Conocida en la provincia, Fátima Garro egresó hace un par de años, pero recién ayer recibió su título en San Juan, ya que hace tiempo está radicada en Buenos Aires, donde integra el cuerpo estable del Coro Polifónico Nacional de Ciegos y estudia; por eso no le había sido posible coincidir con su correspondiente acto de colación. Ahora, diploma en mano, es oficialmente "Intérprete Musical, Especialidad Guitarra", egresada de la Escuela de Música de la FFHA (UNSJ). Es un logro que la colma de felicidad, especialmente por dos motivos, tal como ella misma destacó. Por un lado, le permite continuar su carrera profesional en la Capital. Y por otro, es un símbolo de que "se puede", tal como subrayó la resiliente y perseverante profesional, quien habló con DIARIO DE CUYO.

- ¿Qué significa para vos haber recibido tu título?
- Es un gran logro porque me va a permitir destrabar un montón de cosas burocráticas para seguir estudiando música en Buenos Aires. El año pasado intenté ingresar a la Universidad Nacional de las Artes (UNA) por mi cuenta y no pude, entre otras cosas, por no tener los papeles, la formalidad de la carrera anterior. Esto me permite avanzar en mi formación, no desde cero sino con la base sólida, que la tengo, pero la tenía que demostrar. Con el título en la mano es como que ya hablás con voz gruesa, digamos...

- Muchas personas discapacitadas no pueden hacer estudios académicos por la falta de accesibilidad en las instituciones...
- Totalmente. En el caso de la UNA, aparte del tema de los requisitos formales, tampoco tenía material adaptado para rendir exámenes, las partituras. Luego hizo un convenio con el Coro Nacional de Ciegos donde trabajo yo, para dictar tecnicaturas a través del Coro y me metí. De una u otra manera pude ingresar y estoy cursando el último año de la Tecnicatura en Canto Coral. Ahora me anoté para ingresar a la carrera de Canto en el Conservatorio Superior de Música Manuel De Falla, de Buenos Aires, y el título me permite pedir equivalencias y adelantar materias, porque yo estudié 8 años en la Escuela de Música de San Juan. 

- ¿El Conservatorio De Falla tiene material adaptado?
- Sí, creo que es el único en el país junto con la Universidad Nacional del Litoral de Santa Fe que tienen un equipo especializado que transcribe partituras a Braille para sus estudiantes, los de todo el país y del extranjero que también piden el servicio de transcriptores de aquí.

- Eso condiciona muchas vocaciones...
- Sí, totalmente y muchas veces es una frustración. Para mí el año pasado fue una frustración querer ingresar a la UNA por mi cuenta y no poder, no sólo por los papeles sino porque no estaban adaptados los materiales. 

- Otra consecuencia de lo mismo es que tampoco hay muchos profes ciegos en estas carreras...
- No tengo un registro, pero no, no hay muchos... Sé que en Buenos Aires hay una profe de música ya jubilada, Lourdes Castiñeira, del Conservatorio Manuel De Falla. El mundo de la música es amplio, pasa por ese lado de la docencia pero también deberían permitir estudiar una carrera de intérprete, una tecnicatura en instrumento para que la persona ciega pueda desarrollarse como músico, más allá de la docencia.

- ¿Cómo fue cuando llegaste a la Escuela de Música?
- Cuando llegué supe que hubo muchas deserciones, gente que había abandonado, entonces había como una resistencia por eso también. Fue como una cuestión bipartita, podríamos decir: la poca perseverancia de la persona ciega y la poca perseverancia de la institución para aprender cuál es la mejor manera de formar musicalmente a un ciego. Espero que mi caso sea un antecedente de que no todos abandonan, de que se puede. 

- ¿Cómo te manejaste vos?
- Primero me transcribían dos transcriptoras de Buenos Aires y después me copiaba yo misma las partituras a mano. Yo dejé mis partituras para que las puedan usar otros estudiantes, que es algo que me pidieron desde la Universidad. También en los primeros tiempos me pusieron una estudiante avanzada de la Universidad que me transcribía partituras, luego ese rol pasó a otro estudiante, pero siempre fue como muy breve el lapso de ayudas o apoyos. Mi caso se manejó de una manera bastante individualizada en cuanto a que se iban resolviendo los asuntos sobre la marcha. Siento que cada problema que iba surgiendo se iba resolviendo, pero no sé si pensando en algo para todos, permanente. Por ejemplo no se colocó la cartelería de las aulas en Braille, que hubiera sido un avance. Sí estuvo lleno de buenas intenciones, pero no sé si hay una política permanente...

- ¿Y cómo hacías, por ejemplo, para aprender cosas que usualmente se aprenden mirando?
- Lo técnico específico en cuanto al instrumento depende mucho de los recursos didácticos del docente. Yo tuve la bendición de tener grandes docentes como Alejandro Dávila y también Hugo Figueroa, Soledad Vega, Ana María Portillo, que fueron ejemplo de pedagogía y didáctica. Recuerdo que la profe Vega enseñaba a entonar las notas musicales señalando distintas partes del cuerpo, entonces se me acercó y con mis manos me iba enseñando en qué parte de mi cuerpo se entonaba cada nota, un método para algo muy visual que se le ocurrió para ayudarme y eso me marcó como estudiante. 

- Carencias institucionales superadas a fuerza de voluntades personales...
- Exacto, de buenas intenciones. Igual, tampoco quiero dejar de mencionar a la Comisión de Discapacidad de la Universidad que es el organismo que defiende a los estudiantes con discapacidad que se enfrentan con barreras. Ellos interceden y agilizan un montón de cosas y abren la cabeza a un montón de gente que piensa que no se puede. Y al personal de la Escuela de Música que ha agilizado la obtención de mi título y mi carpeta de egresada para poder volver con el título a Buenos Aires y seguir estudiando, lo que implicó un trabajo administrativo súper arduo. También soy consciente de todo lo que San Juan, su gente, los medios me han dando, con su cariño y con la visibilización de mi historia, para que otras personas no bajen los brazos. Por eso siempre defiendo a San Juan y hablo de la provincia y hago música sanjuanina adonde voy...

- ¿Creés que tu caso suma para que vayan cambiando las cosas?
- Sí, creo que puede servir de antecedente para que otros estudiantes ciegos puedan seguir una carrera y para que la institución pueda estar abierta a cualquier estudiante y no tengamos que andar demostrando que sí podemos. Espero que mi egreso sirva para que las personas ciegas no tengan que defender lo obvio, no tengan que demostrar que sí se puede estudiar música siendo ciegos.

- ¿Qué mensaje pensás que deja este título que recibiste?
- Que se puede. A veces tenemos que alzar la voz para que nos escuchen entre los prejuicios, quizás cuesta un poco más, pero sí se puede. Lo que quiero decirles a las personas ciegas es que no abandonen sus deseos, porque cada obstáculo nos hace más fuertes. Y el mensaje que puedo dejar es que si tomáramos conciencia de que todos, por una u otra razón, vamos camino a una discapacidad, tendríamos más empatía. Todos en algún momento tendremos dificultades, sea por la edad, por enfermedad... todos necesitaremos en algún momento ese apoyo.