Según el nuevo Manual de Prevención Sísmica del Inpres (Instituto Nacional de Prevención Sísmica), que fue actualizado este año en el contexto del 50mo aniversario de esta institución, San Juan integra la zona con más temblores de Argentina, pero al mismo tiempo tiene ‘riesgo sísmico bajo’. ¿Cómo se explica este concepto que, a priori, parece una contradicción? Es simple: este bajo riesgo está directamente relacionado con el avance en materia de construcción y el respeto que se tiene de las normas para edificaciones sismorresistentes. Rodolfo García, director del Inpres, y Daniel Soria, secretario Técnico de la Dirección de Planeamiento y Urbanismo de San Juan, coincidieron en sendas entrevistas con DIARIO DE CUYO que esto se da porque hay un alto cumplimiento de los requisitos a la hora de hacer una casa o un edificio, pues la prevención sísmica en la construcción ya forma parte del ADN de los sanjuaninos.
El nuevo Manual de Prevención Sísmica, que incluyó un mapa actualizado de la peligrosidad sísmica, indica que el Sur de San Juan y el Norte de Mendoza son las zonas del país con mayor probabilidad de sufrir un terremoto. ‘Para entender cómo funciona esto, hay que hacer una diferenciación entre peligrosidad sísmica, vulnerabilidad sísmica y riesgo sísmico’, dijo García. En este sentido, el funcionario explicó que la peligrosidad (que en San Juan es muy elevada) está determinada por la probabilidad de que ocurran movimientos sísmicos en una determinada zona, mientras que la vulnerabilidad es la susceptibilidad a sufrir daños ante un movimiento sísmico. ‘Y por último, el riesgo sísmico nace cuando en un lugar hay una alta peligrosidad y una infraestructura vulnerable. Es por esto que San Juan tiene un bajo riesgo, porque la vulnerabilidad estructural es muy baja y se respeta mucho las normas a la hora de construir’, agregó el jefe del Inpres y resaltó que San Juan es una de las provincias en las que más cuidados se tiene cuando se encara una edificación.
EL PUNTAPIÉ DE LA SEGURIDAD
Rodolfo García explicó que el terremoto del 15 de enero de 1944 produjo en el Gran San Juan la destrucción del 80% de las construcciones existentes y ocasionó miles de muertes. ‘Ese terremoto fue un punto de inflexión y no sólo marcó un antes y un después para la provincia, sino que además fue un hito para la historia sísmica del país. Después de ese sismo se comenzó a generar un reglamento que permite, hasta el día de hoy y con muchos avances a lo largo de los años, regular la construcción y hacer que San Juan sea una provincia segura’, agregó y dijo que en el Inpres notan que se conoce cada vez más sobre normas de construcción sismorresistente.
‘Disminuir la vulnerabilidad sísmica es una forma de hacer prevención y es lo único que está en nuestras manos. Y en San Juan, al igual que en otras partes del mundo, las normas para la construcción sismorresistente vienen evolucionando. Esto nunca se detuvo y está cada vez más internalizado’, dijo y resaltó que la historia sanjuanina deja en evidencia cómo año a año, las construcciones seguras fueron ganando terreno y haciéndose cada vez más comunes.
‘Si bien yo soy de la idea de que siempre podemos estar mejor y que con los sismos nunca podemos relajarnos porque no sabemos cuándo pueden suceder, las construcciones en San Juan están realizadas bajo estrictas normas y Planeamiento es un órgano que controla que esto se cumpla. En 1977, otro terremoto nos refrescó la memoria y dejó a la vista de todos la importancia de este trabajo, pues la destrucción fue mucho menor, mientras que el 18 de enero de 2021, otra vez un sismo nos puso a prueba, y aprobamos’, agregó el funcionario nacional y dijo que en relación a otras provincias, San Juan es más segura.
