Durante 21 años pintó con su mágica zurda firuletes en el lienzo del verde césped en distintas canchas del mundo. Nació al fútbol en Argentinos Juniors. Deslumbraba a hinchas del "Bicho" en cada entretiempo cuando hacía jueguitos en el centro del campo. Logró que hinchas de otros equipos se acercaran hasta La Paternal para llenarse los ojos con el juego que emanaba naturalmente de sus piernas. Del pie al empeine, del empeine al muslo, del muslo a los hombros, de los hombros a la cabeza, de ida y vuelta, siempre así, durante los 15 minutos que duraba el descanso de los partidos.

Al Maradona persona se lo puede discutir. Al fin de cuentas es tan humano como cualquiera. Ante el Diego futbolista no hay polémica que valga. Fue el primero y el único en discutirle el cetro a O’Rei Pelé. Para muchos, incluso para jugadores argentinos que compartieron equipo o lo enfrentaron, el brasileño es único. Para muchos, también rivales o compañeros, "El Diego" fue único e incomparable.

Cuatro años y chirolas estuvo Diego Maradona en Argentinos Juniors. Su irrupción al fútbol profesional fue ante Talleres de Córdoba el 20 de octubre de 1976, diez días antes de cumplir los 16 años. Menos de un mes después convirtió su primer gol en Primera. La víctima fue San Lorenzo de Mar del Plata, habitante cuasi permanente de los viejos Campeonatos Nacionales. Los cuatro goles al "Loco" Gatti después que en una nota el, por entonces, arquero de Boca se había referido a él como un gordito, es una de las anécdotas más recordadas de los años iniciales del Diego jugador profesional. En Argentinos no ganó títulos, pero sí lo convirtió en protagonistas de cada certamen que jugó. Con la camiseta del "Bicho" jugó 166 partidos y convirtió 115 goles.

Después vino Boca, club del que eran hinchas sus padres. "Qué lindo sería verte jugar con la camiseta de Boca. ¿Te imaginas? Yo soy de Boca, tu madre también… Sería muy lindo…", le había dicho su progenitor. Por entonces el Barcelona y el Sheffield habían sondeado a los dirigentes de Argentinos. Diego sabía que terminaría jugando en Europa, pero antes tenía un sueño que cumplirle a Chitoro. Incluso dejó de lado un intento de River y puso todas sus energías en firmar con el club de La Ribera. Después de dilatadas negociaciones, el 22 de febrero de 1981 debutó con la azul y oro, curiosamente, contra Talleres de Córdoba. Ese año ganó el Campeonato Metropolitano en un equipo donde también brillaron jugadores como Miguel Brindisi y Marcelo Trobbiani. Fueron 40 partidos, con 28 goles y un título, dirigido por Silvio Marzolini.

Entre el 82 y el 83 su fútbol se trasladó al Barcelona. Una hepatitis, sus continuas diferencias con el presidente Núñez y la fractura del tobillo por una falta del vasco Andoni Goicoechea lo tuvieron mucho tiempo fuera del campo de juego.

Con la camiseta blaugrana jugó 58 partidos, marcó 38 goles y ganó una Copa del Rey. Fueron dos años complicados, de mucha intolerancia con la prensa catalana y con la dirigencia.

En octubre de 1984 Diego pasó al Nápoli. Cómo habrá sido la conmoción popular que representó el hecho en la comunidad napolitana que cuando estaba por llegar se realizaron elecciones y hubo 25.000 votos para el inexistente candidato Maradona. Fue amor a primera vista. Pasión. Fiebre. A un pueblo pobre llegaba un muchacho nacido y criado en un hogar careciente. En ocho años se convirtió en un dios pagano que logró con su fútbol atrevido, incoformista, ofensivo y elegante, poner de rodillas a las entidades del poderoso norte. Dos Ligas (86-87 y 89-90), una Copa de Italia, una Supercopa y una Copa de la UEFA, fueron los galardones que tuvo el Nápoli en sus ocho años dorados, en los que Diego jugó 259 partidos y convirtió 115 goles.

En 1992 Carlos Bilardo lo llevó al Sevilla, el fin era tratar de recuperar al hombre que se había encandilado con las luces de neón de una vida licenciosa. El "Narigón" sabía que si conseguía rodearlo de paz interior el jugador reviviría como el Ave Fénix. Sólo 25 partidos y 4 goles, cerraron una etapa negra. Los dirigentes del club español contrataron detectives para que lo siguieran. Se hartó y pegó el portazo.

Volvió al fútbol argentino y lo hizo en Newell’s Old Boys. Su paso por la Lepra fue un suspiro, las lesiones lo limitaron y sólo disputó 4 partidos.

Después del Mundial ’94 y de bancarse 15 meses de suspensión por el episodio de la efedrina en el Mundial de Estados Unidos, los que acortó dirigiendo técnicamente a Mandiyú de Corrientes; Diego volvió a Boca. Fueron 29 partidos con 7 goles y ningún título pero algunas peleas con el presidente Mauricio Macri.

Su último partido oficial fue el 25 de octubre de 1997, a cinco días de cumplir 37 años, y fue en un clásico ante River. Jugó oficialmente poco más de dos décadas. Regaló alegría a todos. Reyes, presidentes y poderosos del mundo se rindieron ante su jerarquía. Fue el abanderado de los de abajo. El que nunca traicionó a la pelota. El que respiró fútbol hasta su último aliento, ocurrido en el mediodía de ayer.

Exclusivos
6
  Son los clubes que tienen el orgullo de decir que Diego Maradona vistió su casaca como jugador profesional: Argentinos, Boca (el único en dos etapas), Barcelona, Nápoli, Sevilla y Newell’s.

Alto promedio
52,7 
 En las seis entidades que jugó, Diego anotó un total de 259 goles en 491 partidos oficiales que disputó. La media indica que anotó goles en más de la mitad de ellos.