Felipe, Juliana y sus hijos Josefina e Iker en Malleval, un pueblo al sureste de Francia de apenas 600 habitantes dedicado a la vitivinicultura.

Fotos Gentileza familia Azcona -Rauek 


Todo lo hicieron juntos. Desde la universidad donde estudiaron Ingeniería Agronómica, formar una familia con dos hijos, concretar su propio emprendimiento vitícola -Elefante Wines-, hasta viajar a Francia a realizar una vendimia con los chicos para seguir aprendiendo sobre viñedos y vinos. Felipe Azcona (33), agrónomo, y Juliana Rauek (33), también agrónoma y enóloga, son dos apasionados por la vitivinicultura, lo que los llevó a producir vinos artesanales de alta calidad que pasaron del garaje de su casa, a una bodega en Santa Lucía debido a la demanda. El compromiso pudo más y decidieron viajar casi 3 meses a la bodega Famille Pierre Gaillard ubicada en Malleval, un pueblo de apenas 600 habitantes en la Región del Ródano, Francia, para seguir asimilando técnicas de elaboración y sumar conocimientos para aplicarlos a sus propios productos.


Su historia comenzó en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo en Mendoza, y apenas se recibieron se trasladaron a San Juan donde se casaron y tuvieron dos hijos -Josefina (3) e Iker (1)-. Sin dudas formaron un dream team. 


Hace apenas algunos años decidieron compran uvas de la variedad Malbec en el Valle de Pedernal para hacer de manera experimental su primer vino, cuya barrica quedó guardada en un cuarto y no sabían que destino darle (por eso su primera marca: "Elephant in the room" hace honor a la expresión estadounidense referida a algo que es casi palpable pero de lo que nadie quiere hablar). 


El emprendimiento fue creciendo desde su lanzamiento en 2016, en una fecha emblemática para ambos: su casamiento. Allí no sólo consumieron parte de aquella barrica de Malbec, sino que también vendieron las botellas restantes (a esa altura ya tenían etiqueta y todos los permisos legales).


El garage de la casa no sólo quedó chico sino que también los cuartos se llenaron con la familia que fue aumentando. Sin duda son imparables. Tanto que a la par del crecimiento profesional y personal decidieron emprender viaje a Francia para seguir aprendiendo. En unos días regresarán luego de casi tres meses de vendimia europea con una carga de conocimientos que volcarán a su propia bodega. Desde Malleval, Felipe contó la experiencia vivida en el Ródano.

Juliana en la Bodega Famille Pierre Gaillard en plena tarea laboral.



- ¿Cómo surgió el viaje?

Tanto Juliana como yo ya habíamos tenido experiencias de trabajo en Francia, pero éramos muy jóvenes y queríamos repetirlo juntos ahora que tenemos más vendimias realizadas y nuestra propia bodega. Pensamos que volver nos sumaría muchos más para formarnos y capacitarnos, salir de la zona de confort, viajar con los chicos y que ellos también vivan la experiencia. Fueron muchos los motivos pero el principal fue aprender y mejorar un poco más.



- ¿A qué tareas están dedicados en la bodega francesa? 
Tuvimos la suerte que Juliana se dedicó más a los blancos, sobre todo a los Viognier que hacen acá, pero también Marsanne y Rousssane fermentado en barricas. Ella estuvo en todo el procedimiento desde el comienzo y yo estuve un poco más en la viña y después en la bodega para elaborar tintos. Además acá tienen la política de degustar mucho los vinos, el dueño es una persona mayor pero que todos los días está presente cuidando cada detalle. Es un trabajo duro de vendimia el que estamos haciendo pero sabíamos que así sería. Es una bodega chica de cien mil litros con 18 etiquetas distintas por lo que tienen muchos tanques pequeños, muchas parcelas distintas, y el trabajo no es para nada repetitivo. 



