La catástrofe de Japón ha desatado una controversia en relación a la conveniencia o no de seguir utilizando energía nuclear en el futuro. Los máximos responsables de las áreas de energía de las principales naciones del mundo están repensando la expansión nuclear, aunque es un hecho que son pocos los países -por no decir ninguno- los que introducirán cambios en sus proyectos, ya que todos priorizan la posibilidad de generar energía abundante, económica y limpia, por sobre la seguridad de las distintas poblaciones, donde se ubican los reactores nucleares.

La energía nuclear ha sido vista hasta ahora, principalmente por las grandes potencias, como una forma de contribuir a resolver el problema del calentamiento global, al tiempo en que es una fuente de electricidad segura y sin emisiones, que reduce la dependencia de los combustibles fósiles. Salir de este esquema resulta todo un desafío ya que la generación de energía por otros sistemas alternativos o no convencionales no han alcanzado un desarrollo absoluto que garantice un abastecimiento satisfactorio.

En todo este esquema no hay que olvidar que si lo ocurrido a Japón ha sido el disparador del temor, hay que tener en cuenta que este país ha tenido una serie de factores que han actuado en contra de sus instalaciones nucleares, como por ejemplo estar en una zona altamente sísmica, proclive a terremotos, maremotos y tsunamis; y haber confiado en una tecnología que, en la opinión de los expertos, ya no era del todo confiable, con diferencia a la que están utilizando otros países, entre ellos la Argentina.

Son los países en vía de desarrollo los más esperanzados en encontrar en la energía nuclear la posibilidad de un crecimiento sostenido y, por lo tanto, los más interesados en seguir con sus planes de desarrollo de este tipo de energía. La Argentina figura entre uno de esos países, con la ventaja de tener a disposición la materia prima, que es el uranio, y un territorio tan vasto, con diferentes características geológicas, lo que permite planificar el sitio donde más conviene instalar un reactor.

Está por demás decir que en nuestro país hay zonas que no son sísmicas y también amplias superficies de terrenos, alejadas de centros poblacionales y con buenas condiciones climáticas ideales para instalar centrales atómicas.

Cuidando todos esos detalles, la energía nuclear podrá seguir desarrollándose hasta tanto se logre hacer viable otras formas de generar energía ya sea solar, geotérmica, eólica o hidroeléctrica, en abundancia.