Un paseo por los alrededores de la Casa de Sarmiento fue la bisagra que consagró su futuro como diseñadora de indumentaria.


María José Fernández Aubone había venido a San Juan de visita familiar en junio del 2013 -ya hacía 6 meses que se había recibido en la UBA- y en una de las casas de productos autóctonos vislumbró un poncho que literalmente la eclipsó. Nobleza obliga decirlo, no es que el tejido fuese alucinante, que el diseño haya sido muy osado o que los colores de la tela hubiesen sido llamativos; lo que a esta joven la movilizó fue la prenda literalmente.

"Yo venía en la búsqueda de qué hacer. Y parece que un día aparece la respuesta y todo se concatena, se ordena. Vi un poncho en uno de los negocios regionales y automáticamente me iluminé, me imaginé todo lo que quería: de que tela, de que colores, de qué largo, con botones, sin botones, todo. Solamente me dije que lo tenía que hacer y así fue. Largué mi primera colección de ponchos en enero del 2014 y desde entonces este tipo de prenda ha sido mi leitmotiv para generar diferentes líneas de abrigo unisex, para grandes y chicos, en talle único, para verano e invierno, urbanas, deportivas pero también de sastrería", cuenta la historia de Aubone, la marca que adoptó para sus textiles de autor, usando el apellido materno. De hecho, ya había sido el nombre con el que bautizó su tesis en la facultad, que estaba basada justamente en sastrería masculina, inspiración que le sirvió para los primeros exclusivísimos 14 ponchos artesanales que hizo y que ahora solo realiza a pedido porque son una clara mezcla de terminaciones de alta costura y telas o tejidos en consonancia, toda una excentricidad pero que ha cautivado a más de uno, en diferentes puntos del país, donde tiene seguidores.

Artesanal o de Sastrería. Estos fueron uno de sus ponchos fundacionales, basados
en moldería compleja, fusionando textiles industriales con tejidos artesanales. Su logro es que a los hombres les encante lucirlos.

A esta altura de las circunstancias y con varias colecciones en su haber, hay marcas multinacionales que le piden prendas, del mismo modo que personas comunes y corrientes que las usan para abrigarse luego de salir a correr o para ir a una gala al Teatro del Bicentenario. Inclusive su pareja, el músico mendocino Sebastián Vargas, se ha llevado tantos aplausos por sus actuaciones como por las prendas que ha lucido en escenarios y ha no sólo eso, ha contagiado a varios colegas a usar los ponchos.


Ahora, la chica que se autodefine como la que empezó a hacer ponchos cuando aún no estaban de moda, sueña con exportarlos y con ampliar las líneas de sus prendas y diversificarse a otros rubros.

Prenda urbana. El poncho se hizo ruana en una tela suave, abrigada y liviana, con mucha
caída, tan práctica como versátil.

Volver a las raíces

Ni bien terminó el secundario, María José se fue de San Juan a los 17 años. Eligió estudiar Artes Visuales en la Universidad de Cuyo de Mendoza pero solo cursó 3 años y un buen día se dijo así misma que quería irse a Buenos Aires, a estudiar Diseño de Indumentaria, en la UBA.


¿No quería ser artista plástica? Era lo que más añoraba, de hecho se siente una artista. Pero ella quería darle un sentido a su profesión por eso buscó cambiar su rumbo. "Era muy loco porque en ese momento, quizás porque todo era más conservador que ahora, yo sentía que quería tener un ámbito de acción que no fuese el del museo, quería estar en la calle, hacer algo que tuviera una función, que sirviera para la vida cotidiana", se confiesa.

urbanos. Un pullover oversize y la chaqueta de corderito engomado para ella y él con un
buzo-poncho y la ruana en lanilla roja, demuestran como la marca ha crecido y se ha diversificado alrededor del poncho.

Y como desde siempre tuvo una ligazón con la ropa, con la costura, optó por ese camino. No se equivocó porque fue el modo de aplicar su creatividad y esa vocación que fue forjando cada vez que veía a su mamá coser con practicidad y perfección -pese a dedicarse a otro rubro- cada vez que alguien de la familia necesitaba algo o a ella misma que con tal de ponerse algo diferente en cada cumpleaños de 15, algo que nadie más tuviera, adaptaba, rediseñaba, reutilizaba y reciclaba vestidos de alguna de sus cuatro hermanas.

Para chicos. En el 2022 se animó con los buzos-ponchos, batas y salidas de baño para los más pequeñitos de la familia. Si bien fueron creados para el verano, también los ha realizado en sus versiones polar soft o friza con corderito.

La única certeza que tenía cuando consiguió el título de Diseñadora de Indumentaria era que no le interesaba trabajar para ninguna marca ya constituida. Ella quería tener su propio sello y para eso estaba dispuesta a ofrecer todo, incluso su apellido como muestra de identidad. Y entonces le pasó la anécdota de ver el poncho colgado en el local.


"El proceso fue trabajoso y sin descanso porque implicó mi necesidad de saber cuál era el origen, los diferentes tipos de ponchos según los lugares, los textiles más utilizados pero también indagar en cuál era mi vínculo con los ponchos. Todo eso fue sustento para lo que hice. Creo que al vivir tantos años, casi 20 en Buenos Aires y extrañar San Juan con todos los momentos felices vividos aquí, me hizo valorar mis raíces, mi terruño y elegir poner el foco en el poncho, como rescate de lo autóctono pero con una estética contemporánea como homenaje a mi lugar de pertenencia", asegura la mujer que inmediatamente después de esas vacaciones en el 2013 en San Juan, volvió a la Capital y recién en plena pandemia y estando embarazada, se instalaron con su esposo en la provincia, donde permanecen hasta ahora. Aquí nació su hija.

