Buenos Aires vivió una postal irrepetible la noche del martes 11 de noviembre, cuando Johnny Depp llegó al barrio de Palermo para encabezar la avant-premiere de su nueva película, “Modigliani, tres días en Montparnasse”.

Depp avivó la expectativa de una ciudad movilizada por un acontecimiento cultural que desplazó los límites habituales del séptimo arte.

Desde temprano, el clima denotaba algo extraordinario. Seguidores apostados desde el mediodía, pancartas y retratos en alto, cánticos en cada esquina y gritos que se multiplicaban a medida que avanzaba la tarde crearon un marco único en torno a la avant-premiere.

En las inmediaciones del Cinemark Palermo, la agitación era constante: los fans mantenían vigilia, coreando los nombres de los personajes emblemáticos encarnados por Depp, y buscaban captar su llegada con teléfonos, cámaras y mensajes instantáneos para redes sociales.

El arribo de Johnny Depp generó una conmoción visible en los alrededores del cine, donde la intensidad de los aplausos, los gritos y la emoción colectiva dejó un registro insoslayable de la relevancia del encuentro. Algunos fanáticos llegaron temprano. “Estoy desde las 12 del mediodía”, relató una joven con lágrimas en los ojos. El público llevó pancartas y banderas alusivas al actor y sus películas.

Cuando Depp hizo su aparición, el fervor superó toda previsión. El recibimiento fue tan intenso que el entusiasmo y la emoción se extendieron desde la entrada hasta la vereda. El actor respondió al clamor del público con saludos, sonrisas y gestos de agradecimiento, lo que le dio al evento una atmósfera que condimentó la presentación y dejó claro el vínculo que lo une con sus seguidores argentinos. El público lo aplaudió, lo vitoreó y luchó por captar un saludo, una mirada o un autógrafo, con un frenesí que reflejó el carácter histórico de la noche.