Su debut en San Juan fue con Pour la gallery, musical que lo trajo junto a su hija Sofía como parte de su compañía, en 2010. A dos años de aquella experiencia, el próximo domingo, Aníbal Pachano vuelve a la provincia con Smile, de la mano de la Fundación Protea (ver aparte).
Con su galera de comentarios tan ácidos como ocurrentes, el coreógrafo y bailarín; reúne en esta producción lo mejor de sus shows, un homenaje a los artistas que lo hicieron posible y también a María Elena Walsh, Valeria Lynch y Estela Raval, como explicó el ex Botton Tap a DIARIO DE CUYO quien, esta oportunidad en San Juan, desea dar “la vuelta al perro” para “mirar un poco” la ciudad.
– ¿La agenda de Smile está sujeta a las exigencias del Bailando?
– Grabamos de lunes a miércoles y el resto de los programas vamos en vivo; me manejo bastante bien; Marcelo Tinelli es increíble.
– Aunque las maratones gays provocaron que la comunidad tildara de homofóbico a Marcelo…
– Estas maratones están tan ridículamente criticadas. Ellos tendrían que haber salido cuando se me atacó por el HIV, de eso hay que hablar. A mí, nadie me defendió cuando atacaban una enfermedad que nació justamente en el mundo gay, a los que vapulearon y maltrataron. Ponerse o dejar de ponerse un par de tacos es diversión, ¿o acaso no salen a manifestarse con tacos y plumas? La verdad no entiendo mucho, me parece que es una cosa armada por un grupo de periodistas atacados por el rating.
– ¿Dice que hubo gente que animó a la comunidad a escribir una carta y enviarla a los medios?
– Obvio. Te subís a un colectivo o a un taxi y todos están chochos de vernos divertidos. Los que son los cool de siempre, los peores del colegio, como digo yo. Los que critican el Bailando tienen mentalidad represora y no sólo ven el programa sino también lo consumen.
– ¿Está más tranquilo sin Graciela Alfano en el jurado?
– Este cuarto año me siento muy bien. En esta edición estamos todos más tranquilos, más allá de las peleas que puedan haber o no y de las faltas de respeto como las de Ayelén Paleo a Carmen Barbieri.
– Fue un momento de gran tensión
– ¡Terrible! Ella es una gran maleducada, una niña que ya viene faltando el respeto hace tiempo. Pero yo le puse un parate también (risas).
– No cualquiera se le enfrenta…
– Yo te agarro de las mechas directamente (risas).
– Y… después de Graciela Alfano, ya está curado de espanto.
– Después de enfrentarme a semejante monstruo el año pasado, todas las que viene son carmelitas descalzas.
– ¿Cómo se siente con Antonio Gasalla como nuevo compañero?
– Para mí, su llegada fue una alegría, es un tipo tan inteligente, con él me divierto y puedo compartir una conversación.
– Hay rumores que indican que él quiere renunciar porque no se siente cómodo.
– Antonio está bárbaro, están buscándole la quinta pata al gato, lo mismo que a esta chica Charlotte Caniggia, qué sé yo, el “champein” hace 40 puntos de rating y su hermano, el Capitán Spock como le digo yo, con él sí – no si – no hace 32 puntos
– ¿Charlotte tiene chances de llegar a la final?
– Si se pone las pilas y se concentra en bailar creo que sí, es una mezcla de muy viva y muy tilinga a la vez, sabe perfectamente lo que hace.
Por momentos, tiene una mezcla de ingenua y poco intelectual y después de mucha viveza como cuando dice: “me preguntan cada idiotez”, y tiene razón.
– ¿Los hermanitos Caniggia son personajes moldeados por Tinelli?
– Son fenómenos populares que, seguramente, algo arman para la previa; como hacen todos para mantenerse diez minutos en cámara.
– ¿El propósito?
– Si no, no tenés rating en la votación, además es una plataforma de lanzamiento para muchos.
– ¿Y para Ana Saenz, su ex esposa, que significa?
– Estoy orgulloso que haya vuelto a las tablas en el Bailando, obviamente hay gente que no sabe lo que hizo en Botton Tap cuando bailábamos juntos, y critica taradeces, pero bueh…
– ¿Qué es Showmatch en su carrera?
– Un antes y un después, un programa que me sirvió para crecer y generar un personaje emblemático, la galera es un símbolo absolutamente pachanesco.
– ¿Y para el espectador?
– Es la alegría del pueblo, sin duda
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