El abogado penalista Jorge Augusto Aguiar (59) quedó ayer en el centro de un caso escandaloso por el que pasó 16 horas detenido, pues para el fiscal coordinador Adrián Riveros y sus colaboradores Emiliano Pugliese y Agostina Zalazar (UFI de Delitos Especiales) quedó claro que fue él, y no otro, el que sustrajo un celular del edificio de las fiscalías que investigan los abusos sexuales contra menores (la UFI Anivi) en Rivadavia el 620 Este, en Capital. Y ahora todo hace suponer que recurrió a esa arriesgada maniobra para montarle una escena de celos a una mujer, con la que convivía desde el 21 de septiembre pasado. De hecho, esa mujer fue la que comenzó a preguntar de quién era el teléfono Motorola que apareció en su casa el último martes y ninguna de sus tres hijas ni un yerno supieron explicarle. Hasta que le consultó a Aguiar y el abogado "se irritó", le dijo que debía ser de algún "amante" suyo (en alusión a una expareja de la mujer) y al final se despachó con una frase amenazante, porque "iba a investigar" y si comprobaba que era de ese otro hombre "iba a haber algún muerto".

Todo eso reveló la ahora expareja del letrado el miércoles en la mañana, cuando decidió atender uno de los numerosos llamados a ese aparato, en el que ya había constatado que pertenecía al Ministerio Público cuando le sacó el chip y lo puso en otro teléfono.

Entonces desde la UFI Anivi denunciaron el caso en Delitos Especiales, desde donde pidieron la detención del abogado el mismo miércoles ante el juez Andrés Abelín Cottonaro. Para entonces el relato de la mujer encajaba con las imágenes de las cámaras de seguridad de la UFI Anivi, en las que se vio al letrado cerca del mediodía del martes pasado en la Oficina de Enlace (allí usan el teléfono principalmente para llamar a las víctimas), en la que fue atendido por la fiscal coordinadora Valentina Bucciarelli y la ayudante fiscal Luciana Fasoli.

Aguiar se entregó a las 21,57 del miércoles. Y quedó libre ayer sobre las 14, luego de escuchar que Fiscalía le imputaba los delitos de hurto simple en perjuicio de la administración pública y amenazas simples contra su ahora expareja. Su defensor, Carlos Rivadeo, anticipó que buscará desvirtuar la denuncia.

A pedido de Fiscalía, el juez resolvió que Aguiar no se acerque a menos de 500 metros a su ex ni a su familia, ni que los moleste de ninguna manera, que se presente una vez por mes en Tribunales (todo durante un plazo de 4 meses). Y que retire por videollamada sus pertenencias de la casa de su ex. Según el abogado, en esa casa tiene toda su ropa (7 trajes, 15 camisas), una guitarra que "vale más que una 4x4" y la toca en la Gruta de Fátima, unos 40 livings (asientos y mesas) con los que piensa abrir una confitería y los artículos de bazar para ese comercio, entre otras cosas.