El inglés Robbie Williams está de regreso con una muy buena producción que antes de su lanzamiento tuvo como adelantos las canciones "Party Like A Russian" y "I Love My Life", una canción dedicada a su esposa, la persona que le cambió la vida.

 

En Mayo de este año anunció que había firmado contrato con Sony Music y que estaba muy ansioso por entregarnos un disco nuevo. La espera valió la pena. No esperen un nuevo "Angel" o un “Rock DJ”, pero créanme que Williams no perdió su olfato de hit y logra un gran disco. Además de los adelantos esta producción pasa por muy buenos momentos en "Mixed Signals", "Motherfucker", "Bruce Lee", “Sensitive", "David’s Song", "When You Know", "Best Intentions" y "Marry Me". Es como estar escuchando un disco de Grandes Éxitos antes de ser éxitos.

 

Pueden reconocerse algunas influencias, como Beatles, Oasis y Justin Timberlake pero sin perder el sello Williams. Tiene tendencia a repetirse en algunas canciones de ritmo machacoso, pero eso no empaña la fiesta. Robbie Williams regresó y nos regaló un gran disco de un gran artista, de eso no hay dudas.