Puede parecer que las colonias de verano que organizó el Ministerio de Desarrollo Humano y Promoción Social, entraron en el guión de una película de Ciencia Ficción, con la idea de que ninguno de los más de 20 mil niños que concurran a estos espacios, se quedara sin saber lo que es un casco de realidad virtual, entender cómo se maneja un robot o descubrir para que sirve la realidad aumentada, entre otros desarrollos tecnológicos que a simple vista dan la sensación de estar muy alejados de la cotidianeidad de cualquier ciudadano. Mucho más si se trata de niños.


Eso no es todo. La propuesta también incluía la posibilidad de que los más pequeños manipularan objetos como tablets y celulares para hacer uso de aplicaciones móviles, hicieran volar drones, comandaran robots, más otras opciones tan atractivas como innovadoras.


Lejos de ser parte de un rodaje fantástico y para sorpresa de los participantes, todo esto se hizo realidad la semana pasada cuando, en el mismo contexto donde los chicos podían aprender a nadar, incursionar en diferentes deportes y ramas del arte, divertirse con juegos planificados por los profes, tomar un desayuno y almorzar, aprender nociones claves de salud y cuidados del cuerpo, entre otros conocimientos, se sumó un proyecto de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación (Seciti) para acercar la ciencia a la población de 6 a 13 años. Ellos, felices, por un ratito fueron científicos y por qué no, geniecillos tecnológicos


El programa en cuestión lleva por nombre Ciencia Peques y pretendía tener un alcance enorme, pasando por lo menos dos horas en buena parte de las sedes de las 90 colonias que comenzaron a funcionar los primeros días de enero, para poner a disposición un despliegue de drones, aplicaciones digitales, tablets, cascos de realidad virtual. Ahora que se suspendieron por el alto porcentaje de personas contagiadas con Covid-19, las autoridades reevalúan cómo y cuándo ponerlo en marcha otra vez (ver Último momento: itinerario en suspenso). De todos modos, la iniciativa fue muy bien recibida en las cinco colonias que pudieron visitar con alrededor de 1500 niños.

Ciencia Peques -que cuenta con un equipo de seis profesionales propios, entre los que está, por ejemplo Claudio Alessio, el ganador del Virtuality 2019 (la feria de tecnologías que se hace en París y en San Juan, aquí organizada por la Seciti)- además de ser una prueba piloto, se planteó como un espacio para fortalecer un vínculo real entre la ciencia y la tecnología y una población que se considera nativa digital, aunque difícilmente tenga acceso a este tipo de equipamiento. Por razones obvias, salvo excepciones muy puntuales, no hay nadie que tenga a su alcance un dron o un robot programado para hacer goles en una pequeña alfombra como si fuese un metegol, con la diferencia que esta pelotita se maneja desde un celular. En cambio, en este proyecto, todo esto está al alcance de la mano de los niños.


"Cuando el ministro de Desarrollo Humano, Fabio Aballay, nos invitó a participar de las colonias, sentimos que era una gran oportunidad para que por medio de políticas públicas pudiésemos promocionar y despertar las vocaciones científicas en los más pequeños y así, ellos, de chiquitos, empiecen a interesarse, preguntar y movilizar ese músculo creativo, de curiosidad, de conciencia critica, de estímulo para seguir aprendiendo. Sabemos que ahí está el semillero que hay que regar y cultivar. Pero a su vez, quisimos mostrarles a los chicos que todo este mundo tecnológico es posible y que masivamente, niños con pocos recursos, pueden acceder a la última tecnología, que a su vez, es creada, fabricada y usada en San Juan'', dice con un entusiasmo difícil de disimular, Marita Benavente, la flamante Secretaria de Ciencia, Tecnología e Innovación.


La energía que tiene es porque no sólo se abocaron a darle la oportunidad a los niños de tener contacto con esta tecnología de última generación y demostrarles que no es un campo vedado solamente para estudiosos de laboratorios ya que considera que el conocimiento está disponible para todos    , sino que a la vez, fue una gran excusa para convocar e incluir productos de talentos individuales y también empresas incubadas previamente en distintas instancias lanzadas desde el organismo que hoy dirige. De hecho, algunas apps, juegos interactivos, dispositivos tecnológicos que se usan en el proyecto son creaciones de alumnos que fueron parte de los cursos inmersivos y de organizaciones que expositores en el Virtuality, dos iniciativas de la secretaría. 

"Con Ciencia Peques cerramos un círculo: productos tecnológicos sanjuaninos como los drones, las cámaras 360 de realidad aumentada, la aplicación Dinosauriar y hasta videojuegos nos sirven para generar una experiencia sensorial virtual en los chicos de nuestras colonias. Esta pequeñas motivaciones pueden ser el puntapié inicial para que alguien inicie una búsqueda en la carrera científica como parte de su camino de vida'', asegura la funcionaria.

Preparados, listos, ya


Mariela Limerutti, directora de Coordinación y Creatividad de la Seciti, destaca que con Ciencia Peques, se plantearon tres aspectos para incursionar, jugando y así generar e incentivar la curiosidad por la tecnología. Dinosaurios, Naturaleza y Máquinas fantásticas son los tópicos propuestos.


¿Cómo se abordan? De forma muy divertida, sin lugar a dudas.

"La propuesta es un recorrido lúdico pedagógico en el que nos valemos de diferentes elementos tecnológicos pero a su vez, tiene una contrapartida creativa. Los chicos usan estos dispositivos de última generación pero también hacen con sus manos y se llevan a su casa, sus propios objetos. Es un modo de decirles que la ciencia es esto: tecnología, trabajo curiosidad, experimentación y creatividad'', resume Limerutti.


