No es necesario ser un "niño prodigio'' -de la talla de Wolfang Amadeus Mozart, Ludwing Van Beethoven ni siquiera de los más contemporáneos Bjork o Vangelis, sólo por citar algunos ejemplos que compositores e intérpretes que iniciaron sus carreras antes de saber leer y escribir formalmente- para poder disfrutar de la música desde muy chiquitos. Es más fácil de lo que se cree y como contrapartida, llenar desde los primeros días de vida de música, despertará a los pequeños a un mundo de inquietudes.

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Esa es una de las conclusiones a la que llegan grandes sabedores de música en San Juan consultados por eso para esta nota, quienes no solo basan sus dichos en sus experiencias personales y profesionales, sino además en investigaciones de reconocimiento mundial. Sin lugar a dudas, para César Sánchez (director de la Escuela de Música, dependiente de la Universidad Nacional de San Juan), María Pilar Mestre Llarena y Jorge Juan Echegaray de Pinkanta y el músico Emanuel Pagliari, que tiene su propio instituto, "la música es una herramienta fundamental en el crecimiento de un niño''. De hecho, algunos de ellos, incentivan para que los pequeñitos comiencen a estudiar con tan solo 3 años, porque se considera una edad dónde hay mucha avidez por descubrir y experimentar.


Claro que por más que se empiece de chiquito, aclaran que no todos tienen el talento suficiente para tocar un instrumento y llegar a un escenario para ganarse los aplausos, pero sí valoran el hecho de generarles el interés por probar, experimentar y animarse a interpretar melodías para abrir una puerta a muchos otros conocimientos asociados.


"La música nos acompaña desde antes de nacer, cuando escuchamos lo que canta nuestra madre, hasta las vibraciones que emiten las canciones a nuestro alrededor. Nos da alegría, nos ayuda a mantener la calma, a transportarnos a otros lugares sin necesidad de movernos, nos da momentos de melancolía, nos hace reír, bailar y hasta emocionarnos. Muchas veces no somos conscientes de los beneficios que nos brinda esta maravillosa compañera'', dicen los profes de Pinkanta.


Ellos consideran que "el primer instrumento que el niño tiene contacto es con su cuerpo: cuando golpea sus manos, o los barrotes de su cuna, sus propios gritos. Es ahí donde descubre estos nuevos objetos, inanimados, que necesitan de su imaginación para darles un sentido, para que tomen vida. Ese primer encuentro puede darse en su propia casa, desde que aprende a andar, con instrumentos que tenga cada uno o que hayan creado, como pueden unas ollas, sonajeros o tambores. Iniciar en la música a un niño, no significa ponerlo directamente a estudiar un instrumento, sino que antes se debe desarrollar la capacidad musical propia de ese niño: auditiva, rítmica, vocal y creadora. Desde cuándo podrían ir a un lugar a prender, sería un poco controvertido asegurarlo, pues cada persona es diferente y tiene su propio biorritmo. Pero cerca de los tres años, siempre y cuando sea jugando, respetando los tiempos que el niño nos vaya marcando, puede ser provechoso, porque no sólo se relacionará con el instrumento, sino también con sus compañeros, es ahí dónde verdaderamente aparece tal vez uno de los rasgos más importantes para el ser humano, nuestra vida social''.


César Sánchez agrega que hoy por hoy es más sencillo incorporar la música a las rutinas y, como si fuera poco, con características de mayor calidad. "No es de extrañar que un bebé tenga su música seleccionada en el celular con sólo tocar una tecla. Ese es un gran estímulo''.


Si bien en algunos casos apelan a los juegos para el primer contacto con las melodías y los instrumentos, en la Escuela de Música se trabaja con mayor formalidad y exigencia. Por eso en ese espacio, desde muy temprano se empieza con el aprendizaje del lenguaje musical.


En lo que todos coinciden es en que no hay instrumentos vedados para los chicos, pero sí algunos que resultan más naturales para ellos. "A los niños les gusta golpear y hacer ruido. Por eso la percusión es ideal'', coinciden Sánchez y Pagliari, quienes también reconocen que muchos se inclinan por los instrumentos más conocidos como el piano, el violín y la guitarra. Otros muchas veces son descartados por su tamaño o porque requieren de tener mucha fuerza para hacerlo sonar por un niño, como muchas veces ocurre con los instrumentos de viento.
 

Un mundo de sensaciones


Los entrevistados coinciden en que la música es una herramienta que:

-Ayuda a la concentración


-Ayuda a la memoria


-Incentiva la interpretación de otros lenguajes


-Permite explorar la imaginación y la capacidad de improvisación


-Fortalece la autoestima y la comunicación


-Genera responsabilidad y disciplina. También respeto por los tiempos de uno y del compañero.


-Fortalece el sentimiento y trabajo de grupo


-Ayuda a incorporar el respeto por las consignas


-Guía los afectos y el contacto social


-Enlaza con todos nuestros sentidos, agudizando el oído, mejorando el habla y la expresión


Para hacer mucho ruido

*Centro de Expresión Artística Pinkanta

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Hay talleres de Guitarra (miércoles o viernes a las 18, 19 y 20 horas), Teclado (miércoles o jueves a las 18, 19 y 20), Batería (martes o viernes a las 18, 19 y 20), Canto (martes o jueves a las 18, 19 y 20) para chicos desde 3 años. Se puede iniciar a esta altura del año.
Domicilio: Santa Fe 27 (oeste), Capital.
Teléfonos: 420-4382 y 154810794


*Entre Fusas Educación Musical


Dictan talleres de iniciación musical en grupos para chicos de 3 y 4 años y para 5 y 6 años. En estos espacios los niños arman sus instrumentos con diferentes elementos y también tocan los de verdad, según su elección, pudiendo elegir entre piano, guitarra, batería, flauta, armónica, xilofón, violín. A partir de los 7 años, dan clases grupales o individuales del instrumento elegido. Los encuentros en todos los casos son una vez por semana los días lunes, martes y miércoles a las 18 y los miércoles a las 20 horas. Nunca es tarde para empezar.


Domicilio: Pueyrredón 4222 (oeste), Barrio Córdoba, Rivadavia.
Teléfonos: 4331307 y 154512513.


*Escuela de Música de la UNSJ


La propuesta de formación de músicos profesionales (de hecho es una carrera preuniversitaria que al terminar de cursar y rendir todas las materias de cada ciclo otorga el título de Intérprete Musical) comienza desde los 5 años con talleres de viola, violín y de manera experimental, piano -se inició este año y si los resultados son los esperados se continuará el próximo ciclio-. A los 7, las clases se abren a los interesados en aprender violoncelo, guitarra y arpa, luego a los 9 se amplía el abanico con clarinete, oboe, flauta traversa, percusión, saxofón, trombón, trompeta, tuba y más adelante, contrabajo, corno, fagot y canto. Antes de eso, los chicos circulan por clases de diferentes instrumentos, van conociendo la sonoridad y requerimientos de cada uno, hasta elegir el que más les gusta. Algunos detalles interesantes: las clases (al principio 2 por semana) son anuales, son absolutamente gratuitas y en los primeros años, se entrega a modo de préstamo el instrumento a todo aquel estudiante que no lo posea. Claro que para ingresar, hay que sortear primero una audición de aptitud (aclaran que no es de conocimientos previos) para seleccionar los alumnos con mayores posibilidades, dada la cantidad de interesados. Actualmente 700 alumnos, entre 5 y 18 años, cursan esta carrera.


Domicilio: Félix Aguilar 387 (norte), Capital.
Teléfono: 4225926.