Más de un transeúnte se sorprendió ayer sobre el mediodía, cuando se encontró con Matías Alé cruzando la calle Mitre, antes de Mendoza. El actor se dirigía a la sede de la Asociación Bancaria, quien lo trajo para conducir y animar la cena del Día del Bancario; y horas antes estuvo dispuesto para charlar con quienes quisieran. En ese marco, distendido y siempre amable, Alé dialogó con DIARIO DE CUYO sobre su salud y su presente laboral, fuera de la pantalla de TV pero de cara a su segunda temporada de teatro en San Rafael, Mendoza, donde el año pasado hizo "Mister Amor, casi casi un galán" y este verano protagonizará "Ellas mandan", junto a Tomás Fonsi, Omar Caliquio y la local Antonella Lorenzo. 


"Estoy muy bien... muy contento, preparando esto que es una propuesta distinta" dice el actor, que mientras espera el debut, además de los ensayos, va por las provincias en su rol de conductor de diferentes acontecimientos sociales, oficio que también le gusta.


"El teatro me apasiona, ese contacto con la gente... y la conducción también, la verdad es que yo me siento cómodo en las dos y me hacen muy bien", explica Alé, quien en agosto pasado organizó una gran fiesta para celebrar sus 40 años, y que también fue una suerte de "limpieza" de una mala racha de salud, que obligó su internación y tratamiento y puso su carrera en jaque.


"Es un año que no es igual a todos, pero a pesar de muchas cosas que me pasaron y que no estuvieron buenas, el balance es positivo, en el debe y el haber tengo mucho mucho a favor, y lo que me pasó también me ayudó a aprender a saltar los escollos y a transformarme", cuenta viendo siempre el vaso medio lleno. Y continúa: "Es como el Ave Fénix ¿no? Yo vengo del fondo del mar, hace dos años para esta época estaba internado y ahora estoy conduciendo un evento en San Juan y preparándome para la temporada... Como que la vida me da una segunda oportunidad... entonces los 40 llegaron y me patearon la cabeza".


Consultado sobre si su mal momento sirvió como tamiz dentro de su entorno, Matías dijo que sí, pero rápidamente aclaró que no fueron muchos los que se abrieron, y que las personas que se quedaron a su lado "son súper valiosas, gente que trato de cuidar, de mantener al margen de todas mis locuras... mi familia, 15 o 20 amigos, más mis médicos, ¡somos un grupo que con ellos voy a las Malvinas de vuelta!".


"¿Si soy feliz? Sí, sí, estoy en un 8, me faltarían dos puntitos para ser el 10 que siempre fui, pero es un 8 que para mí vale muchísimo porque vengo de un -20", confiesa, abierto y transparente. ¿Y cuáles son esos dos puntitos que faltan para ser completamente feliz?, es la pregunta. "No tienen un nombre. Yo creo que simplemente es el paso del tiempo para borrar todo lo que sufrí, creo que es cuestión de tiempo para tomar conciencia de que me quedan muchos años por delante para poder disfrutar, también de mi mamá que está grande y a mi hermano... Van a venir solos, con el paso del tiempo...", responde.