Con la macroeconomía acomodándose, muchos de los desafíos de los empresarios PyMEs siguen siendo los mismos de hace muchos años, pero hay uno nuevo que los preocupa más que el resto: la competitividad.
Mientras el Gobierno Nacional celebra el éxito relativo de su plan de estabilización macroeconómico, los empresarios PyME atraviesan hoy una mezcla de sensaciones, algunos con muy buenas expectativas y otros con muchos temores, principalmente por la incertidumbre que todavía prevalece por la caída del consumo, las dificultades que existen en el acceso al crédito productivo y una reforma tributaria que todavía no llega.
En los últimos 8 años, las principales preocupaciones que tenían los empresarios PyMEs estaban vinculadas con la inflación, la falta de previsibilidad y la falta de reglas claras a largo plazo. Este combo, complicaba la proyección de las empresas y el trabajo del día a día. Era casi imposible proyectar una empresa a 5 años con esa coyuntura macroeconómica que generaba esa inestabilidad.
Con la macroeconomía en vías de ordenarse, muchos de los desafíos que todavía tienen los empresarios siguen siendo los mismos, porque la microeconomía no logra despegar. A pesar de la desaceleración inflacionaria y la estabilidad cambiaria, el consumo interno sigue sin dar señales de recuperación fuerte y sostenida. Comercios, industrias y empresas de servicios alertan sobre una demanda estancada que no logra recuperarse. La baja en el poder adquisitivo y el cambio de hábitos de consumo continúan golpeando fuerte al corazón del ecosistema PyME.
Ventas activas con márgenes reducidos
Según el último informe de CAME, en abril las ventas minoristas de las pequeñas y medianas empresas registraron un crecimiento interanual del 3,7% a precios constantes. Sin embargo, en la comparación mensual desestacionalizada se observó una contracción del 1,8%.
El informe asegura que “las ventas se mantuvieron estables o levemente activas, pero con márgenes muy reducidos por el alto costo de servicios, impuestos y alquileres. El bajo poder adquisitivo limitó el consumo, y muchos comercios vendieron sólo lo indispensable”.
Por otro lado, un reciente informe de la Unión Industrial Argentina mostró un alza del 2% interanual, aunque algunos sectores registran caídas y se ven afectados por la competencia de productos del exterior.
Industrias con números positivos
Por otro lado, ante este escenario, existe una Argentina pujante y con muy buenas expectativas de cara al futuro. La industria del Oil & Gas, de la Minería, del Litio y la Automotriz, registraron números positivos durante el 2024 y lo que va en 2025. También lo hizo el campo, aunque con más dificultades, y la Economía del Conocimiento. Todos estos sectores, están trabajando con fuerza y contundencia.
El Acceso al Financiamiento es complejo y sigue siendo otras de las preocupaciones de los empresarios argentinos.
Si bien durante el año pasado bajaron las tasas y los créditos de los bancos para el sector productivo eran convenientes, hoy la realidad es otra. Las tasas parecieran volver a estar altas, por la baja de la inflación, y los empresarios PyMEs siguen eligiendo financiar sus proyectos con capital propio, en vez de apalancarse con el sector financiero.
Acá, el tema radica en que cuando una PyME no puede acceder a financiamiento de manera simple y eficiente, se empiezan a limitar las posibilidades que tiene para aumentar su producción, para generar empleo y para potenciar sus ventas.
Además, la falta de créditos genera que las empresas inviertan menos en activos fijos o en innovación tecnológica, lo que limita su productividad, su eficiencia y su rentabilidad.
Nueva preocupación de los empresarios
El nuevo desafío que tienen que enfrentar las PyMEs hoy es la competitividad. A pesar de que hace muchos años los empresarios de todo el mundo hablan de esto, en Argentina los empresarios no tienen la gimnasia para pensar en cómo ser más competitivos, más productivos y, en consecuencia, tener empresas más rentables.
Para mejorar la competitividad de las empresas argentinas hay dos factores. Uno exógeno, que no depende de los empresarios en sí mismo, y que tiene que ver con las políticas públicas a largo plazo.
Para que Argentina pueda salir adelante y volver a ser un país pujante, necesita más y mejores Pymes, que generan más y mejor empleo, que den perspectiva de futuro y motiven a los ciudadanos a tener una mejor educación y una mejor calidad de vida.
* Reformas para mejorar la competitividad
Tal como lo dijo el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA) Martín Rappalini, para equilibrar la cancha, el Gobierno Nacional le debe al sector PyME una Reforma Tributaria, una Modernización Laboral, estimular el Crédito Productivo y generar Inversiones en Infraestructura y en Energía.
El otro factor para mejorar la competitividad de las empresas es endógeno, que depende 100% de los empresarios. Y las nuevas tecnologías están ayudando a los empresarios a ser más productivos, más eficientes y rentables.
Las PyMEs más competitivas de Argentina, hoy están invirtiendo en herramientas que mejoren la eficiencia operativa como ERP, CRM, sistemas de gestión, automatización de procesos administrativos y hasta inteligencia artificial aplicada al análisis de datos. Además de invertir en nuevas tecnologías y mejorar los procesos internos, las empresas PyMEs también están mirando con lupa cada costo que tiene la compañía, porque ahora que la inflación se desaceleró, ya no pueden trasladar a precio sus ineficiencias. Bajar los costos productivos, negociar mejor con los proveedores y optimizar el rendimiento del equipo de trabajo es clave para que las empresas logren mayores márgenes de rentabilidad.
Por Christian Dátola
Fundador del Congreso Nacional Pyme, fundador y CEO de Somos Pymes. Conductor de PyMEs por Radio La Red (AM910), subeditor PyME en A24.com, socio de ExpoPymes.

