El intendente de Calingasta, Jorge Castañeda, salió ayer a pedir que se incrementen los controles para evitar el ingreso no autorizado de ganado chileno a los valles cordilleranos del departamento, en una actividad ancestral que se conoce como veranadas. El planteo tiene lugar luego de la decisión del Gobierno de San Juan de no permitir la práctica por tercera temporada consecutiva porque todavía no se ha superado la crisis hídrica y para resguardar las pasturas de la zona. "Hemos advertido que se debe comunicar a la gente de Chile que no puede cruzar con su ganado", dijo el jefe comunal.

Fuentes del Ministerio de Gobierno dieron a conocer ayer que ya hay contactos con Gendarmería Nacional para que se incremente el patrullaje de efectivos de la fuerza por la zona. Si no respetan la orden de no ingresar incluso les pueden llega a decomisar los animales.

Está el antecedente de que entre febrero y marzo de este año, a pesar de la orden de no ingresar, murieron dos crianceros chilenos del lago argentino que habían cruzado el límite internacional sin autorización. Uno falleció por las serias heridas que sufrió al caer de su mula y ser arrastrado por el animal, mientras que el otro tuvo complicaciones de salud derivadas de una hernia.

Este año, la razón de la suspensión de la actividad, según dio a conocer el titular de la cartera política, Alberto Hensel, es la imposibilidad de llevar adelante la práctica porque "todavía no se han superado las condiciones de sequía que vienen afectando a la provincia".

Esta es la tercera temporada que se frena la actividad porque en el período 2020-2021 no hubo veranadas luego de que se registrara un aumento de casos de covid-19 de ambos lados de la cordillera y para evitar contagios incluso de nuevas cepas del virus que habían empezado a aparecer. Si bien esa fue la razón principal, ya había estado presente el tema de la escasez hídrica, al punto que un comité de expertos había aconsejado que no se realizara la actividad por la falta de agua y a la espera de que se recuperaran los humedales. En la temporada 2021-2022 la situación se complicó aún más porque incluso hubo menos precipitación nívea. Y ahora, si bien hubo más caída de nieve, en el Gobierno evalúan que la crisis hídrica no se ha superado.

Según consigna el diario chileno El Día, del otro lado de la cordillera todavía tienen la expectativa de que en el Gobierno de San Juan se revierta la decisión y se autorice el paso de ganado a pastar. Pero, desde el Gobierno local guardan silencio sobre el tema.

Aunque no tienen autorización, en la práctica lo que sucede es que los crianceros chilenos, desesperados porque también en su país tienen graves problemas por la falta de agua, terminan ingresando, aunque en menor número, con sus animales para que pasten en los valles cordilleranos.

Es lo que quiere que se evite Castañeda. "Otros años ya hemos visto el ingreso no autorizado de animales", dijo el jefe comunal. Los que ingresan son ganaderos chilenos con caprinos.

Este año, las gestiones para que ingrese el ganado chileno las realizó la gobernadora regional de Coquimbo, Krist Naranjo, quien le envió una nota el pasado 4 de octubre al gobernador Sergio Uñac en la que solicitaba "apoyo para contar con veranadas argentinas durante la temporada 2022-2023". Y pedía "a la brevedad" una reunión bilateral para fijar "las condiciones para la próxima temporada de veranadas". La respuesta la dio el ministro Hensel.

Números
50
  Son las miles de cabezas de ganado caprino que suelen pastar en los valles calingastinos. El problema es que otra vez esta temporada no hay autorización porque persiste la crisis hídrica y quieren resguardar las pasturas.

  • Actividad con larga historia

Las veranadas constituyen una actividad que viene desde hace muchos años, en la que los crianceros, sobre todo caprinos de la Cuarta Región de Chile, cruzan a territorio argentino, en el caso de la provincia a los Altos Valles de Calingasta, para que sus animales pasten en temporada estival.

Esta práctica la realizan los crianceros desde hace más de 300 años. Las veranadas que se desarrollan en estas praderas alimentan una gran cantidad de ganado, principalmente caprinos, en temporada estival, cuando en los sectores costeros y de media montaña de la región de Coquimbo cesa la productividad de las praderas naturales.

La actividad quedó regulada a partir del 2014. Incluye el pago de un canon por cabeza de ganado que ingresa a los valles calingastinos y bajo la supervisión de efectivos de la Gendarmería Nacional y con el control del Senasa.