Parásitos, una lectura particular sobre la diferencia de clases.

Con sus largometrajes, Corea del Sur es una sensación, sobre todo después del triunfo del film Parásitos, dirigido por Bong Joon-Ho, al consagrarse en 2020 como el primer largometraje surcoreano coronado en los Premios Oscar, con los premios a Mejor Película Internacional y Mejor Película, además del de Mejor director y guion original. El fenómeno no quedó ahí. Fue creciendo hasta sostenerse en el tiempo y cobrar fuerza tanto en las plataformas como en la meca del cine, con otros films como Sobrevivientes: después del terremoto, de Um Tae-hwa; y el reciente Sleep ¡No te quedes dormido!, de Jason Ju, con buena crítica en distintos festivales.


Sin embargo, esto no sucedió de la noche a la mañana, como afirmó el reconocido fotógrafo, fundador de la Escuela de Animación Doble Zeta y cineasta, Mario Bertazzo; y los jóvenes realizadores y egresados de la ENERC, Martín Managua y Erica Quiroga. Consultados por DIARIO DE CUYO acerca de este fenómeno -que no dejó afuera a las salas de San Juan- los profesionales señalaron que estas producciones cruzaron sus límites territoriales, ganando reconocimiento debido a la existencia de una ley de proyección local y una normativa económica para atraer inversiones privadas con el aporte del Estado, la referencia a un tema geopolítico y la influencia de la narrativa hollywoodense.

Sobrevivientes: después del terremoto, sobre un grupo de personas que busca refugio en el único edificio en pie.


"Corea de Sur ha tenido una política muy acertada y coherente con el paso del tiempo. Ellos fomentaron una ley que obligaba a tener 176 horas anuales de exhibición de cine nacional en sus salas, activando el mercado para después pensar en exportar. Además, dentro de este fenómeno se destaca una política netamente industrial, sin desmerecer la parte artística: ellos han sabido combinar la calidad con las cuestiones de mercado, tomando el modelo de Hollywood, adaptando su estética, moral y narrativa a lo que el mundo está acostumbrado a consumir", fue la visión de Bertazzo acerca del actual esplendor de este tipo de cinematografía.


"Esto se conoce como el Hallyu coreano u ola coreana y refleja la globalización y la fusión de culturas. Estas producciones no sólo son reconocidas por su calidad técnica, sino que actúan como ventana a la compleja trama de su sociedad", agregó Quiroga, para quien las cintas surcoreanas han demostrado "su capacidad para emocionar, entretener y dejar una impresión duradera en los espectadores, siendo así una de las industrias más consumidas en Latinoamérica".

Sleep ¡No te quedes dormido!, donde una extraña situación pone en jaque a un matrimonio.

Por su parte, Managua subrayó que se trata de un cine "relativamente nuevo" a causa de "la división geopolítica tras la ocupación de Japón" y "la II Guerra Mundial", cuyo auge sobrevino con su independencia. Y al igual que Bertazzo, puso el acento en las gestiones políticas que "prestan atención al cine buscando su identidad", apuntó. 


"El cine surcoreano pasó por varios procesos políticos cuando estuvo en la parte comunista y tuvo que esperar mucho tiempo para diversificar esa idea de hacer un cine nacional y propio. Recién en los '90 y 2000 pudo conseguir el objetivo de vender su cine ya en un marco industrial", aseveró el joven en referencia a su contexto histórico. 


En cuanto a los elementos estéticos y estilísticos que cautivan al público del mundo, el veterano creador local destacó que la lógica narrativa "fue evolucionando y cambiando con sutilezas, pero la estructura es prácticamente la misma con una introducción, un conflicto y un desenlace", aclarando que otra de las características es su relato universal. Al mismo tiempo, Managua sostuvo que "en cuanto a estilo", sus géneros "tienen mucho de Alfred Hitchcock o Brian De Palma, utilizando una narrativa clásica que todo el mundo puede entender, con elementos del cine policial o fantástico y una vuelta de tuerca propia, que marca su identidad".


"A través de sus historias, este cine retrata su evolución cultural, explorando aspectos como la influencia de las tradiciones, la representación de conflictos sociales contemporáneos, la expresión de identidad y género; y la profunda huella dejada por la Guerra de Corea", agregó Érica en relación a las temáticas abarcadas en general. Algo en lo que Martín converge sumando que: "Todo tiene que ver con su idiosincrasia, con una sociedad relativamente nueva". 


"En pocas palabras -como dijo Quiroga-, el cine de Corea del Sur y el Hallyu coreano han ganado popularidad global debido a su calidad cinematográfica y la capacidad de contar historias cautivadoras. Estas películas ofrecen una ventana fascinante a la cultura y sociedad coreanas, y continúan dejando una huella. Así como otra parte importante de la cultura audiovisual coreana son los ""K-dramas" que pueden verse en todas las plataformas".


Finalmente, todos coincidieron en que, si bien se puso de moda con una peli que irrumpió al ganar el Oscar y romper el molde, como fue Parásitos; se trata de un trabajo que viene desde hace mucho tiempo con programas gubernamentales sólidos y coherentes, como puntualizaron sobre el furor de esta industria proveniente de un país asiático.

> ELLOS DICEN

> Mario César Bertazzo - Cineasta

Ellos tienen una relación estado - producción privada muy estable pese a los cambios de signos políticos. Siempre el privado que va a invertir necesita reglas claras y el Estado ha estado siempre presente, pese a las dificultades y los cambios de signos políticos, y en eso Sur Corea se ha destacado apostando desde el Estado, como el cine de Hollywood pese a que va en decadencia, pero de una manera muy inteligente con un criterio de exportación muy sólido para que no quede sólo en el público surcoreano. 

> Erica Quiroga - Realizadora

Con títulos como Tren a Busan, de Yeon Sang-ho; Parásitos, de Bong Joon-ho; y El teléfono, de Lee Chung-hyeon, el cine de Corea del Sur ha logrado cautivar a un público diverso debido a su originalidad y calidad. Muchas de ellas incorporan elementos de su rica historia. Directores como Park Chan-Wook, en La Doncella, han fusionado elementos tradicionales con narrativas modernas, creando obras que celebran la herencia cultural de Corea del Sur.

> Martín Managua - Egresado de ENERC

Al convertirse en un país procapitalista, la paradoja en las cintas sur coreanas es que siempre está esa crítica al capitalismo tardío. También está la excusa de emplear un género fantástico o de terror, como los films de zombies, para criticar al propio individualismo de la sociedad capitalista, está muy plasmado ese concepto y en el título Parásitos puede verse en cuanto al análisis de la diferencia de clases sociales haciendo que el espectador se sienta identificado con un personaje, una historia o un mensaje.