La sexta marcha, puso Héctor Lucero para anular el ataque que en los últimos 70 metros intentó el chaqueño Juárez. La Doble Cerrillo fue para quien es uno de los embaladores más intrépidos del pelotón nacional.


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Héctor Lucero, que el pasado martes cumplió 35 años y lo festejó en su perfil de la red social Facebook, haciendo referencia a ‘qué viejo estoy’; ratificó aquello de que el ciclismo no tiene edad, tiene calidad. Quien es uno de los sprinter más espectaculares, la palabra es intrépido (DRA: que no teme en los peligros) del pelotón nacional se quedó ayer con la Doble Cerrillo, carrera que montó el Club Sergio Valdez y tuvo el 95 por ciento de su desarrollo en Pocito.
La distancia, 112 kilómetros es la ideal para un velocista como ‘El Willy’, tal cual lo conocen todos en el ambiente. Quien en el pasado mes de octubre se consagró campeón argentino de Omnium, en pista, coronó con la victoria la gran tarea de su equipo de la Municipalidad de Pocito, que endureció las acciones cuando se inició el ascenso al Cerrillo y en un corte de 26 corredores logró meter siete de los ocho corredores que presentó ayer. Con Lucero quedaron: Gerardo Tivani, Ricardo Julio, Gabriel Juárez, Pedro González y Josué Moyano, entre los elite, y el pibe Emanuel Echegaray, que terminó décimo y ganó la clasificación de los Juniors. 
En ese grupo que quedó de cabeza en la mitad de la prueba viajaban, también, cuatro ciclistas del SEP-San Juan (Emiliano Ibarra, Gonzalo Najar, Darío Álvarez y Andrei Sartasov), dos de Mardan (Daniel Juárez y Rodrigo Mieres) y cuatro del Italo Mat-Dogo (los colombianos Wilmer Ulloa, Jaíme Ramírez, Miguel Montes y Said Manzur); entre los cuatro equipos continentales que corrieron la carrera.
Como estaban en desventaja manifiesta, en cuanto a ciclistas para pelear la victoria, la persecución por intentar ‘cerrar el hueco’ quedó en manos de la gente de Mardan. Al pisar la calle 11, en pleno centro urbano de Pocito la distancia entre el grupo de cabeza y el pelotón era de 1m10s; un grupo de aventureros buscó acercarse y achicó la diferencia a una veintena de segundos. Ese ataque encendió las alarmas de los pocitanos que con la fortaleza de sus fuertes rodadores (Julio, Moyano, Juárez y González) abrió la brecha hasta un tiempo superior a los dos minutos, una eternidad cuando restaban 20 kilómetros de competencia.
Mirando como había quedado la carrera y con la deserción de un par de hombres de los que venían arriba, no había que ser muy ducho que entre los velocistas pocitanos (Lucero y Tivani), el chaqueño Juárez y Álvarez estaría la cuestión. Poco se conocía del colombiano Ulloa, quien tercio en la disputa.
La eficiente tarea de los ‘rodadores’ la cerraron los velocistas. A falta de 200 metros Tivani dejó a Lucero de cabeza. Restaban 70 cuando atacó Juárez. Pero cuando llegó a la altura de la caja pedalera, Willy encendió los turbos que tiene y liquidó el tema.


El hombre del día
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‘El equipo merecía el triunfo’
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Héctor Lucero
Ganador de la carrera
Municipalidad de Pocito
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-¿Cuántas marchas tenés Willy?


-(Risas) ¿Por qué?


-Porque vimos que Juárez casi te igualó y lo liquidaste.


-Ah, sí, fue cuando puse el 11 (los dientes del piñón), casi quedé en el aire, pero llegué muy fuerte, 69,9 kilómetros por hora me marcó el Garmin (la minicomputadora que lleva en su manubrio).


-¿Cómo fue la carrera?


-Tal cual la pensamos. El equipo va creciendo de a poco y llegaremos a la Vuelta muy firmes. Veníamos pegando en el palo, en el Giro ganamos dos etapas. Creo que el equipo merecía el triunfo.


-¿Te moviliza la Vuelta internacional? ¿Podrás mojarle la oreja a los embaladores del Quick-Steep?


-Mi objetivo es ganar, siempre lucho por ganar, salir tercero o cuarto no me gusta. Así que haré todo lo posible para ganar, al menos, una etapa.


En el Cerrillo se hizo el clic


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La escena muestra cómo los hombres de la Municipalidad de Pocito rompieron el pelotón en pleno repecho hacía el Cerrillo. Cuando se regresaba, por el calor, los auxilios pasaron a asistir a sus pedalistas y en un momento dado, cuando se transitaba por Carpintería y la diferencia entre los 26 hombres de punta y el pelotón era de unos 300 metros, los comisarios hicieron detener a los auxilios en la banquina de la Ruta 40 para que el grupo mayoritario los superara y no aprovechara la estela que dejaban la gran cantidad de movilidades.


Ese detalle, por cierto reglamentario, fue clave para que se cumplieran las intenciones del equipo pocitano. Cuando pasaban por La Rinconada (calle 14 y Aberastain) la distancia superó el minuto y recién se autorizó a las movilidades para que se pusieran a la cola del grupo que comandaba las acciones.


Por mérito propio, una decena de hombres llegó a tener al alcance de la mano a los punteros, pero sus anhelos quedaron en eso ante la gran tarea del equipo pocitano.