Por: Bernardo Stamateas



Hoy más que nunca somos testigos de miles de personas, en todo el mundo, que han perdido la esperanza de un futuro mejor. No creen que lo que vendrá mañana será mejor que lo que experimentan hoy. Si anhelamos vivir vidas plenas y alcanzar todas nuestras metas, es importante recuperar la esperanza si es que la hemos perdido.


Esperar algo no es lo mismo que desearlo. La esperanza es más bien una "visión". Si vos me comentaras que te gustaría convertirte en actor o actriz, te preguntaría: "¿Y cuánto tiempo hace que estás estudiando teatro?". Si me decís que todavía no estás tomando lecciones, me doy cuenta de que solamente se trata de un deseo. No hay esperanza en vos, que es la creencia firme de que viene algo bueno. 


Otra cosa que no es la esperanza es una emoción. Las personas perezosas que jamás aplican excelencia a lo que hacen, en el fondo, no están esperando que algo suceda. Por eso, todo les da igual. Esta actitud los argentinos la conocemos bien y la ilustramos con la famosa frase: "Lo atamos con alambre'. Y, por otro lado, las personas nostálgicas tienen esa emoción porque no son capaces de ver algo bueno hacia adelante. 


Hoy sabemos que ciertas enfermedades surgen por la falta de esperanza en un futuro mejor. Pero quien alberga esperanza en su interior, quien mantiene una visión, se dirige hacia adelante sin detenerse, pase lo que pase afuera. Esto es así porque su meta no es que lo vean y lo feliciten, sino más bien alcanzar un mañana brillante. Muchos están pendientes de los ojos de los demás y accionan para impresionar. Pero muchos otros viven con esperanza e, incluso, desarrollan una "mentalidad de esperanza' que les permite ver mucho más allá de sus circunstancias actuales. 


¿Cómo podemos tener este tipo de mentalidad con los demás?

Cuando discutas con tus hijos y te reprochen algo (que no los escuchaste o no los ayudaste en algún momento, por ejemplo), podés responderles: "De acuerdo, tenés razón pero, ¿cómo seguimos de acá en adelante?'. Lo mismo cuando un cliente en tu negocio venga a quejarse por algo, decile: "Tiene razón, ¿cómo lo mejoramos de acá en adelante?'. Tristemente muchos evitan pensar hacia adelante y escogen vivir sin esperanza. 


La mentalidad de esperanza nos ayuda a determinar cómo actuaremos de acá en adelante. Es decir, a armar un plan futuro en el presente. La verdad es que vos y yo nacimos para tener esperanza y esperar siempre lo mejor para nuestras vidas. Por eso, cuando una persona viene a buscar consejo y me comparte algún problema que lo está angustiando, le sugiero: "Está bien pero, ¿cómo vas a continuar de acá en adelante?'. 


Hablar de, o pensar en, lo que ya es historia y no se puede cambiar nos lleva a anclarnos en el ayer. Decidamos tener mentalidad de esperanza a diario y miremos hacia el futuro para lograr crecer y avanzar, y motivar a otros a hacer lo mismo. Practiquemos armar planes a futuro con rapidez para mantener la esperanza viva y ahorrarnos muchos dolores de cabeza. Porque... ¡lo que viene será mucho mejor!