- ¿Les costó adaptarse con los chicos?
La primera semana fue dura porque ellos venían con el cambio de horario, Josefina empezó la escuela y en San Juan iba a un maternal, así es que el shock para ella fue fuerte. La primera semana no trabajamos y nos dedicamos a su adaptación, y a conocer la niñera que cuidaba a Iker. En definitiva Josefina fue la que más se tuvo que adaptar, pero los chicos son fantásticos. Por otro lado tuvo la suerte de ir a una escuela pública de un pueblo de 600 habitantes que por una cuestión de población los chicos de 3, 4 y 5 años van juntos a un mismo curso, y ella por ser la novedad todos estaban muy entusiasmados con conocerla así es que hubo muy buena predisposición. También tuvimos la suerte que había una seño que hablaba español y eso ayudó un poco.



- ¿Qué vinos elaboran allí y que características tienen?
En blancos se elaboran 3 variedades, principalmente Viognier y en menor medida Rousssane y Marsanne. Prácticamente acá es el único lugar donde se hace Viognier de alta gama ya que que estuvo a punto de desaparecer luego de la segunda guerra mundial. En esa época quedaron solamente entre 15 a 20 hectáreas y, luego plantaron muchas más. Trabajan con Denominación de Origen Controlado (DOC) - Saint Joseph y Condriu-, se hacen fermentados en barricas. En tintos trabajan con la variedad Syrah, sólo que según el origen del viñedo tienen distinto prestigio y precio. Las zonas son Cornas, Crozes Hermitage, Saint Joseph, Cote Rotie, esta última es la más prestigiosa. Además tampoco se mezclan las fincas, cada una se separa en un tanque que fermenta distinto, va a una barrica diferente, donde lo más importante es el viñedo y su origen, luego eso va reflejado en la etiqueta y en el precio. 



- Si tuvieras que comparar esos vinos con los que elaboran acá ¿cuáles serían los puntos en común y cuáles las diferencias?
El punto más importante es que ellos no riegan y nosotros sí. La vid está adaptada y si la dejas en el patio de tu casa crece como una maleza, entonces tienen muchas más plagas y más variabilidad porque hay años que llueve mucho y otros menos, y no siempre en el momento correcto. Son todas desventajas, se hace más difícil cultivar. La vid les ha quedado en las zonas más marginales, en lugares más escarpados y secos que les dio mejor calidad de vinos ya que las buenas tierras y más planas se usan para cereales. Como ellos tienen una historia muy larga en la enología tienen viñedos identificados según la ladera donde se encuentre, es como si en Pedernal o en Zonda dijéramos que tal vino proviene de tal costado, con determinadas características y se cultiva de tal manera con tal variedad. A eso hay que agregar que comercializan en base a las DOC y nosotros le damos más importancia al varietal o a la misma bodega. Un dato curioso es que en sus etiquetas sale muy grande el lugar de donde procede el vino, más chico el nombre de la bodega porque es más importante el origen, e incluso no tienen contra etiqueta explicativa, por ejemplo, Condriu es una denominación que tiene barrica pero no brindan esa información, dan por sentado que el consumidor lo sabe. Te diría que son muy sobrias - hasta aburridas- , en cambio nosotros ponemos todos los datos, se trata de explicar lo más posible y hasta contar una historia, muy distintos desde ese punto de vista. Ellos tienen un precio base muy interesante tanto que los de Cote Rotier no bajan de los 40 euros y los de Saint Joseph no bajan de 15.

Viñedos del Ródano con Denominación de Origen Controlado (DOC o AOC sigla en francés).


- Y en lo referido a tecnología y formas de vinificación ¿hay coincidencias? 
La tecnología no cambia, incluso en algunas cosas nosotros estamos más tecnificados porque ellos son más tradicionales, pero sí tienen más bombas y más cosas necesarias para la elaboración porque todo es más barato y les cuesta menos comprar. La buena noticia es que no estamos atrasados en tecnología. También nos diferencia el tipo de suelo y que pueden chaptalizar (agregar azúcar), cuando la uva no llegó a madurar suficiente, y nosotros no. Tienen una enología muy poco intervencionista. 



