Camiones transportando uvas Flame con rumbo a las bodegas sanjuaninas. Su destino será la elaboración de mosto en lugar de los secaderos de pasas.

Aprovechado la versatilidad de algunas variedades, este año vuelve a ser noticia el leve repunte que se está produciendo en las bodegas con el ingreso de uvas Superior o Flame que tradicionalmente tienen como destino convertirse en pasas. En las primeras semanas de una cosecha que se presenta atrasada se ven camiones en las ruta transportando estos racimos a establecimientos industriales para elaborar mostos y desde el INV reconocen que desde la semana pasada y esta, se ha acelerado el ingreso a las bodegas, aunque habrá que esperar un poco para constatar si esa sensación está convalidada por las cifras. 


En el ámbito vitivinícola se comenta que esto ocurre por dos motivos: uno es que los focos de pudrición alentados por las lluvias y humedad de la temporada atacaron los racimos y al no servir para pasas se destinan a elaborar vino. Otra razón es de pesos. El sector pasero arrancó pagando precios muy parecidos a las bodegas, pero es más caro cosechar para hacer pasas por lo que decidir el destino de los lagares no requirió mucho esfuerzo. ‘’Ni el sector de la uva en fresco ni el de las pasas están pagando más. La uva de mesa no tienen dónde colocarla, y la de pasas paga lo mismo que para mosto, entonces si sale más barata la cosecha para mosto, prefieren mandarla a bodega’’, comentó ayer un experto del mercado vitivinícola. Según se pudo constatar en los sondeos los dos factores están influyendo por igual. 


Domingo Alos, uno de los principales referentes entre los paseros, calculó que en lo que va de la cosecha, aproximadamente un 10% del volumen de uvas para pasas han variado su destino a las bodegas. Pero para este empresario el fenómeno responde a que hay zonas donde este tipo de uva está muy deteriorada, con mucha botritis, que cuando se tiende en el secadero queda como chala. ‘’Se necesitan muchos kilos de esta uva para hacer un kilo de pasa, además porque el fruto ya no toma grado’’, explicó Alos. Agregó que las lluvias afectaron muchos parrales, sobre todo aquellos que no fueron curados a tiempo y la producción no se pudo defender ante el clima. ‘’Las uvas muy afectadas al pasero no le conviene llevarla al secadero y al productor, tampoco’’, dijo Alos. 


Pero otro jugador fuerte del sector, Alberto Cassab, aseguró que la temporada para pasas viene bien, con una cosecha normal y que no hay impacto por la podredumbre. Cassab dio a conocer los precios que se pagan al productor por kilo de uva, los que fueron convalidados en el sector: el viñatero recibe 4 pesos por la uva Fiesta o Sultanina, y 3,80 pesos por la Flame. Todo el pago se hace en plazos, de alrededor de 7 cuotas, a partir del mes de mayo. El valor es casi idéntico a los precios con que arrancaron las bodegas, de 3,50 pesos de contado y 3,80 a 4 pesos financiados a partir de junio o julio. Habrá que ver al final de la cosecha quién sale ganando en este tironeo, si los industriales paseros o los mosteros. Según los secaderos industriales, ese es el valor que puede pagar el industrial teniendo en cuenta los valores internacionales que se manejan para la exportación. Idéntico argumento esgrimen los mosteros, pese a que el gobernador Uñac salió a decir que el precio de la uva común debe arrancar en 4,50 pesos. 


Por otra parte, el sector pasero vislumbra un año de producción normal en volumen. El año pasado tuvo una merma del 30% a causa de los inconvenientes climáticos y este año se estima que hay un 30% más de uvas, o sea, se equipara el volumen. Los precios internacionales siguen manteniéndose al mismo nivel del año pasado, por lo que los exportadores de pasas anhelan que en Argentina el tipo de cambio acompañe a la inflación para poder ser competitivos con los fuertes aumentos de costos internos en energía, combustible y fletes con que arrancan la temporada. 
 

Suba interanual

33 por ciento es lo máximo que subió el precio que pagan los paseros al productor por el kilo de uva respecto al año pasado. En el 2018 se ofrece al productor entre 3,80 y 4 pesos por kilo, frente a los 3 pesos promedio de la temporada anterior.

El precio oficial

4,50

pesos es lo que sugiere el gobernador Uñac que debe costar el kilo de uva común este año como piso. En las bodegas el precio máximo que se está pactando va de 3,80 a 4 pesos. Los mosteros dicen que eso es lo que indica el mercado.