Los políticos de nuestro país no quieren resignar sus privilegios, la justicia especula en parte con el gobierno de turno para expedirse en sentencia, los diputados no realizan leyes efectivas y se contentan con sus bancas a costa de su "representación" para el pueblo y los sindicalistas no renuncian a sus hegemonías. Este es el marco de la realidad argentina.


El gobierno de Alberto Fernández se prepara para emitir más moneda y transformar los planes sociales en otros similares teniendo como base un índice inflacionario anual del 40%, por lo que la emisión monetaria sería su equivalente. Justamente ello jamás significaría una solución puesto que el problema mundial de hiperinflación en ninguna parte del mundo se solucionó fabricando más moneda, evidentemente todo lo contrario. La impresionante situación que esto va a generar destruyendo la economía implicará medidas realmente apocalípticas de un futuro inmediato donde la peor de las consecuencias es el aumento de la indigencia, escasez y necesidad, justamente la crítica a la que el mismo Fernández sometió al gobierno saliente de Macri. 

"El país no termina por reconocer en la inflación una anomalía monetaria y por ende no trabaja para bajarla, sino solamente en 'discursos oportunos y brillantes que lleguen al pueblo'".

Argentina está en default y el político no quiere decirlo porque sus intereses son de acumulación y no de extensión solidaria por lo que a la vista está, no puede hacer frente a las obligaciones legales que tiene con el FMI, y menos aún con sus acreedores o potenciales consignatarios en la forma establecida por la que podría hacerse cargo progresivamente de deudas asumidas o por contraer. 


Argentina no tiene capacidad de generar un superávit, sólo la capacidad de ahorro en dólares. No hay en el político argentino una actitud de servicio sino de comodidad porque no resigna su status quo de vida, es decir su forma de vivir.


Disminuyen así los dólares del mercado y por contrapartida el peso pierde valor cada día no resistiéndose el ahorrista a dejar de comprarlos.


La crisis en Argentina es ineludible. El cambio de poder próximo de diciembre 2019 no representa en absoluto mejora de la economía Argentina sino cambios de políticos interesados en el imperio de la potestad.


El país no termina por reconocer en la inflación una anomalía monetaria y por ende no trabaja para bajarla sino para que haya gente experta en "discursos oportunos y brillantes que lleguen al pueblo" lo que significa que la misma arremete multiplicada contra los más pobres quienes evidentemente no son tenidos en cuenta y con los que los políticos argentinos se rasgan las vestiduras.


Mi aporte a la democracia es la observación directa de la cual tenemos que documentarnos, reconocerla, implica querer cambiar y trabajar propiciando la creación de fuentes de trabajo para ser libres, justamente donde creo que se instalan nuestras debilidades.

Por Mario Daniel Correa D'Amico

Profesor, filósofo y pedagogo, profesional de la educación con doctorado y especialización en el área.