de cocina, lavandería, depósitos y baño para el personal. Cabe destacar que posee un sótano para despensa y habitaciones del personal doméstico.


Cuando uno ingresa a la antesala y sala principal como así también al comedor principal, percibe que nada está colocado al azar. Los pisos parqué de Eslovenia de estas tres salas conservan su diseño y color roble natural. Los dorados reinantes en la Sala principal con sus cortinados originales de brocato de seda natural, las molduras y los cielos rasos de chapa moldeada, el papel en composé, el mobiliario dorado estilo Luis XV tapizados en brocato, que en forma conjunta con los marcos de los cuadros y las arañas (luminarias) de bronce generan un estilo propio de las familias adineradas que vivían en San Juan. La antesala posee las mismas características, sólo cambia el color del papel. Recordemos que para la época todo se hacía abajo las vanguardias europeas.


 

  • Pero mi mayor asombro es cuando entramos al comedor principal donde otra araña (luminaria) de bronce gigante ocupa un rol protagónico que, junto a la estufa a leña, toda trabajada en mármol y el gran mesón para 16 comensales, generan una jerarquía admirable. Sin dejar de lado los bellos muebles tallados, vitrinas, armarios, etc. Los colores utilizados en esa sala, son más sobrios y opacos. Un detalle para resaltar, todas las salas cuentan con un timbre para llamar al personal doméstico, indicando en la cocina, con una luz encendida, dónde eran necesarios.


 

  • La residencia posee calefacción central por radiadores, muy sofisticado para la época y los herrajes de todas las aberturas son de bronce. Todo fue traído importado de Europa.


 

  • El agua potable se extraía de una perforación a través de un molinete de viento y se la almacenaba en un tanque elevado, hoy todo un ícono del club.

 

Cuatro hijos el matrimonio Del Bono-Lanteri: Juan, Dora, Walter y Tulio, de los cuales sus nietos y bisnietos deben sentir el orgullo de saber que sus antecesores fueron verdaderos vanguardistas en nuestro territorio. 

El Chalet de un exquisito estilo Ecléctico academicista muy de moda para esa época en los países europeos, invita a revivir nuestra historia y a conocer los rasgos de un pasado que aún está presente en la provincia de San Juan.