Entre hoy y el 9 de julio próximo, ir de compras al negocio de María Eugenia García y al showroom de las diseñadoras de modas Cecilia Valentino y Jorgelina Turcatto tendrá un sentido diferente. Es que todo aquel que lleve una prenda en desuso no sólo obtendrá un descuento en lo que compre sino que además estará colaborando para abrigar a los niños que concurren a diferentes hogares mantenidos por monjas y a los enfermos terminales a los que ayuda la Fundación Manos Abiertas. Esta es una idea compartida por las tres jóvenes en algo más que una sociedad marcada por la moda sino que motivada por hacer solidaridad.

"Yo quiero tener un negocio distinto por eso con ayuda de las diseñadoras se nos ocurrió hacer una promoción con descuentos pero a su vez que tenga un compromiso con la sociedad. Obviamente que para que salga algo positivo necesitamos de la ayuda de las clientas a quienes les pedimos que traigan ropa en condiciones, limpia y lista para usar, puede ser para grandes o chicos, para hombre y mujer. Lo importante es que sea ropa útil y no prendas rotas, sucias o que no le sirvan a nadie. A cambio obtendrán en una prenda nueva de la marca Valentino Turcatto un descuento del 40 por ciento. Creemos que esta es la forma de aportar entre todos un granito de arena", cuenta María Eugenia García desde su flamante negocio en el Patio Alvear -Menta- donde desde hoy habrá un canasto especial donde se depositará la ropa donada que será distribuida por la fundación.

Si bien en la campaña están pidiendo una prenda por cliente, obviamente no descartarán si llevan más donaciones, inclusive calzado. "De eso se trata, en definitiva el compromiso social que todos debemos asumir, cada uno desde su lugar", agrega la comerciante.

La ropa donada durante este mes llegará a los chicos que contienen en la guardería del Sagrado Corazón del Verbo Encarnado (que funciona en el Barrio Huazihul), mientras sus mamás trabajan. Allí un grupo de monjitas les hacen actividades. También repartirán entre los 90 niños que cuidan en el Hogar de la Medalla Milagrosa, en Rivadavia. En este espacio van chicos hasta 16 años a desayunar, almorzar, merendar y hacer las tareas de la escuela. Además llevarán al hogar de las Hermanas Vicentinas, en la Villa Marini.

Otro destino de las prendas donadas serán los "patroncitos", tal como desde la fundación llaman a los pacientes terminales que por ahora están internados en los hospitales. Es que por estos días, la entidad comenzó a levantar lo que será la "Casa de Bondad" para que personas enfermas, sin familiares que los acompañen y sin mayores recursos económicos. "Para ellos también juntamos ropa, especialmente de abrigo, camisones, pijamas e inclusive ropa de cama y toallones son muy útiles", explica Teresita de Menegazzo, una de las integrantes de la Fundación Manos Abiertas.