Este miércoles, a los 69 años, murió el expresidente de Perú en dos ocasiones, Alan García. Sucedió luego de que diciera dispararse en la cabeza para evitar ser detenido. Así puso fin a una larga carrera política.

García fue presidente de Perú en dos períodos muy distintos para el país, entre 1985 y 1990 y luego entre 2006 y 2011.

Había nacido en Lima en 1949 en una familia ligada al APRA, y transcurrió la mayor parte de su vida en esta ciudad frente al Océano Pacífico. Tras finalizar sus estudios medios ingresó a la Pontifica Universidad Católica del Perú y luego a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, de donde egresó con el título de abogado en 1971.

Dos años después contrajo matrimonio con la que sería su primera esposa, Carla Francisca Buscaglia Castellano, y su primera hija, Carla García, nació en 1975. Luego se casaría con Pilar Nores Bodereau en 1985, para divorciarse en 2006.

En Europa cursó estudios de doctorado en derecho y en sociología, primero en la Universidad Complutentes de Madrid y luego en la Universidad de París, ciudad en la vivió varios años hasta regresar al Perú.

Formó parte de la Asamblea Constituyente de 1978, convocada en los últimos años del Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada que controló al país entre 1968 y 1980, y que tenía como fin redactar la nueva carta magna y allanar el camino para la celebración de elecciones.

Cuando Fernando Belaúnde Terry, del partido Acción Popular, ganó las elecciones de 1980 y se convirtió en el primer presidente de la nueva constitución y el flamante período democrático, García fue electo diputado por el Departamento de Lima.

En los años siguientes , creció dentro del APRA hasta convertirse en su secretario general y luego candidato presidencial en las elecciones generales de 1985. También se convirtió en un fuerte opositor a Belaúnde Terry.

El ahora líder aprista se impuso en la primera vuelta de las elecciones con el 53% de los votos válidos, pero como la constitución requería también al menos el 50% más uno de los votos emitidos, se convocó una segunda vuelta. Aunque ante la contundencia del triunfo aprista, Alfondo Barrantes Lingán se retiró de la contienda.

Con apenas 36 años García se convirtió en el segundo presidente desde el retorno de la democracia y en sus inicios gozó de un enorme apoyo popular por su juventud y su discurso orientado a los trabajadores y los pobres, y se convirtió en un ejemplo en toda América Latina, al punto de que en Argentina era conocido elslogan "Patria querida, dame un presidente como Alan García".

En esos primeros tiempos el fuerte crecimiento (10% en 1986) de una economía centrada en el mercado interno y los subsidios estatales cimentó su buena reputación entre el electorado.

Pero luego la capacidad de gasto se redujo y el país comenzó a sufrir problemas de precios que derivaron en una hiperinflación que acabó con dos monedas nacionales que quedaron sin valor, y abrió las puertas a la escasez de productos y la especulación, mientras incrementaba la deuda externa.

García debió también lidiar con un brote de terrorismo, especialmente debido a las acciones del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) y de Sendero Luminoso, y las violaciones derivadas de la represión del mismo, una tensión que recorrió a su gobierno.

Una de sus medidas más impopulares fue el proyecto de estatizar la banca para frenar la inflación, el cual finalmente fracasó llevándose consigo lo último de su imagen positiva.

El aprista entregó la presidencia al opositor Alberto Fujimori en 1990, con una popularidad de apenas el 21%.

García se convirtió entonces en senador vitalicio, como dicta la constitución, pero al poco tiempo comenzó a ser investigado por presunto enriquecimiento ilícito, un caso que luego derivaría en un escándalo por pago de sobornos en la construcción de un tren eléctrico en Lima. Fue desaforado pero luego restituido ante la falta de pruebas.

Luego de que Fujimori cerrara el congreso peruano en 1992, García pidió asilo político en la embajada de Colombia, el cual fue concedido por el presidente colombiano César Gaviria.

El ex presidente recibió un salvoconducto y luego se trasladó a Colombia, antes de radicarse finalmente en Francia.

Durante su exilio la justicia continuó investigando y avanzando en las causas por corrupción abiertas en su contra, hasta que en 2001 la Corte Suprema de Justicia de Perú declaró la prescripción de sus delitos.

Por esta razón, y dado que Fujimori había renunciado un años antes, García decidió volver a Perú e incluso compitió en las elecciones generales de 2001, en las que perdió frente a Alejandro Toledo, del partido Perú Posible.

En los años siguientes continuó reforzando su liderazgo de APRA y esperó pacientemente hasta las próximas elecciones. En 2006 finalmente García se convirtió en el candidato de APRA y compitió en los comicios, alcanzando el segundo lugar con apenas el 24,33% de los votos. Pero su principal contrincante, Ollanta Humala, lo superó por poco y alcanzó sólo el 30,62%.

En la segunda vuelta electoral el aprista se impuso con el 52,62%, obteniendo su segunda mandato presidencial.

García asumió en un Perú muy distinto al de la década de 1980, y desde sus inicios intentó no cometer los errores económicos del pasado y continuó en cambio el camino de crecimiento de Toledo: en lugar del gasto encaró el ahorro fiscal, y siguió priorizando los tratados de libre comercio.

En política exterior buscó mejorar las relaciones con Chile, país con el cual Perú mantiene un histórico conflicto, pero mantuvo buenas relaciones también con el resto de sus vecinos y con su antiguo "enemigo" Estados Unidos, con quien su predecesor había firmado un acuerdo de libre comercio.

García entregó el poder en 2011 con una aprobación del 42%, un número muy superior a los últimos días de su mandato anterior, tras un discreto gobierno.

Trató de obtener un tercer mandato en 2016, pero sólo llegó al 6% de los votos.

En los últimos tiempos García volvió a verse envuelto en una serie de acusaciones por corrupción, vinculado esta vez al megaescándalo de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht.

En concreto Odebrecht admitió en 2016 ante la justicia estadounidense el pago de 29 millones de dólares en sobornos durante tres gobiernos peruanos, incluido el de García entre 2006 y 2011.

Más específicamente se acusa a su ex secretario presidencial, Luis Nava, de haber recibido cuatro millones de dólares en sobornos a cambio de contratos, durante la construcción de la Línea 1 del Metro de Lima. También el ex vicepresidente de la estatalPetroperú Miguel Atala habría recibido un millón de dólares en 2007.

La justicia peruana le prohibió entonces a Garcia la salida del país mientras continuaban las investigaciones, y el ex presidente intentó en noviembre de 2018 asilarse en la embajada uruguaya en Lima como ya había hecho en la década de 1990 en la colombiana. Pero Montevideo lo rechazó.

Este miércoles, tras conocerse la decisión de la justicia de detener a García por supuestos delitos de lavado de activos, tráfico de influencias y colusión, el exmandatario tomó la decisión de suicidarse en su hogar en Lima, poniendo fin a una larga carrera que transitó en paralelo al del retorno de la democracia en el Perú.

Fuente: Infobae