‘Mendoza, que está en Zona 4 dentro del mapa de peligrosidad, igual que San Juan, tiene un riesgo más elevado por una cuestión histórica. Ellos no tuvieron un terremoto que les derrumbara todo y por consecuencia tienen muchas construcciones muy viejas, que nosotros -por los sanjuaninos- no las tenemos’, concluyó al respecto.
UNA COSTUMBRE MUY ARRAIGADA
‘En San Juan hay un alto porcentaje de cumplimiento de las normas de construcción. Desde el terremoto del ’44 se aplica las normas nacionales, que son parte del reglamento para las construcciones civiles. Además, con el paso de los años se creó también el código de Arquitectura que también tiene el objetivo de hacer prevención’, dijo Daniel Soria, secretario Técnico de la Dirección de Planeamiento y Urbanismo de San Juan.
El funcionario del Gobierno local, que es el encargado de inspeccionar y dar el OK a todas las obras en la provincia, dijo que si bien no tienen cifras exactas, pueden dar fe de que ‘en la provincia hay una forma de construir diferente a otras y se hace con responsabilidad’.
‘Si bien hay un porcentaje de obras que se hacen sin el control de Planeamiento, incluso en ellas vemos que hay como una cultura de cumplir con las normas. Los constructores, albañiles y demás trabajadores de San Juan tienen interiorizadas las reglas, al igual que los ciudadanos. Es una costumbre muy arraigada. Todos queremos vivir y trabajar en lugares seguros. Las obras que vemos que se apartan de los controles, muchas veces lo hacen porque las construcciones no están declaradas o para ahorrase el pago de algún profesional. Y si bien no es lo que corresponde, vemos que se hacen con los cuidados necesarios’, agregó Soria.
A la hora de opinar que el cumplimiento de los requisitos para la edificación es grande en San Juan, Soria dijo que también vieron cómo, con el paso de los años, las construcciones de adobe fueron desapareciendo y que sobre todo ya no se inician obras con este material. En este sentido, agregó que para que una construcción sea segura tiene que estar realizada con ladrillo o ladrillón, con estructuras y vigas de hormigón armado y deben tener un buen cimiento.
‘La cubierta puede hacerse de madera, chapa, loza u otro material, pero lo fundamental es que las paredes estén bien fundadas. Con esto, ya tenemos una construcción segura. Los elementos verticales son los más importantes porque son los que resisten el embate de un sismo’, agregó y dijo que cuando ellos deben autorizar las nuevas obras casi no ven defectos graves en los planos. En este sentido, dijo que en San Juan los profesionales ‘trabajan con mucha responsabilidad’.
Dando más ejemplos del crecimiento que tuvo la provincia con el paso de los años, en relación a la prevención sísmica en la construcción, Soria comparó a San Juan con Turquía, un país que tiene una alta peligrosidad sísmica y su vulnerabilidad también es elevada. ‘Ellos -por la gente de Turquía- tienen como gran problema el incumplimiento severo de las normas. Aprueban edificios para 5 pisos y hacen una estructura de 8 pisos. Acá, eso no pasa. Los edificios en altura son hechos por constructores muy responsables que tiene experiencia y cumplen con las normas a rajatabla. Turquía tiene excelentes normas técnicas, pero por cuestiones políticas se incumplen. Cuando nos ajustamos a normas, sale todo bien. En general, la Dirección de Planeamiento de San Juan siempre estuvo en manos de excelentes técnicos, que priorizaron el cumplimiento de las normas y no hubo injerencias políticas para intentar torcer el cumplimiento. Acá, siempre se tomó con mucha responsabilidad las normas de seguridad, como una manera de proteger a la población, y eso queda en evidencia porque todos saben en la provincia lo importante que es la construcción sismorresistente’, concluyó el funcionario.
Diez claves para que una obra sea segura
Desde Planeamiento, el Inpres, el Instituto de Investigación Antisísmica de la UNSJ y algunos arquitectos sanjuaninos revelaron las principales variables a tener en cuenta a la hora de encarar una construcción para que sea segura. A continuación, las claves para la sismorresistencia de las edificaciones.
