Se inició un nuevo período legislativo con toda la mediatización y protocolización a que nos tienen acostumbrados la clase política y dirigencial. Pero previo a ello hubieron acciones de importancia social que manejadas estratégicamente en la planificación de los tiempos, tienden a minimizar su impacto ciudadano, como fueron la canasta escolar, el incremento de las cuotas en los colegios privados, el aumento de precios de los uniformes escolares de uso obligatorio para todo el alumnado y docentes que concurren a dichos establecimientos educativos, edificios con graves falencias de infraestructura de todo tipo, la publicidad oportunista de refacciones, remodelaciones y construcción de escuelas.
En ese contexto, una vez más podemos observar con ojo crítico y desalentadora desazón que la Política de Estado de la Educación continúa ausente en el discurso inaugural de las sesiones ordinarias del parlamento sanjuanino, con una notable falta de la Ley Provincial de Educación, a pesar de los 6 años transcurridos desde que se aplica la Ley Nacional de Educación, y que aún sigue siendo un mero proyecto de intenciones con improvisaciones de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, por la abulia de la precariedad intelectual de legisladores que dicen representar la posibilidad de sueños y anhelos de los conciudadanos, para un futuro de expectativas y posibilidades ciertas.
Un Ministerio de Educación que debería demostrar ser el adalid en políticas educativas y que muestra una inercia espasmódica, léase implementación de la Educación Sexual en la escuelas primarias y secundarias, por ejemplo; cuando debería brindar una motivación y conducción hacia una sinergia entre todos los actores de la Educación.
Desde la impronta sarmientina hasta los tiempos actuales, la política de los intereses económicos, en su supremacía, han superado y avasallado principios rectores para recuperar el prestigio educativo como Nación Soberana en la materia.
Los discursos altisonantes, tantas veces vacíos de contenidos y siempre contradictorios con la realidad, nos muestran al gran mal argentino que es su errática educación, a cuyos vaivenes y zozobra nos tienen acostumbrados y que venimos padeciendo desde el comienzo de la década del "90, cuando se inicia un proceso político sistemático de deterioro en su calidad.
Hay una versada dicotomía entre Educación Pública y Educación Privada a causa de una rectora legislación educativa que padece nuestra Patria.
Hay sectores de la sociedad que sí están muy comprometidos en aportar sus saberes, sapiencias, conocimientos y experiencias educativas en pos de un país mejor, y que con un mero carácter enumerativo podemos mencionar y que no se agota acá.
Desde lejanas épocas, los jesuitas fueron verdaderos pioneros en la transmisión educativa y cultural. Prueba de ellos es nuestro Maestro de América quien recibió la semilla de la educación como vocación trascendental en sus obras y los tiempos por venir.
Los cientos de mujeres y hombres que hicieron del arte de enseñar el motivo por el cual luchar y vivir como símbolo de trascender en las generaciones futuras, y que podemos representar en Belgrano y Estrada, como en tantos otros.
Hasta llegar a este hoy, donde una institución sin fines de lucro, como es el Grupo de Fundaciones y Empresas, que entre 2011 y 2012 ha elaborado "La Guía de Inversión Social Privada en Educación”, que como un auténtico plan cuenta con objetivos centrales y fundamentales a largo plazo a saber: a) Abordaje: ejemplo de una política de la que debería ser un verdadero Sistema Educativo Argentino; b) Mecanismos de Implementación: en base a proyectos participativos institucionales para elevar "La Calidad Educativa” en todos los tipos de comunidades (urbanas, rurales, marginales) y c)Participación Social: para el "Mejoramiento de la Calidad de Vida”, como resultado esperable y comprobable de ello.
(*) Educador.