Ganar o ganar. A eso se juegan este tipo de partidos. Lo estético se deja de lado, se aprietan fuerte los dientes y, sea como sea, hay que llevarse los tres puntos. Así lo entendieron Aldosivi y Central Córdoba de Santiago del Estero, que ayer jugaron una final anticipada para zafar del descenso. Y, en un mar de imprecisiones y ansiedad, el equipo del Sapito Coleoni se hizo dueño del océano y se comió crudo al Tiburón.

Ambos entraron al campo de juego más preocupados por el arco propio que por el del rival. Con la idea de mantener su arco en cero y después pensar en inflar la red contrario. Estar en la parte más caliente de la tabla de los promedios hace que cualquier error se pague carísimo y que el temor de cometerlo crezca. Y así lo sufrió Pocrnjic: el arquero salió a buscar una pelota que a priori parecía sencilla, Miers intentó hacerle la cobertura y entre los dos se terminaron complicando. Para colmo, el goleador Herrera estaba atento, aprovechó el fallo y convirtió un tanto que el Ferroviario necesitaba como el agua. Desde allí, los santiagueños se replegaron y le dejaron toda la responsabilidad a los de Hoyos, que terminaron a los tumbos la primera mitad.

En el complemento, Aldosivi salió decidido a buscar el empate. Con poco margen de error, y con más empuje que claridad, los de Mar del Plata tuvieron chances para hacerlo, pero no estuvieron finos para dar la puntada final. La propia desesperación hizo que el dueño de casa quedara mal parado y, nuevamente en los pies de Herrera, el Ferro tuviera un mano a mano para cerrar la historia, pero esta vez el duelo fue para el 1 del local. Y la historia volvió a repetirse: el Tiburón fue y desaprovechó la que tuvo, y el Ferro le puso fin al trámite. ¿El encargado del 2-0? Dany Cure, con un remate fuerte al primer palo.

Y así se volvió Central Córdoba. Con la certeza de haberse llevado un partido que vale muchísimo más que tres puntos y habiendo dejado en el camino una parada dura en La Feliz. Saben que van por la vía correcta.