- ¿Qué estilo de vida llevan en Malleval? ¿Cómo es la zona, sus vecinos y la educación de los chicos?
Estamos en un pueblo muy pequeño, en la campiña como le dicen los franceses, se acuestan muy temprano. A las 9 de la noche prácticamente ya no circula ningún auto. Los vecinos son cordiales, te saludan, pero no son personas tan curiosas como nosotros que en general nos acercamos a preguntar o a ver de donde son. En cuanto a la educación, si bien el jardín a donde va Josefina es de un pueblo, la infraestructura es espectacular, entra a la mañana, almuerza ahí, duerme la siesta y luego tienen media tarde. Si uno quisiera la podría dejar a las 8 y buscar a las 6 de la tarde, pero nosotros la buscamos antes. Está previsto para que la gente pueda trabajar.Tiene orientación Montessori con edades mezcladas donde aprenden unos de otros, con seños muy preparadas, es un pueblo muy pequeño con todo muy avanzado.


- ¿Han podido conocer otras zonas?
Hemos aprovechado para salir mucho por la región, sobre todo para hacer viajes vitícolas. También hemos visitado la Borgoña y volvemos a ir este fin de semana porque es un lugar muy especial. Iremos al Sur antes de regresar para conocer todos esos viñedos.



- Contame sobre la vendimia en Francia ¿trabajan muchas mujeres?
Es muy interesante porque las bodegas cuentan con tecnología suficiente para que no sea una limitante para nadie. De hecho nosotros hemos tenido gente hasta de 65 años cosechando y la misma proporción de hombres y de mujeres. Dentro de la bodega cualquiera descuba sin importar su género, porque si bien es un trabajo físico no tienen el prurito que tenemos nosotros de ver a una mujer con algo pesado y pensar que la debemos ayudar. Hay una igualdad plena, no forzada y una tecnología que ha permitido que las mujeres hagan más cosas. Ahora empezó la poda y hay 7 mujeres y dos hombres, claro que se hace con tijeras eléctricas pero no se incorporaron para que trabajen ellas sino que se sumaron para que los empleados tengan más bienestar. En Argentina tenemos mujeres sommelier, enólogas, pero en la bodega y en las fincas ves siempre operarios varones, eso si nos llamó la atención. Nosotros hemos hecho siempre todo a la par, pero acá al verlo de manera tan natural nos abrió más la cabeza para pensar por qué creemos que deben ser solo hombres los que realizan algunos trabajos. 



 - Si pudieran radicarse allá, ¿lo harían?
Creo que no, nuestro país tiene muchas oportunidades, muchas cosas para hacer, tiene un ritmo de vida al que estamos acostumbrados, mucho más rápido que el de este lugar que a veces nos parece demasiado tranquilo. Tenemos una vida familiar y social que valoramos mucho y por suerte tenemos un emprendimiento al que apostamos para crecer. La agronomía tiene algo muy lindo que es la contra estación por lo que venir a elaborar más vinos sería maravilloso, pero no me veo como familia viviendo acá. La experiencia es divina, pero extrañamos mucho este tiempo, imaginate si fuera más. No está dentro de nuestros planes.



- ¿Traen ideas nuevas para la elaboración de sus vinos?
Nos llevamos muchas ideas, nos han dado ganas de elaborar un gran Syrah, también nos ha cambiado el enfoque del Malbec, de como ellos elaboran vinos de parcela, como degustan todo el tiempo para seguir la evolución de los vinos, entre muchas cosas más. Incluso, este año ha sido muy frío por lo tanto los vinos son más ácidos y tánicos, algo que a nosotros en San Juan nos asusta mucho, y en caso de pasar algo así tendemos a esperarlos hasta que suba el azúcar, sin embargo acá hicieron vinos espectaculares con condiciones más difíciles que las que tenemos allá. También aprendimos sobre técnicas de fermentación para los blancos, y muchas cosas más gracias a estar trabajando tanto en la bodega. Nos llevamos un diario de vendimia donde hemos anotado todo y ahí está cada detalle de lo que vamos a incorporar.