Walter Gallardo suma un nuevo desafío a su vida: es el nuevo presidente del Aeroclub.


Fotos: Maxi Huyema


A las miles de horas de vuelo, los rescates en distintos puntos de la provincia, los accidentes sufridos vinculados con la aviación, ahora se suma una nueva apuesta: Dirigir el rumbo del Centro de Aviación Civil de San Juan, más conocido como Aeroclub de Pocito. Se trata del reconocido piloto Walter Gallardo, quien asumió la presidencia de esta institución el pasado 29 de diciembre. El desafío comienza con muchas propuestas tendientes a mejorar las alicaídas condiciones del predio, sus aeronaves, el camping, la escuela de aviación que se proyecta para piloto comercial (ahora sólo hay para piloto privado), entre otros aspectos.



-¿Cómo surgió esta propuesta para dirigir el Aeroclub?


Fue una iniciativa de los socios, a la que yo contesté que si estaban todos de acuerdo en armar una lista única lo hacía. No quería competir porque acá hace falta la unión de todos, y así fue proclamada el 29 de diciembre.



-¿En qué condiciones encontraste el club y cuáles son tus proyectos?


El Aeroclub ha tenido dirigentes con muy buenas intenciones, pero evidentemente equivocados en el rumbo, así es que la primera idea es modernizarlo. Hace 40 años que no cambiamos ni un sólo avión, debemos mirar al futuro y ver qué queremos de acá a los próximos 20 años. Salvo dos hangares que son privados, el resto está igual que cuando llegué a San Juan en 1984. No es posible que no se haya hecho nada más. El predio tiene 72 hectáreas de las cuales la mayoría es terreno inculto, por lo que una de las propuestas es alquilar la tierra para que los agricultores la aprovechen y nosotros obtengamos una renta. Esto sin contar que donde ahora es un desierto se vería verde y hermoso.



-¿Intentarán sumar socios en esta etapa?


Sí, claro. En la actualidad tenemos un plan de emergencia por los próximos seis meses para que quienes quieran asociarse lo hagan sin pagar cuota de ingreso, sólo con el pago de la cuota mensual que es de 900 pesos. Por el momento lo único que podemos ofrecer, además de lo aeronáutico, es la pileta y el camping que es muy lindo, pero tenemos idea de hacer canchas de paddle, tenis y mejorar las canchas de fútbol. Para todo eso necesitamos sumar socios.



- El Aeroclub ha sido siempre un importante semillero de pilotos.


Es así, tenemos muchos pilotos que salieron de acá y ahora trabajan en Lan, en Copa, Aerolíneas, Austral y en la Dirección de Aeronáutica. El nivel de instructores siempre ha sido y es excelente tanto en el tema de vuelos de avión como de planeadores y paracaidismo. Están a la altura de cualquiera de otro lugar del país. Siempre están al tanto de todo porque realizan cursos de perfeccionamiento en forma constante. Afortunadamente hay muchos chicos jóvenes que se quieren proyectar desde acá como pilotos de líneas aéreas comerciales. No hay que olvidarse que esto es una salida laboral muy importante.


-¿Cuál es la situación actual de las aeronaves?


El Aeroclub tiene nueve en total, pero ha sido tal la crisis que hay muchas que están obsoletas. Precisamente la idea es venderlas para comprar un par nuevas. De ese modo también seremos más competitivos ya que actualmente el costo operativo es muy alto. En cambio los costos de otras provincias son menores porque sus aviones son más nuevos. No hay que olvidarse que para ser piloto privado de avión se necesitan 40 horas de vuelo y no es lo mismo pagar cuatro mil y pico de pesos por una hora que dos mil y pico. Esa es la diferencia actual con otras provincias.

El piloto prepara una de sus naves favoritas para volar cielo sanjuanino.


- ¿Desde qué edad se puede ser piloto?

Nosotros contamos con la Escuela de Aeromodelismo a la que vienen niños que ya comienzan a tener las primeras nociones. A los 16 ya podés volar planeadores, a los 17 volar aviones y hacer paracaidismo. Este aeroclub cuenta con todo, es uno de los más completos del país. Nos falta escuela de astronautas nada más (risas). En todas tenemos gente, pero nos gustaría que fueran muchos más, faltan socios y yo creo que eso obedece a la falta de conocimiento.



-¿Cuál es el camino para ser piloto comercial?

En este momento damos el curso de piloto privado de aviones. Eso es lo básico. Luego se deben juntar 150 horas para obtener la primera licencia para trabajar como piloto comercial. Por eso nuestra idea es armar la escuela para que esto también lo puedan hacer acá. En este momento los interesados deben irse a Rosario, Córdoba o Buenos Aires. Nosotros contamos con gente capacitada para dictar la carrera en todas las áreas ya que son alrededor de 13 materias entre ellas meteorología, motores, reglamento de vuelo, vuelo por instrumentos, entre otros. El curso teórico intensivo dura entre seis a ocho meses, con cursado diario.



- ¿Es una carrera cara?

Sí es cara, pero si comparás con cualquier universidad es más o menos lo mismo, aún siendo pública. Yo siempre cuento que cuando empecé a volar vivía en una pensión en Buenos Aires con mis padres. Eramos muy humildes, mi mamá era la encargada de limpiar todo el lugar. Yo tenía casi 18 y mi papá me decía: " hijo no vamos a poder". Entonces le propuse que me prestara el taxi que tenía para trabajar en la noche, y con eso el sábado podía volar 30 o 40 minutos. Así lo hice. Es cuestión de proponérselo, pero claro yo no iba a bailar, ni me compraba ropa, sólo vivía para eso. El primer auto fue un ratón alemán que me lo compré a los 30 años. Hoy tengo dos helicópteros y vivo de esto, mi hijo Matías vive de esto, en poco tiempo vivirá Mariano también porque va por el mismo camino, y Gabriel, el mayor, no se dedica a volar pero trabaja conmigo en la logística de los helicópteros.



