Europa siguió ayer dividida sobre si la operación militar en Libia debería ser comandada por la OTAN, luego de que Turquía se negara a avalar la participación de la alianza, Italia amenazara de modo velado con dejar de prestar bases y Noruega supeditara su acción a que la OTAN esté a cargo.

Alemania también cuestionó la prudencia de la operación, mientras que el primer ministro de Rusia, Vladimir Putin, fustigó los ataques contra fuerzas de Muamar Kadafi, que, con aval de la ONU, fueron lanzados hasta ahora por EEUU, Francia y el Reino Unido en Libia al margen de su rol como miembros de la OTAN.

"La resolución del Consejo de Seguridad (que autorizó el ataque a Libia) es defectuosa y viciosa, permite todo y recuerda la convocatoria medieval a una cruzada. De hecho, permite la intervención en un estado soberano", dijo Putin.

Un día después de que Turquía se negara a respaldar un plan militar para que la alianza se encargue de hacer cumplir una zona de exclusión aérea, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, dejó abierto un resquicio al apoyo de Ankara a un esfuerzo de la OTAN, pero sólo si no se traduce en una ocupación.

"La OTAN debería entrar a Libia sólo para determinar que Libia pertenece a los libios y no para distribuir sus recursos naturales y riquezas a otros", dijo Erdogan durante una visita a Arabia Saudita.

Antes el inicio de los ataques en Libia, existía una extendida expectativa de que la operación iba a ser supervisada por la OTAN, y la naturaleza rápidamente improvisada de los bombardeos de una coalición norteamericano-europea generó cuestionamientos.

Los primeros ataques aéreos de EEUU, Francia y el Reino Unido ocurrieron el sábado y el domingo hubo una segunda tanda. Recién ayer otros países se sumaron a la operación, entre ellos España, que inició patrullajes de los cielos de Libia.

Desde Chile, el presidente de EEUU, Barack Obama también envió señales ambiguas sobre los objetivos de su país respecto a Libia, ya que dijo que "es necesario que Kadafi se vaya" pero también prometió que el rol militar de su país se limitará a hacer cumplir con la exclusión aérea y a evitar que el líder libio dañe a civiles.

La participación de la OTAN en una acción militar en Libia requeriría del aval de los 28 miembros de la alianza atlántica. El Consejo del Atlántico Norte, el máximo órgano político de la OTAN, se reunió ayer pero no pudo superar las diferencias, y hoy volverá a debatir el tema por cuarto día consecutivo en Bruselas.

Diplomáticos dijeron que el plan en discusión contempla que la OTAN se limite a hacer cumplir la exclusión aérea, sin lanzar bombardeos contra objetivos en tierra.

Otras fuentes diplomáticas dijeron que Turquía no era el único obstáculo, sino que además Francia quiere asumir el liderazgo político de la misión y que otros países se oponen, porque quieren a la OTAN a cargo.

Italia, que queda justo frente a Libia, en la orilla europea del Mediterráneo, advirtió ayer que repensará el uso de sus bases por partes de las fuerzas de la actual coalición si la OTAN no se hace cargo de la comandancia de las acciones.

En la otra vereda, el primer ministro británico, David Cameron, elogió el desempeño de la coalición informal y dijo que sus fuerzas neutralizaron las defensas aéreas libias y evitaron un baño de sangre.

El gobierno libio dijo que 48 civiles murieron y más de 100 resultaron heridos en los ataques.