Ella le pone las palabras justas. No puede ser de otro modo. Es escritora, desde que tiene memoria, dice. "La pandemia fue para mí como un crawl, una piña que me dio en la barbilla y me dejó atónita. Las primeras semanas estaba consternada y con una especie de pánico pensando que posiblemente moriría media humanidad, por lo que no entendía ese frenesí de mis compañeros artistas por crear páginas, recitar, crear videítos para redes. Me puse a trabajar obsesivamente en trabajos sociales y a preocuparme por todo el mundo con una sobredosis de información. Fue muy dura la realidad de las primeras cifras de la pandemia. Poco a poco, fui poniendo las cosas en contexto, se fue aclarando el panorama y me animé a considerar que realmente toda esta situación era la oportunidad de cambiarnos como humanos, de ser más conscientes y generosos. En ese proceso la escritura me ayudó a atravesar esa puerta de transformación', cuenta el devenir de los últimos meses.


Alejandra Bondanza es escritora. Asegura, una y otra vez que, la literatura es su vida y que la define. Y en pandemia fue su cable a tierra. "Soy creadora. Escribo a diario poesía, narrativa, corrijo escrito de otros, administro páginas de Internet, doy talleres, edito, gestiono literatura', enumera sobrados ejemplos para demostrar cómo es habitada por palabras, aun cuando se queda en silencio, como al principio de la cuarentena en la que se vio sumida el mundo entero. Fue así hasta que dos proyectos de escritura colectiva, mediados por las redes sociales, llegaron para sacudirla, para despabilarla, para rescatarla, como a tantos otros.

Alejandra Bondanza.


Uno de los proyectos es Insomnia, un desvelo colectivo, nombre completo del grupo de escritura que tiene la madrugada como motivación y como punto de encuentro para algunos sanjuaninos que se conocen desde adolescentes pero también para otros escritores e intelectuales que no concilian el sueño y que en su lugar, dan rienda suelta a la creación. El encuentro en este caso se concreta a través de Whatsapp.


Junto a Carla Grossman, Andrés Mattar, Betto Peluc, Iván Martínez, Cristina Posleman, Lourdes Nafá y Vanina Rodríguez y 10 participantes más- se activan desde este lado de la cordillera, en Córdoba, en España, México, Alemania y Brasil.


"Es un grupo de gente sensible, lúcida, insomnes que necesitábamos de alguna manera perder el sueño como una premonición. Nos contactamos, nos apoyamos, nos agrupamos en un desvelo en el que volcamos esa necesidad de contar la pesadilla, la ansiedad social, la inequidad, la frustración. Somos personas que en ese estado de vigilia, nos reunirnos para aprovechar un tiempo improductivo y volverlo productivo en lo artístico generando una conciencia colectiva. Trabajamos con el texto de otro, leyendo al otro en voz alta, recitamos, traducimos de un idioma a otro, pasando la poesía por el cuerpo del otro. Es una red sin cuerpo, sin distancias, sin cadenas ni memes, donde podemos tener una conversación de almohadas, casi susurros. Sólo creación y diálogo desde la literatura', explica. El trabajo se hace a partir de consignas, con textos propios y colectivos. El sueño del proyecto, nunca mejor dicho, es hacer una revista literaria.


Del otro proyecto del que participa es de Plantel, un trabajo colaborativo con profesionales de otras artes. Fue propuesto desde la virtualidad por Mula Cultura, una organización de La Plata que se dedica a la comunicación, gestión, producción y asesoramiento de productos culturales y artísticos. Más de 100 personas de distintas latitudes (San Luis, Tucumán, Chubut, Santa Fe y Rosario, Posadas, Córdoba, San Martín de Los Andes, Mar del Plata, Ciudad de Buenos Aires, Chascomús, Berisso, La Plata, Cali, Bogotá, ciudad de México, Montevideo, Berisso, Madrid, Oporto y Francia) se inscribieron en este desafío de escribir, hacer una performance teatral o una fotografía respondiendo a diferentes consignas diarias. Los resultados se vuelcan a Instagram y Tumblr (una plataforma de microblogueo que permite a los usuarios publicar textos, imágenes, videos, enlaces o audios) y son criticados, enriquecidos y hasta valorados por los pares. La propuesta es por demás original y motivadora para esta escritora sanjuanina que pasó (y abandonó) los claustros de Letras, Derecho y Administración de Empresas mientras vivió en España. Lo que no quiso decir que no abrazara las letras para siempre y desde distintos espacios como la docencia formal y la propuesta casi lúdica. "La creación es más rica cuando se comparte', asegura poniendo en palabras el leiv Las producciones pueden verse en https://plan telmaratonyresidencia.tumblr.com. Esta vez el deseo de Alejandra es replicar la experiencia en la provincia.


De la parálisis, a la movilidad

En estos meses, Alejandra empezó a darle forma a la primera Colectiva de Editoriales Autogestivas de San Juan, que reúne a casi todas las editoriales independientes y autosustentables, revistas culturales y educativas y fanzines de la provincia. Esto la hizo reactivar su editorial El Momo Editor, la que tenía junto a Adrián Campillay y con la que ya empezó a activar varios proyectos.


Esto no es todo. Está a punto de comenzar con sus talleres literarios presenciales y virtuales para principiantes y talleres de Seguimiento de Obra para quienes ya iniciaron el proceso, en La Gárgola. Los interesados pueden inscribirse o pedir información a los teléfonos 2644443489 y 2646736259 (Sonia Parasi) o en el espacio cultural ubicado en calle Lorenzo Fernández 39 norte, en el barrio Santo Domingo, en Chimbas.