En términos estrictos maridar significa e implica una alianza, enlace, unión, y seguramente muchas cosas más, mientras que la misma palabra en términos más amables y cariñosos hace alusión a todo aquello que se une con amor sin perder la esencia de las partes. Si a eso se le añade una buena dosis de arte, el resultado puede ser muy parecido -sólo por no arriesgar el igual-, al que lograron los artistas visuales Graciela Pérez y Federico Levato. Ellos supieron hacer de su vida un gran maridaje, no sólo porque comparten sus días juntos sino porque pudieron entretejer sus habilidades artísticas, lograron conjugar la textilería con el metal de una manera exquisita que estalla en cada obra que sale del taller ubicado en su propia casa. Un trabajo "maridado" que dio como resultado una colección de anillos, dijes, aros, brazaletes y collares que son verdaderas joyas de autor (es). A la par cada uno presenta su propuesta personal manteniendo el mensaje implícito en la marca Desierto Oasis.

Las piezas realizadas por los artistas Graciela Pérez y Federico Levato son totalmente artesanales. Conjugan plata, alpaca, hilos de plata, mostacillas y piedras de río.


Si de compartir se trata, ellos lo saben muy bien. Ambos son licenciados en Artes Visuales; trabajan en el Departamento de Artes Visuales de la UNSJ, Graciela como directora, profesora de Textilería, Historia del Arte y Taller de Proyectos, y él como docente de Dibujo y Fotografía, por lo que éste es otro de sus ámbitos de convivencia.


Lejos de la consigna que indica (o indicaba) que el pintor es pintor y el escultor es sólo eso, los artistas contemporáneos se dan el lujo de pasear por diferentes artes en busca del lenguaje que necesitan. Así llegan a obras como la del matrimonio Pérez-Levato en la que se une la orfebrería, el tejido, la escultura y hasta el dibujo si se considera que muchas de sus piezas se asemejan a una de las series en las que Federico se traslada por la fotografía y el dibujo con gran soltura.


"A diferencia de lo que pasaba en otras épocas, el Arte Contemporáneo no tiene un lenguaje tan estricto como pasaba, por ejemplo, en la época de las vanguardias. Hoy en día un licenciado en Artes Visuales se mueve por distintas disciplinas. Actualmente es muy común el concepto de migración, es decir que pasas del dibujo a la pintura, a la escultura o lo que fuere porque haces uso del lenguaje que necesitas para lo que querés decir o trabajar. Sí sucedía esto en el Renacimiento, época en la que los artistas manejaban muchas disciplinas", dice Federico Levato quien se desempeñó por muchos años en Diario de Cuyo en la sección Fotografía.


La obra de ambos evidencia que nunca estuvieron atados a condicionamientos o prejuicios frente a diferentes ramas del arte, ni tampoco su interés pasó por dedicarse sólo a la pintura o la escultura que siempre fueron vistas como las "artes más importantes". Por el contrario, se inclinaron a las conocidas "artes menores", que incluían el grabado, la fotografía, la textilería, entre otras que en la actualidad han sido reivindicadas para comenzar a borrar esa línea divisoria.


"Para nosotros hacer objetos cercanos a la joyería contemporánea no es tan diferente a cualquier otro proyecto del mundo del Arte en el que nos movemos. A la hora que me pongo hacer un objeto orfebre, opero y pienso de la misma manera que cuando salgo hacer mis fotos o algunos de mis dibujos. Nosotros hacemos joyería contemporánea, parados desde ese lugar, no desde el lugar de un joyero, o en mi caso de un orfebre, porque no venimos de ese mundo ni
tenemos ese oficio. Los respetamos profundamente, pero no tenemos esa calidad, por eso ponemos más énfasis en el discurso o en tener claro una identidad ligada a lo personal, a los procesos creativos y al lugar de donde venimos. También nos tomamos ciertas licencias con las técnicas, no buscamos tanta pureza ni virtuosismo en el oficio sino que potenciamos la búsqueda de la originalidad frente a esa tradición", explica Federico para aproximar una definición de su obra.

Los artistas

Mientras él proviene de la fotografía y el dibujo, Graciela siempre estuvo más vinculada al llamado Art and Crafts, un movimiento que en su origen revalorizó los oficios medievales en plena época victoriana, con lo cual reivindicó la primacía del ser humano sobre la máquina, con fuerte acento en el diseño. Contemplaba una conexión muy estrecha entre el arte y el diseñador.


Desde su tesis se vinculó con lo textil, tanto que sus obras han llegado a Francia para mostrar parte de nuestras raíces desde su propia óptica artística. "Siempre me gustó trabajar lo utilitario, moverme en un umbral entre el arte, la artesanía, el diseño, inclusive las manualidades, y ver como eso puede ingresar a otra esfera. Hice collares que pueden parecer una especie de carpetita al crochet tejida por la abuela pero el cambio de escala y el material usado hacen esa diferencia que la convierte en otra pieza. A mi me gusta mucho trabajar por parte o por fragmento. No es que yo diga el collar va a ser de este modo, por el contrario lo trabajo como un montaje o un collage", afirma Graciela.


