A principios de la década del '80, antes que se estrenase ‘Volver al Futuro’ en los cines locales y ‘El Auto Fantástico’ o 'Miami Vice' en las pantallas chicas, un auto que reflejaba todo el avance tecnológico hasta más allá de lo imaginable para la época, aparecía en las publicidades aunque también estaba en la calle. Como si el auto del futuro pasara por la puerta de la casa. Nada menos que una Renault Fuego.

Recientemente se cumplieron 40 años del lanzamiento de una cupé que marcó generaciones en Argentina. Renault presentó en el mercado francés en agosto de 1980  su modelo ‘Fuego’, la versión deportiva del Renault 18. Se importó al país en 1981 y el encanto fue inmediato. Su dieño era similar al del Porsche 924.

Incondicionales. Una cupé Fuego puede despertar toda clase de emociones a generaciones.

No fue un auto de venta masiva, por su costo, pero su encanto se fue edificando por varias causas: desde la avanzada tecnología para la época, influyendo en la evolución del mercado automotriz argentino, a proezas deportivas y a protagonizar una rivalidad con al cupe Ford Sierra XR4, sumándose en aquella época a las compulsas radicales-peronistas o menotistas-bilardistas.

Y todo eso también impacto, a su escala, también ocurrió en San Juan. Ernesto Vidal (55) años recuerda que en la primera publicidad que vio del auto, se despertó su deseo instantáneo por conducirla. “Compré en 1989 una de 1987 y no la vendo más. Quiero que se a quede mi hija menor”, señaló Ernesto, quien compitió numerosas temporadas en el automovilismo local. Por que a su hija menor? Recordó que escuchaba música de Michael Jackson y otras estrellas de los ’80 en el estéreo de la cupé y su hija viajaba en la panza de su madre.

Aunque ahora la está pintando de negro, el violeta fue el color que la identificó por muchos años, en reconocimiento a Juan María Traverso, por el color de sus autos en los años '90. La llevó a Mendoza varais veces para que el equipo Gerardi le retoque la motorización y además de renovrle el sistema de audio, una pintura en el lado interno del techo es otro sello personalizado.

Amor incondicional. Ernesto Vidal y su Fuego GTX II

Ernesto es uno de tantos que puede ir recitando, cual poema fierrero, lo cambios que se fueron introduciendo durante los 10 años que se fabricó el auto en Argentina. Lo mismo que todos los consultados. Así, los levantacristales eléctricos, el cierre centralizado con comando a distancia, la computadora de a bordo convirtieron sucesivamente al auto también como pionero en equipamiento. Hoy despierta admiración retro. Por ejemplo, el comando para mover los espejos retrovisores, en épocas donde no estaba incorporado el componente digiral, toda una novedad en aquel momento hoy retiene la admiración como joya analógica de la ingeniería.

"Compré una en el año 2000. Pasé de 147 a una Fuego y la experiencia de manejo fue única. Tuve que venderla en el año 2010 porque en ese momento, por necesidad familiar debía tener un auto sedán. Hoy, cada tanto veo en los avisos y si aparece una en buen estado, veo si puedo tener otra vez una Fuego", reconoció abiertamente Anibal García, diseñador industrial.

Sergio Pérez (46), bioquímico, dice que el sólo verla en la calle cuando era chico, despertó una admiración por ese auto que pudo teenr entre sus manos en el año 2009. "Fue gracias a un amigo abogado que me dijo que había una GTA Max, con el kit Berta, que estaba prácticamente abandonada, 'esperando' por una sucesión. Ninguno de los familiares la quería y la compre en un precio increíble", deslizó. Y la usa periodicamente. "Es el confort para manejar lo que la hace única a esta cupé. Además, el consumo en ciudad no es considerable", aseguró.

Uso frecuente. Sergio Pérez prefiere seguir con el voalnte de la Fuego entre sus manos.

El auto genera historias interminables. Por ejemplo, Henry Martin debutó en el año 1990 en TC2000 con este modelo.  Y entre tantas, hay algunas que sus protagonistas prefieren mantener reservada su identidad. Como el amigo de y familiar de un brigadier, que como 'gauchada' al militar trasladó en una de las primeras Fuego que se vendieron en el entonces concesionario Centro Oeste a dos pilotos de avión, uniendo el curvilínero trayecto entre San Juan y Calingasta por la entonces Ruta 12 en  80 minutos, cuando lo usual era casi tres horas de viaje para los que ya se sabían de memoria el camino. Al tiempo, subieron al conductor a un avión y le devolvieron las gentilezas. Como si fuera el ejemplo real que "la cupe Fuego es un avión", como se decía en los años '80.