En el cronograma original de este "tour'' tecnológico, la consigna es que cada niño pudiese pasar de manera individual por cada temática y experimentar.


Entonces para trabajar con los dinosaurios se recurrió a la aplicación Dinosauriar, ganadora del concurso sobre el descubrimiento paleontológico de Ingentia Prima, un dinosaurio gigante del período Triásico (es decir de más de 200 millones de años) descubierto en Baldes de Leyes, en Caucete. En ese concurso, el desarrollador Leonardo Reyes Reginato creó una app en la que valiéndose de realidad aumentada, con infraestructura, composición musical y diseño gráfico propio, presentaba con sustento científico esta especie animal terrestre, la de mayor tamaño de la que se tenga registro hasta el momento (pesaba más de 10 toneladas) y la flora autóctona de su entorno. 


"En tablets, los niños conocen al dinosaurio en cuestión y lo activan, haciéndolo mover y correr a su gusto, por medio de la realidad aumentada. También pueden dimensionar como era su esqueleto o su cuerpo completo, pueden pintarlo, entre otras actividades. Ese sería el aspecto tecnológico que incentiva una segunda propuesta que es la creativa y se basa en modelar con plastilinas, un armazón de alambre y con papel de aluminio, el propio dinosaurio que, cada uno puede llevarse a su casa de recuerdo'', agrega la directora.

Para abordar los secretos de la naturaleza, las actividades están basadas en la realidad virtual. Para eso, cada chico tiene que colocarse un casco oculus, que lo introducirá mágicamente en un mundo de naturaleza plena y un tanto exagerada, con sus colores y sonidos. "Estarán inmersos o sumergidos en un ambiente natural. Si levantan la cabeza o la bajan, si miran a uno u otro costado, todo lo que tendrán a su alrededor, gracias a ese casco será naturaleza'', detalla. Luego de pasar por esa vivencia, cada chico podrá dibujar con teclas de los sensores que tenga en sus manos, algún elemento de lo que ha visto. Claro que esta vez no habrá papel ni lápiz. Sino que trazarán pinceladas en aire como "soporte'' de sus creaciones. O sea que los dibujos son virtuales.


La instancia artesanal de esta temática será la fabricación de una lupa casera para hacer observaciones directas de insectos y plantas que encuentren en el lugar.


Quien quiera saber un poco más sobre máquinas fantásticas, tendrá a su alcance drones y un robot con forma de pelota que hay que mover por medio de un celular o una tablet para poder hacer la mayor cantidad de goles. "Es fantástico verles las caritas a los niños cuando accionan los robots y pilotean los drones o vehículos áreos no tripulados por el aire. Ahí sí que el entusiasmo por la ciencia llega a su máxima expresión'', afirma y agrega que, como complemento, tiene un as bajo la manga: los integrantes de Ciencia Peques les enseñan a armar brazos robóticos con cartón troquelado, articulaciones y conexiones que les permitan moverse.


"Sabemos que la experiencia es limitada, que es un ratito en el que cada chico puede accionar, sorprenderse, divertirse, preguntarse y querer saber más. Ya eso es más que válido'', coinciden ambas funcionarias sobre la experiencia que llevaron a las colonias de verano.


Último momento: itinerario en suspenso


Hasta el cierre de esta edición, los talentos y científicos de Ciencia Peques hicieron maravillar a los niños de las colonias que funcionan en La Laja (Albardón), el Polideportivo Municipal de 9 de julio, Caucete, la Escuela Ibarboru y el Polideportivo de la Municipalidad de Santa Rosa en 25 de Mayo.


Estaba previsto que siguieran por diferentes sedes de Angaco, San Martín, Capital, Rawson y Pocito, inclusive llegar a los distritos más alejados de Jáchal, Rodeo en Iglesia, Villa Calingasta y Villa Nueva (en Calingasta), Los Berros, Tres Esquinas, Cochagual y Pedernal en Sarmiento, entre otros puntos de la provincia. Ante la suspensión de esta propuesta recreativa del gobierno para los niños, por la compleja situación sanitaria por la pandemia -al cierre de esta edición se había tomado esa decisión-, la titular de la Seciti, se comprometió a sostener la iniciativa y vehiculizar la llegada de las actividades a todos los departamentos que no han podido vivenciarlo, una vez que se aplaquen los contagios. No está descartado que pueda ser en las mismas colonias, o, en su defecto, en otros ámbitos escolares o sociales, como por ejemplo plazas o clubes deportivos. 


Vale aclarar que por utilizarse dispositivos que, a su vez, eran compartidos y manipulados por más de una persona, todo el tiempo se aplicó un estricto protocolo de higiene y sanitización que incluyó uso de material descartable como guantes y visores, colocación de alcohol en cada elemento tecnológico, alcohol en gel en las manos de los niños y uso barbijos para evitar posibles contagios de covid y así trabajar y jugar con seguridad. 

  • Más proyectos

Con la propuesta de las colonias de verano recién se inicia una etapa de fomento de la ciencia y los niños, que se empezará a materializar en los próximos meses. De hecho, Benavente anticipó que se está trabajando en convocatorias para formar a la población (sin restricción de edad, pero especialmente pensadas para que los jóvenes se capaciten en herramientas que les abran oportunidades en el mercado laboral) en temáticas como plataformas 4.0. 


También van a lanzar algunos programas de apoyo a los proyectos surgidos en los 120 Clubes de Ciencia que funcionan en escuelas primarias y secundarias de toda la provincia. 

Por Paulina Rotman