Cornelio Saavedra pasó por San Juan y fue ayudado en un momento crucial de su vida.
 

La historia de brigadier general Cornelio Saavedra, presidente de la Primera Junta de Gobierno, es larga y compleja. Supo liderar a los patriotas moderados que se oponían a propuestas más drásticas del sector centralista que guiaba Mariano Moreno, en tiempos de la Revolución de Mayo, e incluso presidió la Junta Grande, gobierno sucesor de la Primera Junta que sumó a diputados provenientes de las provincias que habían adherido al gobierno de Buenos Aires. San Juan, que estuvo representada por el diputado José Ignacio Fernández Maradona, ya había contribuido antes a la consolidación de la Revolución.


Saavedra permaneció en ese órgano de gobierno hasta el 26 de agosto de 1811, cuando se produce la derrota patriota ante fuerzas realistas en el Norte, durante la batalla del Desaguadero o de Huaqui, lo que significó el fin de la primera campaña militar al Alto Perú de la citada Junta de Gobierno de Buenos Aires. Fue el momento en que, para Saavedra, comienza la caída de su autoridad en el Río de la Plata. Así, los desenlaces de las luchas internas que vinieron tras aquel primer grito de Libertad en las Provincias Unidas del Río de la Plata, provocaron el acuciante destierro de Saavedra, apenas dos años después de su desempeño como presidente de la Primera Junta Patria.


La huida a Chile

Su vida dio entonces un enorme giro al tener que ausentarse con urgencia de Buenos Aires para salvar su vida y la de su segunda esposa, Saturnina Otarola, y sus hijos. Ese ostracismo lo cumpliría en Chile, pero tras llegar al país trasandino, las revueltas entre patriotas locales y realistas y la derrota chilena en Rancagua, no dio seguridades a Saavedra, quién prefirió reingresar al país, haciéndolo por San Juan. Se trata de un momento de nuestra historia ya relatado por DIARIO DE CUYO hace algunos años, que se produce en marzo de 1812. 



Memorias y agradecimiento


Pero, un dato menos conocido aún, es la publicación de sus Memorias, según la Comunicación del analista político, periodista, historiador y académico Rosendo Fraga, a la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, el 28 de julio de 2010. Esas Memorias de Saavedra incluyen unas breves líneas para agradecer a la provincia de San Juan por el apoyo recibido al formar la Primera Junta, que contribuyó a su consolidación al debilitar la contrarrevolución de Córdoba lo que fortaleció al propio Saavedra. También consideró importante la ayuda en esta Capital, llena de afecto general, durante el momento más difícil y peligroso para su vida, tras abandonar con urgencia Buenos Aires, por despiadadas persecuciones políticas.


"Aquella estancia en San Juan e incluso en Chile me hizo comprender el silencio de las montañas; ese enorme y pavoroso silencio de Dios que tantas cosas dice al que bien lo escucha'', comienza diciendo Saavedra. Recuerda en el mismo texto las diferencias sobre cómo tenía que seguir políticamente nuestra patria, frente a Mariano Moreno que luchaba por cambios más profundos y rápidos sobre todo en lo económico y social, y sostenía la idea de que, si Buenos Aires había iniciado la revolución, debía presidirla.


Era "la hermana mayor'', como expresó Juan José Paso en aquella Semana de Mayo. "Yo en cambio creía que había que ir paso a paso, por eso me llamaban conservador, pero en realidad lo que quería es que se consultara a otros lugares del territorio, no solo resolver los pasos a seguir según lo que pensábamos en Buenos Aires. "Llegado a Chile, se encontró con el mencionado triunfo español y decidió reingresar a su país, haciéndolo por San Juan, con sus hijos pequeños y su esposa embarazada. 


Su estadía en la ciudad


Según escribe Saavedra, vivieron en una casa prestada, frente a la actual plaza "25 de Mayo'', vereda sur: "Sólo había tres casas a dos y cinco kilómetros de distancia una de otra. La que habitamos nosotros pertenecía a doña Ángela Borja. "Contó con el apoyo de José Ignacio Fernández Maradona, hombre virtuoso y con poder aquí que, como decimos antes, fue diputado vocal de la Junta Grande, además de alférez real perpetuo del Cabildo de San Juan. Reconoce que en Buenos Aires querían desterrarlo, pero primero someterlo a juicio de residencia. Su situación económica era difícil porque hasta la pensión había dejado de cobrar, y tuvo que vender sus bienes en Buenos Aires cuando me empezaron a perseguirlo, aunque "el comprador me pagó la mayor parte en especies, que recibió mi esposa''. 


La ayuda de Sarassa


En la capital sanjuanina tuvo también la ayuda del teniente gobernador Saturnino Sarassa que, nacido en Buenos Aires, había apoyado la propuesta de Saavedra en 1810 para la formación de la Primera Junta. Mientras tanto, la esposa de Saavedra le escribió al general San Martín, gobernador intendente de Cuyo, para que le autorizara estar con su familia en San Juan, y él le autorizó el asilo por escrito: "Admítase en el territorio de esta provincia a Don Cornelio Saavedra, fijando su residencia en la ciudad de San Juan, hasta tanto lo determine el Supremo Director''. Sobre Colanguil, Saavedra recuerda que era un sitio de gran soledad, y con peligros por el ataque de fieras salvajes. Casi cuarenta días vivió en esa localidad de Iglesia, "en un rancho de tapias y techo de juncos a dos aguas, de dos piezas con un ventanuco al Sur, propiedad de un paisano Montaño que me ayudó mucho. "Luego, al trasladarse finalmente a San Juan, pasó aquí la Navidad. La esposa de Saavedra dio a luz aquí el 21 de marzo de 1814 y ese hijo sanjuanino del presidente de la Primera Junta fue inscripto en nuestra Iglesia Matriz con el nombre de Pedro Celestino Cornelio Saavedra. En marzo de 1815 debe volver a Buenos Aires con su familia. 


* (Fuentes: López, Vicente F., "Historia de la República Argentina'', Librería La Facultad, Bs. As., 1926; "Cornelio Saavedra'', Biografías y Vidas (Barcelona); "El paso de C. Saavedra por San Juan'', Prof. Delgado, Edmundo J., DIARIO DE CUYO, 2021; "El paso por San Juan de C. Saavedra, Dr. Peña F., Simón., Diario de Cuyo, 2015).