El velocista colombiano del Quick Steep-Floors ratificó su favoritismo y se quedó con el ralo embalaje que definió la etapa. Cuando todos esperaban un sprint masivo y vibrante, un error organizativo, faltando 1,5 km, confundió a varios ciclistas quienes equivocaron la ruta y no entraron en la definición.


La primera etapa de la 35ta edición de la Vuelta a San Juan puede resumirse por lo ocurrido en los últimos 10 kilómetros, cuando el pelotón dio caza a un grupo de diez fugados, saliendo de calle Zapata para ingresar en Ruta 20 y comenzaron a armarse los equipos para un embalaje masivo. Hasta ahí la carrera había sido un largo bostezo, con cinco escapados que pusieron pies en polvorosa a los 20 kilómetros, cuando se transitaba por Ruta 40, al Sur, pasando calle 12. Durante 100 kilómetros cinco hombres le pusieron el pecho a las mariposas: Rubén Ramos (Selección Argentina), Gastón Javier (SEP-San Juan), Pedro González (Municipalidad de Pocito), Omar Azzem (Cascos Agro-Plan) y el juvenil Leonardo Rodríguez (Asociación Mardan).


Si bien se anduvo muy rápido al principio, casi a 50 kilómetros horarios, luego el grupo grande reguló el ritmo y se mantuvo a una diferencia que no llegó a superar los 2 minutos con respecto a los escapados, quienes se repartieron los puntos y segundos que otorgaron las dos metas sprinter y los puntos de la única meta de montaña en el Cerrillo.


El chamicalense López acaparó los tres primeros puestos y se convirtió en el más batallador.


Cuando la carrera salía de Caucete para ingresar a 9 de Julio, faltando 20 kilómetros para la meta, otros cinco ciclistas lograron cerrar el hueco. Ricardo Julio (Pocito), Juan Melivillo (Italo Mat-Dogo), Francisco Monte (Mardan), Daniel Lucero (M. Rawson) y el riojano Juan Molina Espinoza (S. Argentina). 


La decena de hombres comandaba las acciones, pero atrás ya se habían encendido las luces de alarma de los equipos europeos y fueron los del Quick Steep-Floors quienes cerraron filas y se trajeron al pelotón con el afán de provocar la llegada masiva. Los belgas Serry y Declercq, con el francés Cavagna, fueron quienes más tiempo ‘tiraban’ al frente de la escalera a la que entraban y salían rápidamente Boonen, Richeze y el ganador Gaviria.


Faltando ocho kilómetros, cuando pisaban la rotonda del Gaucho, terminó la aventura de los argentinos. Todos comenzaron a prepararse para el embalaje final, los candidatos locales fueron buscando ruedas buenas para poder sacar rédito de su velocidad, pero el involuntario pero error al fin de quienes tenían que marcar el camino, compartido por la confianza de los ciclistas que no estudiaron el tramo final, dejó a todos con la boca con gusto a fósforo. Ganó Gaviria, pero llegó sobrado, no le hizo falta embalar.