En esta propuesta la calidad del vino no está en discusión. Diría que ni siquiera le digamos vinos "sueltos" para no herir antiguas susceptibilidades. Lo cierto es que la propuesta del Instituto Nacional de Vitivinicultura de realizar una experiencia piloto con el gobierno de Río Negro donde sus bodegas, muchas asociadas al turismo, puedan vender vino a granel en forma directa al consumidor, es una noticia que ha generado polémica.


Hay dos frentes: por un lado los que tienen miedo de que "alguien haga macanas" y desprestigie al sector, y por otro los que por esta vía piensan vender más vino y saldrán de una vez a dejar las palabras y a competir con otras bebidas, con la cerveza en primer lugar.


La genuinidad no está en discusión, ya que el INV fiscalizará esta prueba. Lo que sí se debe entender es que el vino a granel no significa vino barato y de mala calidad, por el contrario no tenemos que menoscabar a los consumidores, ya que prefieren lo bueno pero a un precio mucho más accesible. También creo que hay un negocio que la propia industria deja pasar sin reinventarse. A la bodega que no le interesa el sistema, seguirá con lo que tiene y su canal de venta, pero a la que ve un negocio por lo menos lo intentará. Y ahora es posible que pueda tener permiso.


Que tenga éxito o no, dependerá de la propia industria, una industria que le gusta poco ser controlada, pero cuando aparece un tema como este exige controles, sin mirar que son ellos mismos los que reclaman que a los cerveceros nadie los controla. De una vez por todas la industria vitivinícola debe ponerse los pantalones largos.

El dispenser en el mundo, cada vez más utilizado.



EL AUGE EN EL MUNDO

El comercio está enviando una señal muy importante ya que hoy se adquieren vinos que pueden enviarse de una manera mucho más económica, eficiente y en cuidado con el ambiente (menos botellas, menos etiquetas, menos corchos, menos energía de transporte, menos cartón, etc.). En definitiva, es un negocio más sustentable en lo económico (se ofrece el mismo producto a menor precio), en lo ecológico (menos emisión de dióxido de carbono al aire) y en lo social (permite llegar y satisfacer a más gente). Pasando en limpio: la noticia es que el comercio ya no está solo interesado en el vino embotellado.


Hay que tener algo bien en claro: 4 de cada 10 litros que hoy se comercializan en el mundo son a granel, un negocio anual de 3 mil millones de euros.


Otro dato no menor es el llamado "vino en grifo" o "vino en surtidor" que ofrecen los bares de Nueva York, por ejemplo. Hoy está ganando adeptos. Si esto ocurre ya en el mundo, ¿qué estamos esperando?


Hacia este comercio apuntan las bodegas argentinas, y con más razón San Juan debe apostar a ello, porque tiene muy buena relación precio calidad en sus vinos, especialmente el proveniente de bodegas pymes de capital nacional.


El vino a granel opera en un universo paralelo al mundo del vino premium. De este tema algunas empresas no quieren hablar. No encaja con la idea de obtener vinos únicos de todo el mundo para el comercio premium.


Pero como la calidad del vino embotellado en el mercado es posiblemente la misma, y ofrece considerables ahorros, más clientes comenzarán a hacer preguntas por qué no se les ofrece una solución de vino a granel para algunos de sus vinos.


Se podría argumentar que el vino de barril o de grifo, o el vino de la casa, son simplemente una extensión de la demanda de vinos que pueden enviarse de una manera mucho más económica, eficiente y ambiental. El desarrollo de la tecnología de barriles y vinos de barril está abriendo la puerta a más puntos de venta premium para ofrecer un servicio muy diferente a sus clientes. En este tema también el INV ya autorizó esta forma de venta.


El periodista especializado Richard Siddle, ha publicado en el sitio británico The Buyer que a medida que aumenta la presión sobre los márgenes y la necesidad de impulsar el valor en la cadena de suministro comercial, los vinos a granel y embotellados en el mercado tienen un papel clave que desempeñar para ofrecer a los clientes.


Para algunos, todavía significa vinos de menor calidad y poco homogéneos y no adecuados para un consumidor del embotellado. Pero algo es cierto: la gran cantidad de "vino de la casa" que ofrecen en bares y casas de comida en el mundo indica que hay gente que los prefiere cada día más.


Está muy claro que las botellas de vidrio son el principal problema en el valor de la huella de carbono en el vino. Jancis Robinson, una crítica inglesa de vinos, sostienen que las botellas de vino requieren mucha energía basada en combustibles fósiles para fabricar, y luego para transportar, y tal vez reciclar. No es de extrañar que las botellas ahora se consideren ineficientes. Y es increíble que la industria del vino todavía esté utilizando envases que datan del siglo XVII. Ciertamente, es hora de que el sector vitivinícola global reconsidere los envases, al menos para la gran mayoría de los vinos menos costosos que se elaboran para consumo inmediato en lugar de envejecer en botella.

Robinson sostiene que las botellas de vidrio pronto se verán como otro dinosaurio más en el embalaje y transporte del vino.