En las últimas horas, la Justicia provincial condenó a ocho años de prisión efectiva a un sujeto que literalmente le hizo vivir un calvario a toda su familia, desde su esposa hasta sus hijos. Con situaciones de violencia verbal, física y abusos sexuales.

El Ministerio Público Fiscal, representado por el fiscal Roberto Ginsberg, pidió 14 años de cárcel, pero los jueces Juan Carlos Caballero Vidal, Javier Figuerola y Federico Rodríguez resolvieron una pena de ocho años y el cumplimiento de reglas de conducta. El sujeto, J.R.T., deberá cumplir el castigo en un domicilio bajo la vigilancia de un dispositivo electrónico hasta tanto quede firme la presente sentencia. Luego, irá al Servicio Penitenciario Provincial.

El caso es aberrante. Fuentes judiciales detallaron que el condenado y la denunciante mantuvieron una relación de pareja y convivencia durante de 22 años. Tuvieron cinco hijos, de 22, 20, 17, 15  y 7 años de edad.

A lo largo de la relación de pareja existieron múltiples episodios de violencia, física, verbal, económica, ambiental y sexual por parte del hombre hacia su esposa. Según las fuentes, dentro del circulo de violencia en el que estaba inmersa la mujer, se dio una situación extrema: cuando ella se quedaba embarazada y como él no quería tener hijos, le hacía tomar preparaciones caseras para abortar, la obligaba a tirarse desde arriba de un horno de barro para provocar la pérdida sin permitirle usar métodos anticonceptivos en ningún momento a lo largo de la relación.

En el año 2012, en el domicilio de Pocito, se generó una discusión entre la pareja y estaban presentes su hijos menores. En esas circunstancias, el sujeto agredió físicamente a la mujer y luego la arrastró del comedor hasta su habitación. Su hija, quien entonces tenía alrededor de doce años, se llevó a sus otros hijos a la casa de la vecina y volvió, pateó la puerta de la pieza y lo vio desnudo a su padre encima de su madre.

Posteriormente, el 11 de febrero de este año y mientras la familia junto a una nuera, quien vive en dicha casa, tomaban mates, se ocasionó una discusión. Al ver esta situación, la denunciante intervino, se puso de pie y se interpuso. De inmediato, el acusado tomó fuertemente de la muñeca derecha a la mujer y con la otra mano le dio una cachetada, como así también le dio un golpe a mano abierta en la nariz, por lo cual le salió sangre. Por dicho motivo, el otro denunciante se puso de pie y le dijo a su padre: "Qué es lo que te pasa, por qué le pegás a la mami. Si estás sano porque estás sano y si estás en pedo es lo mismo". 

De inmediato, el hombre agarró la pava con agua caliente y le arrojó el líquido a su propio hijo. La damnificada llevó a su pareja al fondo y empezó a gritarle a una vecina que vive al fondo de la vivienda para que llamara a la policía. La misma dio aviso a los familiares del hombre y a los minutos llegó la policía, lo entrevistaron y a las dos horas volvió a la casa, entró y los empezó a correr. La víctima se negaba por que no tenía a dónde ir y por este motivo la amenazó diciéndole: "Si no te vas de la casa te voy a cag... matando a vos y a los hijos mogólicos que tenés, son unos discapacitados".

La mujer fue hasta un puesto policial y luego amplió su denuncia penal, en referencia a los padecimientos sexuales perpetrados por quien fuera su pareja y padre de sus hijos. Manifestó que el último hecho fue el 1 de enero del 2022. Se generó una discusión entre la pareja y la denunciante les solicitó a sus hijos que se vayan a afuera a tirar fuegos artificiales. Luego Tapia agredió físicamente a su pareja y la llevó hasta la habitación.

Allí, le sacó la ropa a los tirones, la arrojó sobre la cama, la dio vuelta boca abajo y la penetró analmente. Mientras, le decía: "Esto les pasa a las p... te tendría que colar un palo". Después el condenado terminó, se subió el pantalón y se fue como si no hubiese pasado nada.

La Justicia local lo encontró culpable del delito de lesiones leves agravadas por el vínculo, violencia de género, amenazas simples, abuso sexual con acceso carnal en perjuicio de toda su familia.