El trabajo conjunto tuvo sus inicios quizá en el mismo momento que Federico creaba algo y ella lo terminaba con una intervención, siempre respetando el trabajo del otro y sumando a la obra.


"No veo diferencia en la forma de trabajo de ambos desde que éramos compañeros en la facultad porque cada uno trabaja con total autonomía aunque se comparta un espacio. Yo hago joyería textil y a veces intervengo en sus piezas o le pido que haga algo que me sirve como una especie de bastidor, pero está muy clara la autoría de cada parte. Así muchos objetos tienen parte de los dos, pero si me pongo a ver hace mucho también lo hemos hecho. Recuerdo que Federico hacía una mesa-lámpara y yo la intervenía con papel, con collage o con lo textil", asegura.


Federico, más cercano a la escultura y a la manipulación de elementos, como por ejemplo una serie de "Objetos perversos", denominados así porque les cambia su forma para volverlos inútiles, como por ejemplo una tetera con el pico al revés, se acercó a la orfebrería para enriquecer esta propuesta. "Siempre me gustó, en particular el trabajo de Víctor Nobre. Me anoté en un curso que dictaba Lorena Gómez Luluaga con la intención de ver si me servía esta técnica para estos objetos más escultóricos que algunas veces hacía. No fue con la intención de hacer anillos, collares o pulseras, pero me fui entusiasmando y metiendo por ahí", cuenta Fede.


Primero trabajó con la alpaca, el cobre y el bronce por una cuestión de costos, luego llegó la plata, que al poder fundirse le dio otras posibilidades.

Trabajo conjunto

Actualmente cada uno cuenta con su línea de joyería. Federico una en metal; Graciela desarrolla otra textil, en hilo de plata, piedras de río y mostacillas; y la tercera viene de la mano de ambos y es ahí donde se encuentran las propuestas personales. Eso sí, todas responden al concepto "Desierto Oasis", por lo que cada pieza dialoga en perfecta armonía y fluidez con el resto.


El desarrollo de estas obras se basa en la permanente experimentación e improvisación, entendiendo ésta como el conocimiento sobre la línea de trabajo que se pretende seguir con cosas nuevas que surgen en el hacer.


"Trabajamos en el mismo ámbito, discutimos las mismas cosas, hablamos de los mismos temas. Cuando yo hago algo se lo voy mostrando y ella me da su opinión diciendo si lo seguís así yo podría continuarlo con tejido. Es como un trabajo de colaboración, como esto que ahora llaman coworking y está tan de moda, aunque no es lo que nos propusimos, surgió así", indica Fede.


La consigna es la misma: Para que haya oasis antes debe haber desierto, o viceversa. Así ambos van y vienen por esos paisajes y las sensaciones que causan. De hecho Federico, quien se considera más "urbano", comenzó a trabajar mucho las figuras de la flora local como por ejemplo la jarilla que se observa en varias de sus joyas que simulan esta especie autóctona.


"Es ahí cuando paso de ser oasis a ser desierto. También en esa aparente desprolijidad y en la aridez que tienen mis piezas porque no me gusta pulir ni dar mucho brillo, queda casi como queda después de soldarla. Igual en nuestras obras los términos de desierto y oasis ingresan y salen por todos lados", dice.


Gran parte de la obra textil de Graciela se caracteriza por la extrema laboriosidad demandada. En particular su último trabajo tiene un detalle de gran significación para ella porque está pensado como si cada obra fuera para Eva. "Se me ocurrió pensar en una joya para Eva (N. de redacción: Perón), basada en cosas que ya había hecho con la perla, la piedra y el río. Así surgió este homenaje para ella".

A la venta

Las obras de Desierto Oasis se pueden encontrar a la venta en el Museo de Bellas Artes, Franklin Rawson, o por Instagram en la página de Desierto Oasis.


"Tal vez nos falta eso de la comercialización porque en realidad lo hacemos con mucho placer y como una búsqueda personal sin tener en cuenta el mercado. Nos gusta vender porque nos encanta que haya gente que le interese las cosas que hacemos. Es más que nada un orgullo personal que exista otra persona que le guste lo que hacemos y lo quiera tener".

Aros de alpaca con tejido de hilo de plata y perlas de río.
Aros de plata 925


 

Brazaletes de plata 925 con tejido de hilo de plata
Gargantilla de plata 925 con tejido de hilo de plata
Collar de plata 925 con tejido de hilo de plata
Pulsera de plata 925
Collar de hilo bañado en plata con cristales, perlas de río y mostacillas de plata
Collares de plata 925 con tejido de hilo de plata, mostacillas y perlas de río
Collar de hilo bañado en plata con cristales, perlas de río y mostacillas de plata


 

Collar de plata 925 con tejido de hilo de plata y perlas de río