- Según el Inpres, una construcción sismorresistente es aquella capaz de resistir adecuadamente los efectos provocados por un terremoto. En San Juan, las construcciones deben realizarse según el Reglamento Inpres-Cirsoc 103.
- Este reglamento es obligatorio para las obras públicas provinciales y municipales. En el caso de los privados también tienen que regirse por esta normativa. Planeamiento es el encargado de controlar que se cumpla el reglamento.
- Una construcción sismorresistente se logra a través de la conjunción del diseño arquitectónico y estructural, los materiales utilizados y el control de la ejecución. Es por esto que se recomienda hacer la construcción con profesionales y buenos materiales.
- Existen materiales aptos para lograr construcciones seguras, y materiales no aptos, tales como el adobe, pero no existen los materiales sismorresistentes. Para comenzar una obra es fundamental evaluar el tipo de suelo.
- En el diseño de estructuras sismorresistentes se utiliza diferentes materiales como la mampostería, el hormigón armado y además el acero estructural, que es uno de los materiales que más se acerca a un comportamiento linealmente elástico.
- Todas las viviendas tradicionales (de planta baja) tienen que tener cimientos aptos para el peso que deberán soportar. Y, dependiendo del tipo de suelo, es el tipo de fundaciones que deben tener. Hay veces que es necesario hacer una zapata (un cimiento más ancho, en forma de prisma, que sirve de base).
- Generalmente, una casa de tipo tradicional necesita columnas y vigas realizadas con hierro de 10 mm de diámetro. Mientras que para los estribos se recomienda usar hierro de 6 mm. Estas medidas dependen mucho de las dimensiones de la construcción.
- Según el código de edificación se debe utilizar un hormigón de alta resistencia. Y, dependiendo del ancho, alto y dimensiones de la obra, se va agregando nuevos requerimientos para brindar una mayor seguridad ante un sismo.
- Las aberturas de una vivienda deben estar enmarcadas por una columna y una viga de dintel que son necesarias para soportar la carga de la estructura de arriba. Estas deben ser aproximadamente de la misma dimensión de las demás vigas y columnas.
- En caso de que las ventanas o las puertas sean de un tamaño muy grande, es necesario colocar vigas de carga, que son un elemento estructural diseñado para soportar cargas aplicadas en varios de sus puntos. Es recomendable que todas abran para afuera.
- La organización para prevenir todavía es una deuda pendiente
Además de la cuestión estructural, la vulnerabilidad sísmica también está determinada por la cuestión arquitectónica, funcional y organizacional de una sociedad. Es decir, por cuestiones que tienen que ver con las aberturas de una obra, el diseño interior de los espacios y su utilización, y por planes de emergencia, respectivamente. En este sentido, Rodolfo García, director del Inpres, dijo que en estos puntos San Juan tiene algunas falencias en las cuestiones funcionales y organizacionales. "En estos puntos es en lo que no debemos bajar la guardia. Es necesario trabajar más en la prevención y tener planes de contingencia claros que nos permitan saber a ciencia cierta qué hacer antes, durante y después de un sismo. Para eso, tenemos un Manual de Prevención Sísmica que puede ser descargado gratuitamente de nuestra página", dijo el funcionario.
En relación a esta falencia, García dijo que en el instituto que él comanda notan que en relación a la vulnerabilidad funcional hay muchos errores. Es que muchas veces no se tiene en cuenta cómo funciona determinado elemento o espacio dentro de un edificio. "Por ejemplo, si hay una escuela que tiene un pasillo que es la vía de escape, no puede estar lleno de bicicletas estacionadas. Tampoco se puede tener cerrada una puerta de emergencia", dijo y contó que esos errores son los que ellos notan que hay que corregir como sociedad.