Un joven ‘dulce‘, trabajador, amable en el saludo, alguien que no se metía con nadie en su barrio. Sus vecinos del barrio La Capilla, en Capital, lo recuerdan así. Pero de la noche a la mañana la vida de ese muchacho cambió 180 grados, porque de ser un chico más sin problemas pasó a ser considerado un sospechoso muy peligroso. Tanto, que en el último año quedó implicado en tres casos gravísimos: haber matado a su vecino de un tiro tras una discusión por el ladrido de su perro; haber baleado a un policía durante un intento de identificación. Y estar también en la mira por el robo y el incendio de un auto y una casa, que al final terminó con la muerte por intoxicación de una pareja mayor, los dueños del vehículo.

Esos tres crímenes complican hoy la vida de ‘El Negro‘ Eloy Castro Aguirre, alguien que pareció cambiar diametralmente su vida justamente a causa de una muerte, la de su abuela, hace dos años. Esa circunstancia es señalada por sus íntimos como un quiebre emocional tan fuerte, que no sólo lo hizo cruzarse a la vereda de la marginalidad, sino también a atentar contra su propia vida: sus allegados dicen que protagonizó dos intentos de suicidio.

‘UN TRABAJADOR‘
Este diario recorrió el Barrio La Capilla y muchos vecinos coinciden en que Eloy Castro Aguirre era un joven de bajo perfil, atento a las necesidades de su familia. Uno que lo recuerda como buen vecino es Jorge Fuentes, yerno de Pedro De los Ríos (61), la víctima mortal de ‘El Negro‘ Eloy. El pasado 19 de noviembre en la puerta de la casa de Pedro, ambos discutieron por los ladridos de su perro y Castro finiquitó el pleito de cuatro tiros: uno contra su vecino, que fue letal.

‘Nosotros nos juntábamos desde hace mucho a tomar gaseosas con él y nunca tuvimos problemas, ni siquiera con mi suegro. Si el padre de él y Don Pedro eran muy amigos, si hasta salían juntos a veces en la carretela‘, contó Fuentes.

Eloy Castro Aguirre trabajó en changas y la cosecha en diferimientos en Zonda y en Ullum. Desde hace tres años logró estabilizarse laboralmente porque consiguió trabajo como albañil en una empresa, donde quedó como sereno. En su casa estaban contentos porque su trabajo se había vuelto otra fuente importante de ingreso para ayudar en los gastos del hogar. Más aún luego de que su madre, Cecilia Aguirre (46), se transformara a la fuerza en un ama de casa permanente después que la echaran del sanatorio donde trabajaba como lavandera. Otro que estaba agradecido por esa ayuda era su padre, Juan Castro (50), quien aún se las rebusca revendiendo la verdura que compra diariamente en la feria de Capital y ofrece en su carretela por la calle. Camila Castro (26), la hermana de Eloy, es otra que se las arregla para aportar con su trabajo de empleada doméstica.

EL QUIEBRE
Sin embargo, la normalidad en la vida de ‘El Negro‘ Eloy cambió de golpe tras la muerte de su principal sostén emocional, su abuela Margarita Aguirre. Eso le dejó una profunda depresión, contó su padre. Es que ella era muy compinche con su nieto y él escuchaba sus consejos, sus enseñanzas. ‘Es una pérdida que aún hoy mi hijo no supera‘, explicó la madre del joven. Tanto era el amor que tenía ese muchacho por su abuela, que después de que la sepultaran, sus familiares lo encontraron días después durmiendo al lado de su tumba.

De ahí en más, las drogas, el alcohol, las ‘malas juntas‘ y noches enteras de excesos con sus amigos debajo de un pimiento en la esquina de su casa, se hicieron moneda corriente en su vida. Su familia dice que este año Eloy quiso suicidarse en dos oportunidades. ‘Una vez mi marido tuvo que pararlo porque empezó a golpearse la cabeza contra una ventana. En otra oportunidad trató de hacer lo mismo. Lo aconsejamos, pero la droga lo tenía mal‘, relató Aguirre, entre lágrimas. Por si fuera poco, también discutió con su hermana porque se enteró que estaba embarazada. ‘No lo soportó y se marchó. Nadie lo echó de acá y tampoco nos pegó a nosotros como dicen los vecinos. Además no podíamos dejar tirada a mi hija‘, explicó su padre, dolido.

‘PELIGROSO‘
Aparte de los problemas con su familia, Eloy comenzó a tener roces con la justicia. De tener algunos antecedentes por robo, ebriedad y desorden, pasó a ser investigado por delitos más graves. La Policía lo acusa de ser el sujeto que le dio un tiro en la ingle el pasado 4 de junio al agente Roberto Marchicio (Comisaría 2da) en un enfrentamiento armado dentro del local capitalino ‘Morales Todo Motos‘. También lo investigan por el robo de una rueda de auxilio y el incendio de un Renault 9 que terminó con las vidas de Gumercindo Silvestre Guzmán (70) y Silvia Teresa Mazarico (62) el 30 de julio pasado en Corrientes 129 Este, Capital. Y además le achacan haber asesinado a su vecino De los Ríos (61).

Tras el crimen de De los Ríos, la familia de Eloy se fue a vivir a la casa de un pariente porque los familiares del fallecido apedrearon la suya y los amenazaron de muerte si regresaban.

‘Como padres, es un dolor grandísimo el que estamos pasando. Nos tuvimos que cambiar ese mismo día porque los familiares de Don Pedro nos amenazaron de muerte. Nunca tuvimos problemas con ellos‘, explicó Juan Castro. Y agregó: ‘Vivimos de prestado, amontonados. No tenemos la culpa de lo que pasó. Lo único que nos queda es ver si podemos cambiar esa casa por otra, porque allí no podemos vivir nunca más‘.