A puro canto. Los jugadores de Boca dándole rienda suelta a su alegría. Con el sanjuanino Emanuel Mas (segundo, de izquierda a derecha) y Carlitos Tevez como referente levantando el brazo, los Xeneizes ganaron el título en un dramático cierre justo con River. 


La tenía difícil. Complicada. Largaba un metro más atrás en la carrera final. Boca tenía un punto menos que River y sabía que sólo le quedaba una: Ganar y que no lo haga su archirival. Y se le dio nomás. Metió un 1-0 contra el Gimnasia de Maradona y festejó el 1-1 del Millonario allá en Tucumán. ¿Milagro? ¿Suerte? De ninguna manera. Dedicación y esperanza para que se cumpla el objetivo. Una arremetida a lo Boca. Ganando los seis últimos partidos. Sacándole la punta a River en la última fecha. Tal vez sin brillar pero con una entereza admirable. Con la creencia que se le podía dar.

Cambiando de timón a mitad de camino. Pasando del esquema ciertamente defensivo de Gustavo Alfaro a la movilidad con hambre ofensivo que dotó su nuevo técnico: Miguel Angel Russo. Dejando la dirigencia que encabezó Angelici para darle lugar a la que tiene a Juan Román Riquelme como vicepresidente. Cambiando algunas piezas dentro de la cancha y devolviéndole la confianza de liderazgo a uno de sus símbolos: Carlitos Tevez.

Por todo eso Boca logró lo que soñaba. Por todo eso Boca es campeón. Lo grita a los cuatro vientos. Porque así como River se puso de pie después de ganar aquella inolvidable "Final del Bernabeu", hoy Boca lo hace quitándole de las manos un título que River ya se relamía.

Ayer fue un sábado distinto. De esos días que serán recordados por muchos años. El día que, apenas largaron los partidos, empezó a cambiar el destino. Atlético Tucumán le hizo un gol a River y, como Boca empataba, el título se debía definir en una final. Después empató el Millonario y era el campeón. Y al final hizo un gol Boca y cerró la historia quedándose con el título.

Y aquellos que no le dan espacio al destino tendrían que pensar que a veces éste es el que manda. Sino, como muestra, está esa pelota que en Tucumán Suárez mandó a las nubes y en el mismo momento en la Bombonera Tevez la mandó al fondo del arco. ¡Qué momento! Tan lejos, tan cerca.

 Al ataque. Así, como Frank Fabra intenta dejar en el camino a su marcador, fue siempre Boca ante el Gimnasia de Maradona. Merecida victoria Xeneize.

A Boca nadie ni nada le podrá discutir que es un digno campeón. Sin desconocer los méritos de River que pegó una racha brillante desde que empezó el año, se le debe dar crédito al Xeneize que juntó seis partidos ganados consecutivos. En los últimos cinco, inclusive, marcando 14 goles y sin recibir ni siquiera uno solo. Juntando 459 minutos con el arco en cero. Son números que sirven para reforzar ese grito sagrado que terminó pegando la noche del sábado 7 de marzo.

El final de esta Superliga 2020 (que empezó el año pasado) tuvo esa recta final que paralizó corazones. Teniendo justo a Boca y a River como los grandes protagonistas. Lo ganó Boca por esa arremetida final. Lo perdió River por ese olvido del gol que le pasó factura en los dos últimos partidos, justo los que empató 1-1 (con Defensa y con Atlético).


Muy cerca

Boca sumó anoche su título 47 entre amateurismo y profesionalismo, dividido entre 34 Ligas locales y 13 copas nacionales. De esta manera, se ubica a solo uno de River que tiene 36 Ligas y 12 copas. El podio histórico lo completa Racing con 31 títulos: 18 Ligas y 13 copas.