La práctica de la reanimación cardiopulmonar (RCP) a una persona que atraviesa una situación de emergencia salva vidas, por lo que "la población debería tener cursos de capacitación intensiva", aseguró el médico Jonatan Marcos Mareco, involuntario protagonista de un "milagro en el aire" cuando hace días asistió en pleno vuelo a una mujer que había sufrido una descompensación que derivó en un paro cardíaco.

"Fue un hecho que no olvidaré", dijo este profesional, de 36 años, al referirse a lo que ocurrió a bordo del avión de la empresa KLM cuando regresaba al país desde Ámsterdam. Mareco se formó en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Actualmente reside en esa ciudad y trabaja en dos hospitales de ese partido bonaerense.

Mareco, junto a una colega chaqueña que también era pasajera con destino a Ezeiza, logró salvar a una mujer neerlandesa que estuvo al borde de la muerte hasta el aterrizaje en el aeropuerto de San Pablo (Brasil), en la madrugada del martes.

El joven médico, oriundo de La Plata, fue calificado como un "héroe" y el hecho se definió como "milagro en el aire". Mareco destaca "la necesidad de generar mayor conciencia en la sociedad sobre la importancia de capacitarse en RCP" no sólo tomando el curso "por única vez", sino de manera continua ya que "las técnicas se van actualizando con herramientas que tienden a la simplificación".

"Es la diferencia entre la vida y la muerte. Tenemos que seguir insistiendo en la imperiosa necesidad de concientizar a la gente para que sepa practicar maniobras de RCP", sostuvo el médico.

Egresado de la UNLP, donde es docente, Mareco cumple funciones en los hospitales Italiano y San Juan de Dios en la especialidad Reumatología, pero su experiencia como instructor de RCP y el haber elaborado un protocolo en pandemia para pacientes con covid-19 le permitió intervenir en ese avión aun en condiciones "muy desfavorables".

"La mujer (40 años) quedó tirada en el pasillo, un espacio de no más de 30 centímetros, en momentos en que atravesábamos una zona de turbulencia sobre el océano Atlántico. La gente de la tripulación intentó llevar calma a los pasajeros, ya que se produjo un gran alboroto, mientras solicitábamos elementos para los primeros auxilios. Allí entró en paro y debimos comenzar con las maniobras de RCP", recordó.

El médico volvía de un congreso sobre reumatología. "En Ámsterdam casi me dejan abajo de este vuelo, que estaba sobrevendido y finalmente pude subirme al avión. Fue como un guiño del destino, que quiso que estuviera allí para poder salvar a la pasajera hasta que se pudo aterrizar ante la emergencia", señaló.

Recordó que "casi todos venían durmiendo, en plena madrugada y hasta que ocurrió la descompensación, que bajamos en San Pablo, fue casi una hora y media de una situación compleja. Con el marido de la mujer en un estado de nervios. Poco le entendíamos el idioma".

Reflexionó sobre "ciertas falencias para actuar en emergencias en vuelos, ya que faltaban algunos elementos, la tripulación aplicó el protocolo de actuación pero se notó que su preparación no era la ideal".

Si bien se contaba con los tubos de oxígeno, carecían del aparato para controlar la glucemia que lo aportó un pasajero, a lo que se sumó la dificultad de manejarse de forma correcta con el idioma. "Hubo momentos difíciles, poco lugar para la asistencia, gente que se acercaba con buenas intenciones pero complicaba las cosas, la oscuridad, la turbulencia", indicó.

“Actualizarse”
“Ahora estamos en etapa de transición: va creciendo la conciencia de poder acceder a los cursos de RCP, pero no sólo debe quedar en eso, sino que hay que actualizarse. Saber las maniobras básicas, como hacer la compresión”, dijo Mareco.