-¿Cuántas horas de vuelo tenés acumuladas?

La verdad, no lo sé. En algún momento dejé de anotar pero estimo que debo tener entre 12 y 13 mil horas de vuelo. No sé bien.



- ¿Qué preferís, helicóptero o avión?

Son totalmente distintos, me gustan los dos. Tanto es así que cuando he buscado trabajo fuera de la provincia siempre elegía donde se podían volar las dos cosas. El vuelo por instrumento en avión es muy agradable, es muy lindo hacer un procedimiento sin ver nada y de golpe aparece la pista adelante. También es muy lindo meterte a la cordillera y a las sierras a ayudar a la gente en helicóptero.



- Dijiste que llegaste a San Juan en 1984, pero creo que hubo otro momento en el que te fuiste.

En la época de Alfonsín se puso muy duro y yo como piloto ganaba 70 dólares por mes, eran 500 australes y me ofrecieron ir a trabajar a Cataratas por 800 dólares. Eso era una fortuna para mi, y no pude decir que no. En ese momento hablé con Pepe Licciardi que era el director de aeronáutica y me dijo que me tomara las vacaciones a ver como me iba y una licencia sin goce de haberes, pero cuando eso terminó el sueldo seguía igual. Ahí me dijo que lo hiciera y volviera cuando quisiera. Trabajaba un mes allá y otro mes estaba acá, y el día que decidí volver por suerte todos los ministros firmaron el decreto para que así fuera porque en ese momento se ingresaba por ese sistema.


También en la época de Gioja me fui por razones económicas porque me estaba fundiendo y ya tenía un helicóptero. Así es que me fui a Buenos Aires a ponerlo en servicio, y después volví.



- Además de pertenecer a la Dirección de Aeronáutica, ¿qué haces en la parte privada?

Ahora estamos contratados para la Vuelta a San Juan, viene la misma gente que filma el Giro de Italia, el Tour de France, la Vuelta de España, y como ya lo hicimos el año pasado y quedaron conformes, ahora lo repetimos. Nos dedicamos a muchos eventos deportivos para los servicios médicos porque uno de los helicópteros tiene camilla y está equipado para eso.



-¿Cuáles son los momentos más lindos de tu carrera?

El primer vuelo solo y cuando volví del accidente que tuve en la cordillera donde pasamos 9 días hasta ser rescatados. (N.de Redacción: El helicótero cayó el 7 de agosto de 1987. Ese día Gallardo debía trasladar hasta la zona de Pachón a Alberto Medalla y Hugo García, quienes eran técnicos de Hidráulica. El problema es que cuando llegaron a la cordillera se encontraron con una tormenta de nieve.


La nave cayó en la Quebrada de Mondaca. Desde ese día hasta el 16 de agosto estuvieron desaparecidos).

El flamante presidente junto a socios del Aeroclub.


-¿Pensaste que te podías morir?

No, nunca, al contrario: quería vivir. Tanto que teníamos un plan B en caso que no nos rescataran. Estaba con dos técnicos de Hidráulica, Alberto Medalla y Hugo García, ambos tenían mucha experiencia y Medalla particularmente era muy positivo. El plan B consistía en bajar hasta Erizo, el último punto que habíamos pasado, cavar para encontrar el refugio cubierto de nieve, ahí recuperarnos y remontar hasta el Pachón y seguir camino. No era fácil, pero era la alternativa.



-Indudablemente sos una persona positiva.

Sí, de hecho cuando me prendí fuego en la explosión que se produjo cuando descargaban combustible acá en el Aeroclub, salí a flote de momentos muy duros. Yo siempre digo que cualquiera se puede caer, a nivel económico, de salud, de lo que fuere, sin embargo hay que levantarse. Si no llegas a la muerte revolcado es que no viviste.



- Habrás hecho miles de trabajos en las aeronaves, ¿alguna vez te propusieron trasladar algo ilegal?

Sí. Yo tengo un helicóptero que estuvo en la guerra de Vietnam, muy lindo, y me contrataron para ir a Belén (Catamarca), para hacer una carga de pirquineros que tenían una mina. Yo debía llevarlos y al otro día buscarlos. El lugar era muy feo y muy difícil de operar tanto que estuve cerca de un accidente, por suerte fue un susto nada más, pero me di cuenta que no era el helicóptero adecuado para la zona. Quienes me contrataron me pedían que me quedara igual y me pagaban 50 mil dólares. Ahí me puse a pensar ¿qué traslada esta gente? , decidí regresar y no volver más.



- ¿Te viniste en helicóptero desde Estados Unidos?

Sí, tarde 16 días. Pasé de todo, desde pedirme 10 mil dólares en Panamá para seguir porque llevaba un tanquecito de combustible ya que de otro modo no daba la autonomía para llegar. Era seguro, pero igual me pedían la coima que por suerte evité pagar. También estuve alojado donde se escondía el "Chapo" Guzmán, me enteré cuando volvía porque viajaba con un piloto mejicano amigo. Pasé de todo, pero pude lograrlo porque era carísimo trasladarlo.