Exclusivo. Su pareja, el cantante Sebastián Garay deslumbró con su buzoponcho "Cosquín" -nombre que recibe la prenda por estar la tela estampada con la guarda que caracteriza a ese famoso escenario-. Lo estrenó para su actuación en el festival cordobés del 2020, junto a Abel Pintos.

La prenda más versátil

Tres maniquíes fueron el soporte para los inicios de la moldería que le permitieron trazar su sueño. La primera colección, la fundacional, fue una de sastrería o artesanal, como le gusta llamarla a la diseñadora. "Eran ponchos semiexclusivos fusionados con tipologías y textiles de sastrería, combinados con tejidos artesanales. Resultaron ponchos, sobretodo-ponchos, tapados-ponchos, ruanas-poncho, con terminaciones, cuellos y otros detalles de sastrería. Esos ponchos se volaron y me dieron el ímpetu de seguir creando. Luego siguieron la línea urbana que fusiona el poncho con la tipología del ready-to-wear (listo para usar), que son prendas de uso casual o diario, versátiles, para usar de día o de noche según te pongas unos stiletos o unas zapatillas. También hice una línea deportiva, más tipo buzos o suéter ponchos que son gigantes o tienen capuchas, en base a géneros, avios (estos son los cierres, botones, cintas o tiras que permiten ajustar, cerrar o abrir el abrigo) y terminaciones propias de lo deportivo. Más recientemente hice la de playa, la de niños (que es la única que tiene talles del 2 al 12 y son ponchitos de abrigo y salidas de baño) y la línea corporativa a pedido de las marcas que se coparon con los ponchos para sus promociones", detalla Majo, que tiene un amplio abanico de textiles a su gusto para hacer los ponchos: desde lanas, lanillas, algodones, polar, toalla, paños, hasta telas tejidas al telar. También tiene telas estampadas que ella misma diseña, como además bordados y serigrafiados artesanales. Por ejemplo la edición de ponchos de verano para niños estampó telas en batik pero también, inspirada en la flora y fauna de San Juan con dibujos de guanacos, retortuños, la tierra, el río, montañas, jarilla y el sol.


Ahora muchos de los ponchos los hace a pedido y los personaliza, a pedido del cliente, según sus gustos y necesidades. Está feliz porque siente que ha cumplido su objetivo de que ha cautivado especialmente a los varones. Inclusive los sanjuaninos que suelen ser más difíciles para romper reglas, más pendientes del qué dirán o más prejuiciosos a la hora de vestirse. Entre sus clientes hay músicos, cocineros, estudiantes y abogados que los lucen felices en sus trabajos en el Poder Judicial, según detalla, a modo de ejemplo. De todos modos, envía sus prendas a todo el país.

Para no tenerle miedo al frío. Los buzos-ponchos deportivos tienen capucha, tiras regulables, son oversize. Se pueden usar arriba de la campera, como tercera o cuarta piel, o sencillamente como una prenda en sí misma.

La pregunta del millón es como de una prenda tan básica, como el poncho, que no es más que un rectángulo de tela y un corte en el centro, ella pudo hacer hasta 200 prendas diferentes, reconvirtiéndolas en objetos "de deseo", por así llamarlas. "Lo repito desde el 2014: Aubone es tradición y rebeldía, lo autóctono y la estética contemporánea, lo ancestral y el diseño para lograr una prenda para la vida cotidiana. A veces será ese rectángulo, otras un triángulo, otras con un corte en el frente, otras cerradas y con aberturas en la base. Lo cierto es que es una prenda básica que siempre estuvo vigente, que existe desde siempre y que lo que más me gusta es que cada uno le puede dar su estilo. Cuando algo es tan esencial y elemental, es el usuario quien termina de darle su toque especial. Es algo inevitable, como pasaba con los gauchos que usaban sus ponchos para hacer sus carpas, los ponían de monturas en los caballos o las tiraban al piso para dormir. Ahora sucede lo mismo, al menos en mi vida. Nadie pasa desapercibido usando un poncho", asegura la diseñadora que logró imponer los ponchos aún antes -un año para ser exactos- que una famosa marca internacional, Burberry, que hizo unos con las iniciales bordadas de las famosas que fueron un furor. 

Super abrigada. Esta capa abotonada con reminiscencias de sastrería militar desde lo estético, y confeccionada en paño de lana combinada con ana bouclé y detalles de forrería
en rojo es parte de la colección Sastrería.

Para verla mejor


Las redes son el fuerte de la marca. Se la puede encontrar como @aubone (en Instagram) y en www.facebook/auboneba (en Facebook). También tiene su catálogo actualizado con el stock disponible en su tienda online www.auboneba .com.


Otro canal de venta es acordar una visita a su showroom, ahora en San Juan.

Imagen de marca. Las promotoras de Corona lucen los ponchos que les hizo especialmente. En el 2019, hizo buzos oversize para la marca Budweiser, para el Lollapalooza. Esa vez la modelo fue Candelaria Tinelli.
Ponchos de verano. En realidad es una ruana con capucha reversible y estampada
artesanalmente para usar en la playa. También se puede hacer con telas más abrigadas.

Por Paulina Rotman
Fotos: colaboración Aubone -con material fotográfico de Rodolfo Schmidt, Ale Carracedo, Joakin Fargas, Carlo Enrico, Camila Miyazono, Isaías Bovio, Pablo Faro-.