El proyecto "Tierra Sana" del INTA impulsa alternativas como la solarización, el vapor de agua y la biofumigación para reemplazar el uso de bromuro de metilo en la desinfección de los cultivos de frutilla, flores de corte y hortalizas.


La Argentina adhiere al Protocolo de Montreal y al Convenio de Viena, por lo que se compromete a reducir el uso de las sustancias que agotan la capa de ozono, como el bromuro de metilo.


Se trata de un gas ampliamente usado en el sector agrícola en tratamientos de control de plagas y desinfección de suelos o sustratos.


El INTA impulsa alternativas como la solarización, el vapor de agua y la biofumigación para sustituir el bromuro de metilo en los cultivos de frutilla, flores de corte y hortalizas.


Entre las técnicas no contaminantes para la desinfección del suelo se destacan la solarización, la biofumigación y el vapor de agua.


La primera es el uso de la energía solar para pasteurizar el suelo con la finalidad de disminuir la población de patógenos y malezas sin utilizar plaguicidas de síntesis química.


Por otro lado, la biofumigación es el control de plagas y patógenos del suelo por medio de la liberación de compuestos originados naturalmente de la descomposición de residuos orgánicos.


A su vez, está el uso del vapor de agua, que consiste en un flujo de vapor que pasa a través del suelo o sustrato, eleva la temperatura y destruye los organismos perjudiciales para el cultivo.


El proyecto "Tierra Sana" conducido por el INTA con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI).