MANUAL. Todo el trabajo se hace con operarios de campo. Hay que sumar maquinaria.


Sin dudas la mejor temporada en varios años. Algunos productores consultados por este medio especializado, dicen que si en esta oportunidad no había una campaña buena en la faz económica, dejaban de dedicarse a esta actividad. Cortito y contundente.


Fundamentalmente en relación a la producción y comercialización de cebolla de ciclo largo, llamada también tardía, y en la que entran la Valenciana, la Valcatorce INTA, Grano de Oro, y otras similares, algunas con nombres de fantasía, pero todas derivadas del mismo grupo, la temporada 2018/19 será difícil de olvidar.


Aparecieron los buenos precios, empezaron a comentar los agricultores del departamento de Jáchal, allá por el mes de enero, cuando comenzaron a cosechar, en etapas de arrancado, acordonado o emballenado, acondicionado y, en unos 15 a 20 días, el embolsado final, en los típicos envases rejillas anaranjadas.


En esta oportunidad, nos vamos a referir a precios pagados en el Mercado Central de Buenos Aires (MCBA), por el kilo de bulbos de cebolla tardía (también llamada colorada en los puntos de venta) con facturación en blanco, como corresponde por legislación nacional.


Para envíos con fecha 31 de enero de 2019, hubo camiones que llegaron desde Jáchal a la capital de Buenos Aires, con un valor de $9,76 por kilo, siendo el total por bolsa de 20 kilos de $195,20, todo un récord, impensado por todo el sector al inicio de la campaña.


Para febrero, con fecha 10, hubo fletes de bolsas de cebollas, número 40, que estuvieron en $10,56 el kilo, implicando un total de $211,20, para la bolsa tradicional de 20 kilos. Una nueva suba.


En marzo, y cuando venía en alza el precio, un par de lluvias atrasó la salida de envíos de este bulbo. Y, como se analizará en un futuro, esas precipitaciones líquidas fueron las causantes de posteriores partes de parcelas de campo, con podredumbres, por entrada de agua en el cuello del bulbo. Hubo algunos reclamos por este punto, desde el sector comprador, por la aparición del llamado "pico de agua".


Para fines de dicho mes, sobre el 28 de marzo, hay registros de ventas de $13,86 por kilo, siendo el total de la bolsa de un valor de $277,20, un verdadero récord para la alegría de los productores dedicados a esta hortaliza.

SANIDAD. Hubo buen tamaño y calidad en general, pero apareció algo de "pico de agua". 


A principios de abril para el día 4, bajó a $13,50 el kilo, disminuyendo a $270 por bolsa, aún así, siendo un excelente precio para el sector.


Continuaron enviando mercadería, incluso a otros puntos del país, como el Norte y Córdoba, pero a menores valores de los que venimos hablando, por no cumplir con las fases de facturación correspondiente; siguen actuando en este negocio, intermediarios que manejan el mercado a su antojo.


Para inicios de mayo, se mantuvo a $ 13,55 el kilo, rozando los $ 271 la bolsa; y a fin de mes, pare el día 31, hubo viajes a 13,72 el kilo, totalizando $ 274,40 un muy buen precio final.


En junio, abundancia de cebolla en el país, hizo caer el precio a $ 13 el kilo, o sea $ 260 la bolsa; pero el factor clima, y el inicio del final de temporada de conservación, hizo que para el día 30 de ese mes, el kilo cotizara a $ 17,30, traduciéndose en un valor increíble de bolsa, a $346 por los 20 kilos.


Y para datos de envíos tardíos de julio, en fecha 12 de ese mes, se llegó a un precio poco pensado por los pocos agricultores que aún disponían de bulbos de conservación: $20,80 el kilo, es decir $416 la bolsa.


En la actual economía argentina, un año inolvidable por donde se lo mire.


En el análisis, en el debe, un aspecto relevante es aumentar los rendimientos, que son bajos, de 1.000, 1.200 y en el mejor de los casos 1.700 bolsas por hectárea. A pesar de ello, hubo lotes de más de 2.000 bolsas, pero pocos.


Por otro lado, también la falta de mecanización, es otro factor limitante. Tanto para clasificar, como para envasar, debe incorporarse maquinaria moderna para esta temática. Hubo pedidos semanales que no se cumplieron, ya que todo se realiza en forma manual.


En el alerta, si bien la sanidad fue buena, queda el hecho de que hubo partidas que llegaron a destino final con sintomatología de "pico de agua", causando reclamos por parte de los compradores.
El manejo del agua de riego, por un lado y las lluvias en meses claves, están vinculados a esta sintomatología.


En fin, una campaña muy buena para un sector alicaído de la agroeconomía provincial, que fuera muy importante hace unas décadas. Pero que el árbol no tape el bosque, hay mucho por hacer en mecanización, manejo de cultivo y sanidad.